RUSIA-CHINA: UNA AMISTAD SIN ALIANZA

Por lo menos desde la ruptura de los años '60, China y Rusia (en ese entonces parte de la Unión Soviética) se miran con cierta suspicacia. Estados Unidos lo sabe y el plan diseñado por "Zbig" Brzezinski es que parte de Siberia y el Extremo Oriente rusos caigan bajo fuerte influencia china.
     La desigualdad en la frontera es notoria, como lo hiciera notar hace poco Rafael Poch en "La vanguardia": el Extremo Oriente ruso tiene apenas 6 millones de habitantes en 6 millones de kilómetros cuadrados (36 % del territorio de Rusia), mientras que las tres provincias del noreste chino, Heilongjiang, Jiling y Liaoning suman 110 millones de seres en 800 mil kilómetros cuadrados. Los rusos temen el flujo migratorio de trabajadores chinos a Rusia, con el agravante de que los chinos se integran poco y tienden a vivir en ghettos.
     A los rusos no les gusta el "pirateo" chino: los primeros combaten la "técnica" de los segundos, la de copiar e ignorar patentes, por lo que han desmantelado mercados con influencia china, como el Cherkisovski de Moscú, hace pocos años.
     Ciertamente, China le dió la mano a Rusia frente a las sanciones occidentales y las dificultades en Europa. Pero Rafael Poch ve las cosas así, siguiendo al sinólogo ruso Alexander Gabuyev: "las empresas chinas saben que sus socios rusos no tienen alternativas y se aprovechan: pueden apretar los tornillos y dictarles las condiciones, lo que necesariamente confirma la prevención rusa". Lejos está de formarse un supuesto "Eje" de Beijing a Berlín, pasando por Moscú, o siquiera una alianza sólida sino-ruso.
     Por momentos, China tiene lo suyo, cierta vocación de gran potencia, de "gran Han" que no es del agrado de los vecinos de los chinos, ni al sur (como en Vietnam) ni al norte (como en Rusia). Es este "síndrome gran Han" el que Estados Unidos quisiera excitar en China, entre otras cosas para contrarrestar a Rusia en Asia Central y en Asia-Pacífico. Lo que el análisis no puede hacer es caminar mucho más de prisa que la realidad.