A raíz de sucesos recientes conocidos, resulta que medio mundo se ha improvisado policía y "descifrador de mensajes". No falta, como es costumbre, quien quiera desestabilizar con que "si éso les puede pasar a ellos, qué nos puede pasar a nosotros", lo típico con la sensación de inseguridad para ofrecer ""mano dura", que es lo que ha hecho aparecer en México la oposición, desde hace rato, y al margen del eterno problema de coordinación entre instancias. El ex presidente Felipe Calderón, muy mal parado, fue de los primeros en salir a exigir esclarecimientos, como luego el ex candidato presidencial Ricardo Anaya, con Acción Nacional al unísono. Para facilitar las cosas, no es de "buenos" contra "malos", como lo muestra la protección indebida al gobernador del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, al menos que sea la sempiterna línea de arriba, recientemente recordada por María Idalia Gómez: es "la chapiza", con el fentanilo, no "la mayiza" la que cruzó "líneas rojas". Y Rocha Moya estaba "del lado correcto de la historia" mientras Don Ismael arreglaba cuestiones académicas de la UAS (Universidad Autónoma de Sinaloa).
La Ciudad de México ha tenido la suerte de no ser clave geográfica para el tránsito de droga, aunque, como ocurre en otros países de América Latina, por esta "calma"" es un lugar de lavado y de narcomenudeo, lo segundo un secreto a voces, y no tan nuevo. Lo que los gobiernos de centro-izquierda de la capital mexicana han hecho es evitar la presencia de las "grandes ligas", del tipo Sinaloa o Jalisco Nueva Generación, pese a que desde también un buen rato se sabe de bastantes grupos delictivos capitalinos con eventuales contactos con los "grandes". Por un error de éstos, alguna vez el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, les dijo "no se la van a acabar", y tuvieron que pararse, lo mismo que "los chapitos" a las afueras de la ciudad gracias al antiguo jefe de la policía, Omar García Harfuch. Como sea, se sabe más o menos donde opera el narcomenudeo, de la fuerza de siempre de Tepito y en qué antros se consiguen estupefacientes. Es el sótano de la capital. Hay algunas cosas que son toleradas, para lo que basta ver la Zona Rosa, en plena decadencia, y el poco disimulado lavado de los sudcoreanos en restaurantes con escasos clientes. También hay una parte de la ciudad que encima se ostenta con la mezcla de pandillero y californiano. Hace mucho que también algunos barrios intelectuales y de extranjeros que juegan al "Village People" son tolerados en sus tráficos, como lo han sido en la universidad pública. La Ciudad de México no siempre es un dechado de virtudes ciudadanas. El otro asunto es el del inmobiliario: tampoco ha sido un secreto que es una actividad favorita para el lavado y que tiene ramificaciones hasta en Estados Unidos. No se entiende cierta indignación: hace mucho que en algunas alcaldías la especialidad administrativa es la tolerancia o el contubernio con el crimen organizado de alto vuelo. Seguramente el extranjero que se admira con el lujo del barrio de Polanco no siempre conozca las pocos edificantes historias de algunas de sus calles, sus restaurantes, sus guaruras, sus hombres de negocios y así. Hasta hace algún tiempo, no era nada escondido. En la alcaldía Benito Juárez se traficó desde los '80, además de tener huéspedes ilustres como "el H", que fue a caer finalmente en San Miguel Allende. La "BJ" ha sido de las más escandalosas en la dimensión inmobiliaria que se presta a sospechas que van más allá del contubernio entre la alcaldía y el negocio. En otros lugares se notó el boom de advenedizos con la creencia de irse tomando lugares chic(como lo hicieron los Ocean de Acción Nacional). A veces es tan descarado que se sabe qué hospitales admiten narcos, por qué hay boom de farmacias sin ton ni son en ciertas colonias o en qué partes del Pedregal desayunan o viven tales o cuales narcos, o cuáles financían centros de diagnóstico médico. Para no hablar de que, con todo y jefes de gobierno de izquierda, se puede ser futbolista y salir de un antro con un tiro en la cabeza o saber en qué colonias se hospedan "modelos" que terminan en problemas de trata.
Lo desagradable o conmovedor de la oposición está en su ojo tan avizor para ver la paja en el ojo ajeno, mientras las autoridades de centro-izquierda se llegan a frenar en vez de ir a fondo. Antes de las últimas elecciones capitalinas (y nacionales), parte de los habitantes de "BJ" vivieron el problema de agua contaminada y no faltó la "expertís" contra el gobierno, que sin embargo se manejó bien, pero hasta cierto punto. Es que sucede, y abunda la información sobre el hecho, que el agua fue contaminada adrede (a propósito) ni más ni menos que por el candidato de oposición a jefe de gobierno capitalino, Santiago Taboada, junto con César Deras Barrientos, el "jefe Goliat", quienes ordenaron a policías operar en el pozo Alfonso XIII para echar gasolina y otros químicos. Hubo denuncia, testigos, más hechos delictivos. ¿Y? Taboada, como candidato, era intocable. Jefe de la ciudad, Martí Batres no quiso avanzar mucho en este señalamiento. Indignada con un gobierno que no tuvo que ver y feliz de ser gobernada por delincuentes -como ya lo había estado por Jorge Romero con triquiñuelas legales-, la alcaldía se volcó a votar por Acción Nacional. A menos que una parte de las clases medias sea como ciertas madres comprensivas con sus hijos: se les perdona todo, la delincuencia incluída, mientras quede en cosas de "relacionarse bien". No habría que hacerse los sorprendidos si los que operan en el sótano de la ciudad no quieren ser sorprendidos y, de verse en esta situación y el riesgo de no quedar impunes, están dispuestos a mucho, porque es mucho lo que está en juego. Al parecer, quienes se ponen a "descifrar mensajes" en el pent-house y a hacerla de detectives - o ellos a sembrar el "terror" en vísperas de elecciones judiciales- no saben, o se hacen los que no saben, sobre lo que pasa en un sótano tolerado. Y aún así, la capital mexicana es, quiérase o no, un lugar tranquilo para sus dimensiones y que no siempre se traga los miedos de los que más de uno trata de lograr ventaja o beneficio. Al mismo tiempo, no es de esperar a que haya "pasos en la azotea" para cuidar cuando menos que las ratas no se ostenten, o se sientan con derecho a hacerlo gracias a la resonancia mediático-magnética (da click en el botón de reproducción).