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sábado, 3 de mayo de 2025

YA ENCARRERADO EL RATÓN

 Los medios de comunicación masiva tienden forzosamente a "editar" lo que comunican: escogen en qué poner el foco de atención y qué relegar al segundo plano, para que la gente no vaya más allá del primer plano, que es lo que fastidia de muchos o la mayoría de quienes "opinan". No tiene el menor sentido hablar de "narrativa" porque es ficción y hay que ser un poco desvergonzado para andarse al "qué le contamos a la gente". Sería preferible restituir la narración completa, como primera precaución y como servicio al lector.

        La intervención rusa en el Este de Ucrania fue una decisión difícil y no legal, pese al antecedente de Kosovo, esgrimido por los rusos. Sin embargo, es un hecho precedido de un embrollo en el que las potencias occidentales sentaron el precedente desde 2014, con un golpe de Estado ilegal y violento contra el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, y a favor de fuerzas neonazis. Es a raíz de este golpe ilegal y violento -por los sucesos del Maidán en Kíev. que Crimea decidió separarse, en un acto ilegal. Luego, el Donbás reclamó autonomía y se firmaron los Acuerdos de Minsk para concretarla dentro de Ucrania, sólo que, a diferencia de Rusia, la misma Ucrania y sus aliados -Francia y Alemania- nunca cumplieron. En vez de reconocer los derechos de los rusófonos del Donbás, éstos comenzaron a ser hostigados con violencia, a costa de miles de muertos, población civil incluida, por ucranianos y mercenarios occidentales, neonazis incluidos y gente de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Esto duró ocho años sin que nadie dijera nada, pese a que era tan ilegal como el golpe de 2014 y la separación de Crimea, admitida porque "es muy rusa". No viene al caso: el origen está en el golpe ilegal del "Euromaidán", si no es que desde antes, con el ánimo de crear problemas en la frontera rusa ((ya desde antes hubo en Ucrania la =Revolución naranja"). Es ilegal expandirse la seguridad propia a costa de la de otro, según la OSCE (Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa), aunque desde 1997 el "halcón" Demócrata estadounidense Zbigniew Brzezinski haya incluido a Ucrania en la arquitectura de seguridad europea. "Editar" la narración supone comenzar en 2022 y no en 2014. Entonces sí, pareciera como si Rusia hubiera comenzado, cuando no es así.

         Actualmente, Rusia ya ganó la guerra, y tan es así que han sido reconstruidas ciudades como Mariúpol.  Ucrania no tiene ninguna oportunidad para sí, y es un país con los recursos vendidos al extranjero, lo que acaba de completarse con Donald J. Trump, presidente estadounidense que espera un cese de hostilidades duradero, aunque sea para fagocitar tranquilamente riquezas ucranianas. No se ha logrado más porque hay un ala derecha de lo que queda del ejército ucraniano que tiene otras cosas en mente, y que, como la Unión Europea (UE), no encuentra cómo resolver una crisis interna y prefiere entretenerse molestando a Rusia. Según Rafael Poch de Feliú, buen conocedor del Este europeo, en el portal Rebelión, la UE no tiene en este momento la capacidad de ir a instalar una fuerza "de paz" en Ucrania, aunque algunos la desean, pese a la advertencia de que Rusia la recibirá a tiros. No es muy factible saber hasta dónde quieren llegar algunos en la UE provocando a Rusia, al mismo tiempo que algunos en el aparato de seguridad ruso no descartan un conflicto en Europa. El "presidente" ucraniano, Volodímir Zelenski, ha estado tratando de marear a Trump, entre otras cosas con el anzuelo del negocio de las riquezas ucranianas. Puesto que de una colección de ilegalidades se trata, Zelenski hace rato que terminó su mandato, y no está más que en virtud de la ley marcial: cuando alguien suspende toda clase de garantías y se rige por una situación de excepción, que no excluye la represión interna, corresponde a la definición exacta de dictador, lo que tiene sin cuidado a los medios de comunicación masiva. Incluso hay quien, como el expresidente ucraniano Petró Poroshenko, ha expresado que Zelenski no tiene popularidad en Ucrania.

       Habiendo sido quien agredió primero en el Donbás, a sus propios habitantes, por rusófonos, Ucrania se ha dado con Zelenski el lujo de provocar en suelo ruso, como ocurrió en la región de Kursk. En este sentido, Zelenski se está a las "tanteadas" provocando -típico del fascismo- para ver cómo reacciona Rusia y si cae. La última es la de decir que "no está garantizada" la presencia de quienes asistan a los festejos del 9 de mayo en Moscú, Día de la Victoria: como la amenaza incluye a civiles, Zelenski ha pasado al terrorismo. Este es el estilo de los neo-nazis en el gobierno ucraniano: contra su propia gente (como en Bucha o en Kramatorsk), contra las minorías (como en el Donbás de 2014 a 2022), usando a población civil como escudo (como en Mariúpol), contra blancos civiles del enemigo (en algunos lugares de Rusia, como Kazán). Zelenski no da visos de detenerse, ni parece que lo quieran detener en Europa: es parte de uno de los múltiples frentes abiertos por la alta finanza y el "globalismo" contra Trump. Quienes obstruyen las posibilidades de paz parecen formar parte de los que no tienen mucho sentido del límite ni conciencia de lo que sucede: apuestan a un rápido desgaste de Trump para seguir en lo que creen que no dará ningún cambio cualitativo, sino que sólo es cuestión de "más de lo mismo" al margen de los efectos reales (como estar apoyando a un dictador y un terrorista sin tomar siquiera en cuenta a los ucranianos). La provocación a Rusia -como lo hecho de 2014 a 2022 en el Donbás- busca ver si el agredido muerde el anzuelo y da pretexto para una nueva andanada basada en la enésima "edición" de la narración, sin conciencia tampoco del tiempo, y de que, como se dice, no hay carnaval o remate de feria sin alegre principio...y triste final (da click en el botón de reproducción).



AHÍ VIENE EL LOBO

 De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great  y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su prime...