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lunes, 15 de octubre de 2018

LA SEÑORA ALBRIGHT CONTRA LAS TRIBUS FASCISTAS

Para Madeleine Albright, secretaria de Estado del presidente William Clinton (1997-2001) y por ende entre los altos responsables del bombardeo a Yugoslavia y la separación de Kosovo, llegó la hora de sumarse a los corifeos. Después de escribir Fascismo: una advertencia (Paidós), Albright se lanzó a las definiciones sesudas en una entrevista con El País Semanal : "un fascista -dice tranquilamente Albright- se identifica como un miembro de un grupo tribal y dice que ese grupo encarna la nación". El asunto "tribal" es más bien jocoso: uno podría imaginarse a un líder fascista con su horda, todos en taparrabos, avanzando con arcos y flechas contra el enemigo. En fin, debe haber de todos modos pocas tribus en el mundo que no se identifiquen como "naciones". Algunas definiciones de "tribu" y "nación" no se diferencían mucho, al menos no al ritmo que va Wikipedia. En todo caso, "un conjunto de familias que tienen un antecesor común" se declara nación, y arrancamos.
     Es de sobra conocida la capacidad que tuvo el nazifascismo para unificar a las sociedades italiana y alemana, eliminando una escasa resistencia, salvo en Italia. Todas las clases sociales respondieron al unísono. Para la señora Albright, en cambio, un líder fascista se dedica a otra cosa: "un líder así hace todo lo posible por dividir a la gente en lugar de unirla". Lo que inquieta a la nacida en Checoslovaquia bajo el nombre de Marie Jana Korbelová (Praga, 1937) es que haya divisiones que pueden ser normales si en una democracia existen algo más que simples diferencias: por ejemplo, discrepancias y contradicciones. No: Albright quiere a todo el mundo unido, seguramente en un consenso de ésos "a la estadounidense" donde se debe ser gregario y no serlo es muy mal visto. En fin, que el líder de la tribu la une diciendo que es la nación y luego divide a la gente.
     Luego, el líder fascista se pone de malas. "Lo que separa a un fascista de un dictador es el uso de la violencia con el fin de conseguir o mantener lo que quiere. El modo más fácil de definirlo es como un matón con ejército". Acto seguido, Albright relata como convenció a Clinton y al general Colin Powell de arreglar el asunto balcánico a cañonazos, porque Powell "no quería usar la fuerza". Así, Albright es la clase de persona -Demócrata estadounidense- que considera involuntariamente que cualquier presidente de una potencia occidental podría aspirar a ser "un matón con ejército" (en Yugoslavia, pero también en Iraq, Libia o Afganistán...). !Señores, todos fascistas!¿No era lo que se decía de George W. Bush? Y según Albright, un dictador no usa la violencia. Todo lo anterior no sería grave y sí un tanto divertido si desde la izquierda no se estuviera gritando también que ahí viene el fascismo, con excesiva facilidad y sin el menor rigor conceptual, al igual que la ex secretaria de Estado Albright-Korbelová.

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