Mi lista de blogs

domingo, 18 de mayo de 2025

DESATADOS

 América Latina todavía tiene una añeja tendencia a los personalismos: el líder "personalísimo" puede ser objeto de adulación, para que distribuya, pero puede ser también quien se convierta en chivo expiatorio, por lo que un día se puede estar en la gloria, y al siguiente, en el suelo. No es algo cultural, ya que también existe por ejemplo en África y Asia. Es un rasgo precapitalista, con la creencia de que la persona "tiene" en sí misma el poder.

        En América Latina, pese a lo que se le quiso atribuir, el que fuera presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador cumplió. En más de un aspecto, pese a defectos ciertos, tuvo la energía extraordinaria de abrir camino, aunque en un sistema tan presidencialista como el mexicano tal vez no debió exponerse tanto ante los medios de comunicación masiva. López Obrador ganó mucho entre la gente "de abajo" por no dejarse y decirles "sus cosas" a los privilegiados. En algún momento, la estudiosa Viridiana Ríos detectó esta peculiaridad: gustó lo franco y directo del mandatario. La actual presidentA Claudia Sheinbaum tiene otro estilo, pero no es lo que se llama coloquialmente en México "dejada", y tiene una popularidad inmensa. Como sea y pese a las especulaciones de los medios y la oposición, López Obrador cumplió con las reglas peculiares del paradójico "sistema" mexicano, que pasados seis años de gobierno obliga a un ex presidente a callar. Es también una forma inteligente de respetar la investidura de Sheinbaum.

        Cabe decir que en el Ecuador, en 2017, Rafael Correa no buscó la reelección, y planteó retirarse a trabajar en Bélgica, de donde es originaria su esposa. Las cosas quisieron que el gobierno de Lenin Moreno traicionara, y Correa siguió en política. Sin embargo, recientemente bajó su perfil y dió todo el lugar -merecido- a la candidata de la Revolución Ciudadana (RC), Luisa González. En el caso ecuatoriano, son más los medios de comunicación los que dan a entender un "personalismo" de Correa que hoy no es tal, y que no quiso ser en 2017, ni siquiera con alteraciones Constitucionales. Hasta donde lo es, sin pretender serlo, Correa es "necesario" por su formación y su ética. Pero González no es "la señora de Correa" ni nada parecido. Lo que toca a la RC y consiguió con mucho con González es ir más allá del "correísmo". Dicho sea de paso, en México está limitado el "lópezobradorismo" y es una bajeza personalizar un pleito con alguien como el ex mandatario, como llegó a hacerlo recientemente el muy bajo ex presidente Ernesto Zedillo, sin aportar ninguna prueba de que Sheinbaum esté manejada por López Obrador, por lo que no se trató sino de la más refinada mala fe.

         Es conocido que algunos se "engolosinan": Fidel Castro batió todo un récord con medio siglo de liderazgo; Daniel Ortega es ciertamente personalista, y Hugo Chávez lo era a rabiar, lo que le costó perder un referéndum y tal vez la salud. Hasta aquí, pese a sus paradojas, el "sistema" mexicano, que parte de la no reelección, es el más institucional, y ya no se reduce a "turnarse para robar". Otro que se excede es Nicolás Maduro en Venezuela. Por lo general, este tipo de personalismos muestra un bajo grado de institucionalización y un fuerte clientelismo. Ortega es discreto, pero abusaron Castro y Chávez. A Fidel Castro también le costó la salud. Sin embargo, hay que considerar que Raúl Castro no quiso eternizarse y que, de acuerdo con una mayor institucionalización, Miguel Díaz-Canel está por un periodo limitado. Lo anterior obliga a todo un trabajo generacional nada fácil.

       En Bolivia, Evo Morales, durante largo tiempo en la presidencia, perdió la cabeza. Ya había perdido un referéndum para reelegirse, pese a una errónea injerencia de los medios en esta consulta, y aún así buscó un pésimo subterfugio constitucional para buscar un nuevo periodo, lo que lo llevó a caerse. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, le sugirió a Morales que estaba en un error, pero Lula también lo está con sus reelecciones y ya no da, sin resolver el problema del relevo. En Bolivia, Luis Arce se hizo a un lado, con lo que dejó las sospechas sobre una posible ambición ilimitada, pero hasta ahora Morales persiste en ser candidato, a riesgo de fracturar a la izquierda. Morales ha afirmado que Eduardo del Castillo, candidato del MAS (Movimiento al Socialismo), es "agente de la CIA" (Central de Inteligencia Americana) y candidato de los "grandes narcotraficantes". Dado el calibre de la acusación, Morales debe APORTAR las PRUEBAS que tenga. Lo anterior (que se acompañó de tildar de "fascista" a Del Castillo), para salir de la probabilidad de que Morales haya terminado por creer que él "tiene" el poder, como un poseído, y que por lo mismo todo le está permitido. Arce se puso al margen de personalismos, y por lo pronto no es posible saber si Del Castillo es o no un Lenin Moreno. Una candidatura de Morales puede dividir, pero, si no se trata de otro indígena más que "oye voces", es de lo más importante que Morales COMPRUEBE lo que dice, y no por Del Castillo o Arce, ni porque "Evo es Pueblo", sino por el bien de Bolivia como país soberano frente a la desestabilización que echó a andar Estados Unidos con los Demócratas. (da click en el botón de reproducción).



AHÍ VIENE EL LOBO

 De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great  y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su prime...