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sábado, 25 de abril de 2015

SUDAMERICA: IZQUIERDAS EN DIFICULTADES

Desde el año pasado, cuando el gobernante Alianza País en el Ecuador se vió en aprietos, el actual mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, lo había advertido: su movimiento se había visto presa de sectarismos y no supo hacer alianzas. No parece que el tema se haya debatido y los hay que están más ocupados cantándole loas a Correa. Con todo, la alerta no fue menor: Alianza País, que no gobierna Guayaquil (capital económica del Ecuador), perdió el año pasado Quito (capital política) y Cuenca (capital cultural), por lo que el movimiento gobernante prácticamente no tiene consigo a las importantes mayorías urbanas y de clase media.
     Hace poco, fue el turno del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, que en las elecciones locales perdió la capital política (La Paz), incluyendo el bastión de El Alto, que pasó a manos de Soledad Chapetón, una indígena representante de la "clase media aymará" y alteña, que en el pasado coqueteó con la demagogia del empresario Samuel Doria (Unidad Nacional) y de Conciencia de Patria,, además de querer un rápido Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. El mandatario boliviano, Evo Morales, tampoco ocultó los errores y consideró que la debacle del MAS se debió en buena medida a la corrupción de varios de sus líderes y a su enfrascamiento en antiguas prácticas corporativas. El MAS no obtuvo más de 4 de las nueve  gobernaciones bolivianas (Cochabamba, Oruro, Potosí y Sucre) y perdió siete de las nueve ciudades capitales (ganó en Potosí y Sucre). Como en el Ecuador, sectores de la población de clase media y urbanos no parecen querer el tipo de gobierno que ha llevado el MAS, y despunta la desvinculación con el mundo campesino (Felipa Huanca, campesina, no pudo ni siquiera hacer una buena campaña en La Paz y se vió involucrada en escándalos de corrupción). Algunos han planteado que existe un fenómeno similar en Brasil: la nueva clase media, surgida al calor del desarrollismo gobernante, está lista para deshacerse de él si considera que es lo conveniente. Parte del problema es que la izquierda dentro de Alianza País o del MAS no está toda dispuesta a la humildad de la autocrítica y, además, faltan cuadros (lo que está llevando en el Ecuador a Correa a la reelección por un tiempo que puede resultar demasiado largo).
     En Chile, la mandataria chilena, Michelle Bachelet, reconoció: "no siempre supimos ni supe -dijo- condenar con fuerza y a tiempo los modos éticamente imprudentes de hacer negocios que hemos conocido".
     No todos los gobernantes son deshonestos ni dicen una cosa para hacer otra, a diferencia de lo que sucede en la boconería oligárquica: Bachelet, por ejemplo (considera que "Chile no es un país corrupto"), ya se apresuró a buscar leyes efectivas contra la corrupción. Parte del problema está en la falta de cuadros preparados para gobernar -más allá de la capacidad de tal o cual- y en la presión de sociedades civiles que no son de fiar, como lo ha demostrado el caso brasileño. No hay seguridad ninguna -y esto Correa lo dijo alguna vez- de que el "cambio de época" sea irreversible.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...