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miércoles, 10 de octubre de 2018

BRASIL: LA RENTA LULA

¿Qué estuvo haciendo en Brasil el Partido de los Trabajadores (PT) para encontrarse en la situación actual?
     Desde hace rato se sabía que Luiz Inácio Lula Da Silva no podía ser presidente, porque había sido condenado en segunda instancia y la ley brasileña prohíbe en este caso presentar la candidatura. Por lo demás, la derecha no quería de ninguna manera que Lula se asomara a las elecciones. Aún así, aparecía como favorito con 48 % de las intenciones de voto. La izquierda latinoamericana y el PT estuvieron haciendo hasta el último minuto como si Lula pudiera ser candidato oficial, como si alguna presión internacional o una popular inexistente pudieran lograr un "milagro". ¿No sabían que ya no iba a ser candidato cuando era obvio, o estuvieron haciendo una maniobra? En este caso, la maniobra habría consistido en colgarse de la popularidad de Lula -la renta Lula- esperando que se le transfiriera a otro candidato al cuarto para las doce. No sería raro que se haya hecho en la izquierda este tipo de maniobra rayana en el engaño, y que mantuvo por lo demás en las masas brasileñas la creencia de que es un "hombre providencial" quien puede resolver las cosas. Este "hombre providencial" se decantó finalmente por Fernando Haddad, quien en estas circunstancias sólo podía aparecer como alguien lógicamente débil, sin personalidad propia.
      Este es el tipo de cosas que suele hacer el PT, por ejemplo con el Movimiento de los Sin Tierra (MST): le promete en periodos electorales y luego lo deja a su suerte. Ahora ya no hay tiempo para que Haddad busque fortalecerse entre los sectores populares y entre los trabajadores: está invitado a buscar "los votos del centro" e incluso de parte del centro-derecha, es decir, a realizar más concesiones. Entretanto, los resultados de la primera vuelta de las elecciones en Brasil hablan de un auténtico desastre: Dilma Rousseff quedó en un cuarto lugar que no le dió para ser senadora, Eduardo Bolsonaro (hijo de Jair Bolsonaro, el candidato ultraderechista triunfante) se convirtió en el legislador más votado de la historia brasileña (casi 2 millones de votos), y el mismo Bolsonaro no estuvo lejos de ganar sin necesidad de balotaje.
     Ya empezaron las comparaciones entre Bolsonaro y Hitler, mientras lo único que hace "la sociedad civil" es sacar mujeres y grupos LGBTTTI a la calle, como si la política consistiera, parafraseando al mismo Bolsonaro, en confundir el órgano excretor con el sexual. !Que Bolsonaro es homófobo!!Que Bolsonaro es además misógino! Sobre los trabajadores no se dice nada, y éso que son ellos quienes cargarían con los retrocesos de la política económica del ultraderechista. Mientras la izquierda se concentra en reivindicaciones clasemedieras, la ultraizquierda pone en duda que los jueces que condenaron a Lula fueran caprichosos -en realidad fue mucho más que éso, aunque no lo entienda Raúl Zibechi en la agencia rusa Sputnik Mundo- y derechistas. Como sea, esto es lo que dice Joao Pedro Stedile, líder del MST, sobre el "empate catastrófico" de clases al que pudiera llegar la situación brasileña: "si hubiera una mayoría de fascistas, ellos ya estarían en la calle masacrándonos. (...) Nadie quiere la violencia como solución. (....) Incluso entre los policías militares (....) Incluso los tenientes coroneles". En la segunda vuelta, la sociedad brasileña seguramente quedará polarizada, como realmente lo está. Descomponiéndose.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...