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jueves, 9 de febrero de 2023

ECUADOR CUESTA ARRIBA

 La derecha ha vuelto a demostrar, a partir del Ecuador, que es incapaz de gobernar y que carece de imaginación y proyecto. El actual presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, no puede más que seguir como su predecesor, Lenin Moreno: haciendo campaña contra el ex mandatario Rafael Correa con las cosas más inverosímiles en un intento de legitimarse. Entretanto, el riesgo del Estado fallido persiste a la vuelta de la esquina.

      El grado de descomposición del Ecuador, país sin el menor estado de Derecho, ha terminado por llegar a las calles: la tasa de homicidios ya está entre las más altas de América Latina, cerca de Colombia y Venezuela, y para más señas por encima de México. Entretanto, la crisis acumulada ha salido a flote con la aparición pública y la permanencia de los peores especímenes de servicio a Estados Unidos, cinismo, golpeteo y ambición personal. Debe llamar la atención cómo una parte de la intelectualidad ha preferido el silencio, regateándole a Correa la evidencia de que antes de la traición de Moreno y la entronización de Lasso las cosas estaban mejor, y de lejos.

     Más allá del problema planteado por el crimen organizado, que se está encarando según la línea estadounidense (favorecer al cártel de siempre contra sus rivales), la unidad nacional sigue en entredicho, pese al triunfo, a fin de cuentas más bien exiguo, de Pabel Muñoz para la alcaldía de Quito (25 %), la capital. Lo verdaderamente significativo es el afianzamiento de la Revolución Ciudadana en la costa, y de manera muy particular en Guayaquil, donde se han acabado tres décadas de reinado social-cristiano, a partir del triundo de la Revolución Ciudadana con el ex vicepresidente del equipo de fútbol Barcelona, Aquiles Alvarez. Menos mencionado, pero igualmente importante es que haya ganado Marcela Aguiñaga, lideresa de la Revolución Ciudadana, la prefectura de Guayas, la más grande del país y la que más recursos maneja.

     Hubo nueve alcaldías, incluyendo la de Cuenca, donde los triunfos fueron con menos del 25 % de votos. Algo debe llamar la atención: el movimiento indígena Pachakutik sigue siendo una fuerza de gran importancia. Más allá de algunos espacios serranos puntuales (Tungurahua, Bolívar, Cotopaxi), Pachakutik se ha hecho fuerte en buena parte de la Amazonía. No deja de haber cierta atomización del voto que puede expresar la permanencia de preferencias clientelares. Pese a la débil votación del triunfo de Revolución Ciudadana en Quito, se reeligió, por el mismo partido, la prefecta de Pichincha (donde se ubica la capital), Paola Pabón.

      El partido de la Revolución Ciudadana se ha movido al centro, pero destaca como el único que, aún con una fuerza abrumadora en la costa, puede gracias a la presencia en las grandes ciudades de la sierra (Pichincha y Azuay) garantizar un mínimo de unidad nacional, a diferencia de los "feudos" de unos y otros, incluyendo los de Pachakutik. Faltando dos años para las elecciones presidenciales, es de esperar que la tendencia se consolide, en particular en los centros urbanos serranos, para cerrarle el paso al desmigajamiento del que únicamente puede salir victorioso el crimen organizado. (para una antigua canción ecuatoriana, da click en el botón de reproducción).



LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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