La izquierda tercermundista no-comunista, en la cual está incluida la de América Latina, tiene sus peculiaridades:
-le encanta el autoelogio. El que escribe desde esta izquierda no puede no mencionar "el pensamiento del Che", "la espada de Simón Bolívar", la frase de José Martí, las cualidades de Benito Juárez, "la Patria Grande", cualquier cosa que efectivamente, de tan grande que suene, engrandezca al que habla o escribe. El Che, et puis moi, et moi, et moi.
-es retórica y teatral, en parte porque se habla a sí misma, y en parte porque se dirige al mismo tiempo al poder, sin tomar demasiado en cuenta al que, de a pié, no lo tiene, el que es Pablo Pueblo o Juan Pachanga. Esta izquierda no analiza, salvo excepciones, y ni siquiera razona o argumenta con "el análisis concreto de la situación concreta", o tomando lo concreto por la "síntesis de múltiples determinaciones" (ambas son referencias de Lenin). Es una izquierda de torneos provincianos de oratoria y que desprecia olímpicamente, desde su trinchera (porque desde la Revolución Cubana está en imparable combate, "hasta la victoria siempre"), los tristes gabinetes de estudio. Es una izquierda con una flojera proverbial para el estudio, la formación de cuadros y la cultura que no sea de ornato y extranjera. Lo que cuenta es el dogma de autoridad, aunque quien lo usa se diga "anti-dogmático", "anti-sectario" y con otros deslindes del comunismo.
-es religiosa, porque quiere fieles, seguidores (y ahora algo de fans), en vez de estar al servicio de la base o de brindar un servicio público (con algún análisis de algo, por ejemplo). Es una izquierda de compadres (crony left?) y, también, de comadres.
-tiene rasgos oligárquicos, porque usa al pueblo, teniéndolo a disposición, y dejándolo en la cuneta cuando ya se tiene el poder o cuando se está en la derrota (que nunca es confesable). Es la clase de amigo que sale corriendo en las dificultades y que al mismo tiempo sigue en la oratoria, pero de victimización. Nunca es responsable de nada. Es la izquierda "yo te aseguro que yo no fuí".
-Como no tiene ni cultura cívica ni ética y sí en cambio rasgos oligárquicos, aunque sea en decadencia, no es de fiar en lo personal: da la espalda con la misma facilidad con la que seduce.
Nada de lo anterior aparece como está descrito, sino que viene envuelto para regalo, de tal modo que cuente el factor sorpresa: el compadre se las da de picante pero sabroso, y la comadre anda con un hermoso huipil.
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lunes, 11 de diciembre de 2017
FANÁTICAMENTE MODERADOS
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