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miércoles, 26 de junio de 2019

BRASIL: LOS MARIACHIS CALLARON...

Ahora se sabe con mayor precisión, aunque en realidad es algo de lo que ya se tenía conocimiento, que el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue llevado a prisión por motivos políticos y sin ninguna prueba judicial contundente. El proceso contra Lula fue completamente irregular, comenzando por el hecho de que las pruebas en su contra fueron conseguidas de un reportaje periodístico. Se le atribuyó por lo demás al ex presidente una propiedad cuando ésta ni siquiera existía.
      Lula debió ser juzgado en Sao Paulo y no en Curitiba, pero de haber ocurrido así el dirigente obrero no habría caído en manos del juez Sergio Moro (fotos), un playboy oscuro y hoy convertido en ministro de Justicia en Brasil. El fiscal de la causa Deltan Dallagnol reconoció no estar seguro de que las pruebas contra Lula fueran fehacientes. El mismo Dallagnol pidió que se "amarrara bien el caso" porque los indicios contra Lula eran de lo más frágiles. Frente a lo dudoso de todo el proceder, Sergio Moro entró en acción.
     En efecto, sobrepasando las funciones que legalmente le correspondían, Moro estuvo orientando a Dallagnol (la ley veta este tipo de contacto). Ambos manifestaron en sus comunicaciones intenciones claramente políticas contra el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula, "rezando" para que no ganara las elecciones. También celebraron las manifestaciones contra la mandataria Dilma Rousseff. Dallagnol y sus abogados hicieron todo lo posible por impedir que Lula diera entrevistas a periódicos, pese a la autorización del Supremo Tribunal Federal.
      Descubiertas las irregularidades, los abogados de Lula pidieron dos habeas corpus, argumentando que Moro fue parcial, pero el Supremo de Brasil rechazó las peticiones. Moro, por su parte, mostró que las revelaciones sobre su forma de actuar le importan un comino.

     En suma, Lula es inocente y la Justicia brasileña está delinquiendo, pero es de lo que se trata en gobiernos como el del Brasil del mandatario Jair Bolsonaro y otros de Sudamérica. En estas circunstancias, es un poco raro que algunos analistas de izquierda estén esperando a cada rato y a la menor aparente ocasión la liberación de Lula: es un preso político y jueces y fiscales manifestaron claramente que su actuación es política. Por lo demás, casos como el de Lula hay varios en el subcontinente americano, pero los dizque liberales y personas como la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la ex mandataria chilena Michelle Bachelet, no hacen absolutamente nada. Si es la obsesión con Venezuela, la cosa cambia, desde luego. ¿Por qué los dizque liberales de América Latina callan por completo ante la forma completamente torcida de actuar de la Justicia en varios países de la región?



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...