Sí, El te ama.
Barack Obama, el actual presidente de Estados Unidos, no se presentó a la reciente Cumbre de las Américas en Panamá como estadista, sino, en lo fundamental, como predicador -anunciando la Buena Nueva - y como negociante.
Obama se apresuró a expresar sus pensamientos -los confunde con creencias- y a transmitir sus plegarias al pueblo de Chile, porque éste acababa de pasar un momento muy difícil.
Cuando logró un acuerdo nuclear con Irán, poco antes de la Cumbre aludida, Obama dijo: "es un buen negocio". Por algo lo habrá dicho.
Luego, en Panamá, el mandatario estadounidense remató así, y no hay que ser demasiado ducho para entender: "la Guerra Fría llegó a su fin hace mucho tiempo, afirmó. A mi no me interesa que sigan batallas que francamente empezaron antes de que naciera, lo que me interesa es resolver problemas", y prosiguió con que "es lo que interesa a Estados Unidos, es por eso que hemos invertido tanto en nuestras relaciones bilaterales y es por ello que vamos a seguir invirtiendo en la creación del espíritu de alianza...". Si se sigue el orden de lo expuesto por Obama, "resolver problemas" es "invertir en algo". No tiene nada de malo, solo que tal vez quepa señalar que la de Panamá no era la reunión de Davós ni una del Fondo Monetario Internacional.
Como predicador y negociante a la vez, Obama llamó a no tener la fe equivocada, sino a seguir el camino pragmático, el favorito del dinero y del elegido por la Gracia para el éxito, entiéndase que material. ¿Qué es lo que necesitan los niños hambrientos y "analfabetas", como los llamó el alfa y beta Obama?¿Pues dinero para comprarse comida, no? Dijo Obama: "el punto final (!uy!) es que los EU miran hacia el futuro. Nosotros no queremos estar atrapados en la ideología. Por lo menos yo no lo estoy. Me interesan los resultados, no me interesan las argumentaciones teóricas. Me interesa el poder proporcionar efectos tangibles para las personas". La ideología no se come, por si alguien no se ha dado cuenta. Ni nadie come teorías. Punto final. Nadie discute tampoco obviedades.
Obama quiere ser transparente, lo que supone total congruencia entre lo que se dice y se hace. Quiere decir que, si Obama es totalmente transparente, no hay distancia ninguna entre lo que cree, lo que dice y lo que hace, y si no existe esa distancia, quiere decir que el mandatario estadounidense simplemente no piensa lo que dice, como el predicador no piensa lo que recita. Por lo demás, él, Obama, lo reconoce, puesto que no anda de humor para teorías ni ideologías. Recibamos como en misa este cálido llamado a deshacernos -nosotros, los animales humanos- del cerebro, salvo de la conexión neuronal que -como el discurso de Obama en Panamá, párrafo tras párrafo- dicta la conveniencia y la evaluación costo-beneficio.
Pensar, la verdad, sale ya muy caro, muy costoso. Ni se diga actuar en consecuencia.
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domingo, 19 de abril de 2015
FANÁTICAMENTE MODERADOS
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