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viernes, 14 de junio de 2019

BRASIL: ¿HASTA DONDE FUE PROGRESISTA LULA?

De vez en cuando, la izquierda sigue reclamando la libertad del ex mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (fotos), con justa razón, pero se ha dejado en el olvido al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, al ex presidente peruano Ollanta Humala, al líder colombiano Jesús Santrich o el hecho de que a cada rato se le inventa algo a la ex presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner. Lula tiene en los reclamos una suerte de privilegio, tal vez porque Brasil es un "gran país", geográficamente al menos.
La economista francesa Myléne Gaulard ha recordado en una entrevista reciente disponible en la red que Lula no hizo una política tan popular, y cabría agregar que en política exterior no llevó la batuta sudamericana y latinoamericana en general: la tuvo el extinto venezolano Hugo Chávez y luego todo se fue al agua.
     Como lo recuerda Gaulard, con Lula se consiguieron ingresos para reducir las desigualdades regionales dentro de Brasil y para contratar cada vez más trabajadores (!pero no calificados!) gracias a la reprimarización de la economía, es decir, su desindustrialización. Las bases que permitieron cuadruplicar el salario mínimo en los años 2000 y hacer políticas sociales (como el programa Bolsa Familia) eran frágiles. Cayeron los precios de las materias primas a partir de 2012 y desde la presidencia de Dilma Rousseff llegó la austeridad.
       No está de más recordar, como lo hace Gaulard, que con Lula se tuvieron en Brasil tasas de interés a niveles extraordinarios, por lo que el país fue paraíso de los especuladores. Igualmente, aunque llegó al gobierno con el apoyo del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Lula pactó tranquilamente con el agronegocio, nombrando a sus representantes y a grandes terratenientes en los Ministerios de Agricultura y Desarrollo Agrario/Agricultura Familiar, En los trece años en que gobernó el Partido de los Trabajadores (PT), los intereses de las clases dirigentes no se vieron en absoluto contrariados. Y por lo demás, el impacto del programa Bolsa Familia fue más mediático que social: según Gaulard, se le destinaba nada más un 0,45 % del producto interno bruto (PIB) y la reducción de la pobreza, sobre todo en regiones como el nordeste, acabó siendo coyuntural.
En suma, salvo en la salida coyuntural de millones de la pobreza, no hubo en la política de Lula ni de Dilma Rousseff nada de especialmente "progresista", pero sucede, agreguemos, que el dirigente brasileño sabe seducir y no deja de tener algo de hábilmente histriónico. La política económica de Jorge Glas en el Ecuador, por ejemplo, fue mucho más de avanzada, pero es que en la izquierda el tiempo no siempre está a favor de los pequeños.


FANÁTICAMENTE MODERADOS

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