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miércoles, 3 de octubre de 2018

ECUADOR TAMPOCO QUIERE DESARROLLO...

El aparato de justicia ecuatoriano está tan maltrecho que hace un año fue encarcelado el vicepresidente Jorge Glas. Se le decretó una prisión preventiva ilegal y se lo condenó, después de todo un linchamiento mediático, sin que hasta hoy haya una sola prueba en contra ni se haya encontrado un solo centavo malhabido. Sucede que el entonces vicepresidente del Ecuador había sido uno de los primeros en advertir que el presidente Lenín Moreno estaba pactando con la derecha e incumpliendo el programa que lo llevó al gobierno. Moreno jamás toleró esa discrepancia pública. Para colmo del ridículo, Glas, quien hoy es un preso político, fue condenado con un código penal ya derogado, dado que de otro modo no alcanzaba prisión. Más grotesco aún es que Moreno haya decidido perseguir a quien fue el artífice de un importante cambio de matriz energética en el Ecuador, convirtiendo a este país de importador en exportador de energía, entre otros logros que encaminaban al desarrollo. Ahora, lo único que alcanza a decir una prensa en manos de grandes intereses privados es que Glas está preso ni más ni menos que "por la fuerza de las circunstancias". Dicho sea de paso, de la empresa brasileña Odebrecht, con la que se quiso vincular a Glas, no cayó nadie preso. Y debe quedar asentado que, como los Humala (el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia) en el Perú, Glas se presentó voluntariamente ante la justicia.
      La "justicia" ecuatoriana se ensañó después con el ex mandatario Rafael Correa en el "asunto Balda". Quedó probado que es falso que Correa se haya entrevistado con el agente de policía Raúl Chicaíza para ordenarle el secuestro de Fernando Balda, que lo haya llamado y que haya enviado cheques para aquél. Ante este cúmulo de falsedades, salió lo increíble: el fiscal del caso alegó que Correa tuvo un "influjo psíquico" sobre Chicaíza, algo que requeriría de un vidente o algo así -de parapsicología- para el análisis experto. Por lo visto, se volvió normal, como en el caso del proceso contra Glas, acusar recurriendo al fraude procesal, que consiste en mentir tranquilamente, diciendo cualquier cosa, ante autoridades ante las cuales se está obligado a decir la verdad. No hubo sanción ninguna contra quienes cometieron dicho fraude, pero lo mejor es que el presidente Lenín Moreno afirmó que Correa, quien vive en Bélgica, podía volver al Ecuador y estar seguro de tener un juicio justo ante una "justicia independiente" en realidad inexistente.  El hecho es que Moreno y los suyos decidieron perseguir a un hombre, Correa, cuyo conocimiento académico permitió llevar a cabo una política seria de desarrollo en el Ecuador. Por lo visto, los políticos latinoamericanos no quieren salir del atraso, y lo cierto es que, por lo general, ya ni siquiera lo prometen.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...