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miércoles, 2 de agosto de 2017

DE MODA

Actualmente casi no hay verdaderas noticias, salvo las que hacen escándalo social o nota roja. No las hay porque se ha perdido la duración. En el mundo de las noticias, todo es efímero, nada parece durar, aunque en realidad pasa otra cosa que explicaba hace ya mucho tiempo Michel Clouscard en Le capitalisme de la séduction (El capitalismo de la seducción).
       La palabra-signo, decía Clouscard, se pone a significar otra cosa que la cosa a la que se refiere. Se insinúa o se desliza, digamos que bajo la palabra, "algo" distinto, en lo cual se insiste y que luego parece por lo demás quedar en el olvido, cuando la moda mundana ha pasado. Así, por ejemplo, se equipara "libre mercado" con "democracia" y "socialismo" con "terror", o "capitalismo" con abundancia y "socialismo" con escasez. No hay aquí ningún concepto en juego: es pura seducción, puesto que la diferencia entre capitalismo y socialismo está en la forma de la propiedad (privada o social). Esto nunca se discute ni sale a relucir, lo que permite la equiparación, igualmente, de "los dos totalitarismos" (el fascista y el comunista). Se machaca hasta que una palabra-signo remita a un arquetipo (un "modelo", o un "ejemplo de ideas") que pasa como tal al inconsciente colectivo.
       Pasada la moda de tal o cual tema, en realidad vuelve a salir a flote, en ocasiones, "la cosa", pero bajo la forma del arquetipo que sólo mueve a respuestas automáticas y a decir "lo que sea" con tal de seguir deslizando "significantes" (palabras) que ya han perdido su significado real. Este deslizarse de los significantes-palabras es posible con mayor fuerza en mundos -como el de los medios de comunicación masiva- en los cuales se consume sin producir, por lo que pasa desapercibido "de qué está hecha la cosa" y se puede proseguir al infinito con este consumo-parloteo. La iniciación a la mundanidad es toda una iniciación al "deslizar" e "insinuar" (otros significados) evitando siempre el referente y "aludiendo", siempre también, a lo que está de moda. Esta funciona justamente así, insinuándose y remitiendo a los arquetipos. Las noticias se vuelven moda: claro que se habla de ellas, pero con mundanidad y de tal modo que muy pronto todo cae en el olvido. De moda en moda y de olvido en olvido, así se ha puesto a funcionar también -al sincronizar con los medios de comunicación masiva- la academia, arriesgando pérdidas infinitas por ganancias finitas.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...