"Asunto de comadres" no es forzosamente algo positivo en América Latina, aunque una comadre no es obligatoriamente algo negativo. Tampoco se trata de que sea pueblerino: hay comportamientos que se pretenden de alcurnia y se encuentran en gente acomodada y, en todo caso, un poco ociosa. La oposición mexicana, carente de todo proyecto -se equivocó si creyó que Cuauhtémoc Cárdenas le iba a hacer el trabajo-, parece no tener nada mejor que hacer que girar en torno al presidente, Andrés Manuel López Obrador. Lo curioso, lo que puede destantear, es cómo se hace la crítica con alarde de moralidad (aunque, éso sí, rara vez se mencione la palabra "ética"), con mucho de indignación. Hay que notarlo -es un puro ejemplo- en alguien como Héctor de Mauleón, que difícilmente debe tener tiempo para pensar. Maullón, como es conocido en el oficialismo, se indigna una vez sí y la otra también, y llama a otros a seguirlo en el tono.
Uno no conoce a todas las madres, pero de repente parece que es posible imaginarlas, a través de sus machitos. Las co-madres de hasta hace algún tiempo se reunían a tomarse algo en alguna casa, hasta que el marido volviera del trabajo. En la alta sociedad también se estila, porque la ociosidad es mayor. La plática consiste en, como se dice, "comerse vivo" a todo el mundo, pero es en el tono en el que hay que reparar, más allá del principio acostumbrado de cada frase con un "!ay!". "!Ay!¿Qué crees?""!!Ay!¿A que no sabes?", etcétera. Ya despertado el morbo, difícilmente hay quien se quiera quedar fuera, aunque no sea por ser visto con sospecha. "!Ay!¿te fijaste la cara que puso?". Si es necesario pasar a la maledicencia, pues que sea: a todo lo que da.
Esto es el "fíjate que...", pero la oposición, dueña de los grandes medios de comunicación y que le llama "conversación pública" al trasfondo descrito, le agrega, como en la cantinela (da click en el botón de reproducción), el "fíjate fíjate fíjate, !no puede ser!". Cualquiera que haya asistido al conocido comadreo se percata de que hay algo que no suena auténtico, que está actuado, pero hay que subirle el tono, porque, después de todo, y por ello es moda de origen oligárquico, lo que cuenta es el escándalo. En asuntos de la vecina, no en la casa propia que, como se sabe, es el castillo de la pureza.
"!ay!¿ya viste cuántas propiedades tiene ese señor?"!!ay!!quién la viera, mira cómo le cobra a sus agremiados, pero si es el colmo, qué insolencia!" "¿Y ya supiste lo del hermano del presidente? Un millón de pesos, Dios nos agarre confesados!""!Ay! Eso no es nada, ya viste en qué anda José Ramón!"."!Ay claro, si ya decía yo que este iba ser el peor sexenio de la Historia!""Ay, qué descarado, Elenita ya le dijo que pare sus Mañaneras y ahí sigue""!Ay" Pues yo digo que ya está polarizando a la sociedad, no?". !Ay, no puede ser! Habráse visto. !Pero qué atrevimiento!
Luego está el tipo de pueblo, que no es garantía de nada. El ex presidente ecuatoriano Rafael Correa sugería alguna vez que, si se publicaba que tenía un gran yate en Florida, no iba a faltar quien jurara haberlo visto: "!claro"!!Y no es nada, alcancé a mirar en el muelle que en el yate de Correa iban cuatro conejitas de Playboy!"."!Cómo ha sufrido nuestro país!".
Si acaso, el lado varonil de quienes pudieran tener cierto prototipo de madre se muestra en un machismo apenas disimulado por reivindicaciones sobre el feminismo (qué novedad: no vaya a ser que me pegue mi mujer o me regañe mi santa madre). Se comportan como quienes, al final de la parranda, no encuentran nada mejor que putearse (con perdón) al que no toma con el grupo: que es un miserable, un canalla, el colmo de la mezquindad y otras cosas que, en altas horas de la madrugada, terminan por rebasar la simple designación de quien no le entra como "autoritario" y "populista". Dicho en otros términos, es la "conversación pública" en lo que se conoce como "puntos pedos" ("!pero a tí si te quiero, mi Quique Krauze, me cae que eres grande!").
Si se observa que no hay mucho análisis que digamos, que llueven los calificativos y, como se ha dicho, que no hay ni una idea para el país, pero sí una enorme indignación, es posible decir que la oposición ha reducido "la conversación pública" a lo que se conoce prosaicamente como un "pleito de viejas" (cuando no a dimes y diretes de antros), al que Don Quijote responde con citas de Melchor Ocampo. Por algo el ingeniero Cárdenas ha preferido la discreción, aunque dejando dicho que no ve proyecto de nación. Por cierto: ¿no será que Cuauhtémoc ya estuvo en la alberca de 25 metros en Houston?¿O que López Obrador le dió una lana? "Disfruten", diría Maullón. Cuatro años golpeando sin poder sacar ni una sola idea programática.