MEXICO: AMLO ENTRE DEMOCRATAS

Algunos partidarios del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han estado empujando el proceso de cambio en México de tal modo que parecieran esperar que el país sea ahora un cuasi-protectorado estadounidense, pero Demócrata (las alianzas del seductor de la patria estaban sobre todo con los Bush, republicanos). Así las cosas, en la tradicional noche del Grito de Independencia, del 15 al 16 de septiembre, AMLO expectoró "vivas" a "las madres y los padres de la patria", a la señorita Leona Vicario (María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador), quien se casó con Andrés Quintana Roo; a "las comunidades indígenas", a la "fraternidad universal" (como si estuviera ayunando en un ashram de Serge Raynaud de la Ferriére) y de remate a la "grandeza cultural de México" (como si estuviera gritando para Televisa). Por lo visto, el mandatario se inclinó por las mujeres, los indios, los sesentaiocheros fraternales y el patrimonio tangible e intangible de la nación, faltándole nada más un "viva" para los LGBTTTIQ+ (no vayan a salir con el cura Morelos y Pavón o algo así, por favor). En suma, una metida de pata de las acostumbradas cuando AMLO cede y además se mete en Historia y cultura.
     Entretanto, una piloto de la aerolínea mexicana Interjet, Ximena García, sugirió en un tuit con alarde fifí tirar "una bomba en el Zócalo" (en pleno Grito, se entiende), lo que "nos haría un favor a todos", algo que le valió ser tundida en las redes sociales y, como es costumbre también, tener que salir a pedir una disculpa pública (lo cierto es que la autora del chistorete dedicado contra "los nacos de la patria", probablemente, no destaca por su simpatía). De inmediato, los sensores y censores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), oficialista, como Héctor Díaz Polanco, pidieron que Interjet sacara de su trabajo a la piloto, tachada de "terrorista" (!) y acusada incluso en la Web de proponer "un genocidio" (!). Interjet no despidió a la piloto, sino que la suspendió, argumentando, de lo más simpático y en sintonía con los tiempos que corren,  la necesidad de la equidad de género, palabras más palabras menos. AMLO sacó a relucir el sentido común sensato que lo caracteriza, cuando no le está haciendo caso a quien sabe quién: dijo que las palabras de #LadyBomba eran algo probablemente "irracional e inconsciente", Aún así, @diazpol volvió a la carga.
     Desde luego, Demócratas son quienes desde principios de sexenio apuestan a que el sucesor en 6 años sea una Clouthier, un Ebrard o una Sheinbaum, cosa de seguir en la "grandeza extranjerizante de México", aunque sea por los puros apellidos y nada más. El problema es más serio cuando la jefa de gobierno de la Ciudad de México (CDMX), la activista Claudia Sheinbaum (digamos que #LadyProtocolos), promueve sus proyectos con un lenguaje exactamente igual, pero lo que se llama idéntico, al del denostado "neoliberalismo". Así por ejemplo, la creación de los Puntos de Innovación, Libertad (!), Arte, Educación y Saberes (PILARES) deben cerrar la puerta a la desigualdad y la delincuencia y abrirla, ¿qué creen?, pues a "los derechos y las libertades" (es la cantinela de los dizque "liberales"). Sheinbaum ni siquiera se arrepintió demasiado de autorizar hace algún tiempo a los niños (varones) a ir de falda a la escuela. Pues ni una disculpa pública.
      Lo anterior sitúa unas tres corrientes entre los partidarios de López Obrador: defensores de los intereses populares, personas institucionales provenientes del antiguo Partido Revolucionario Institucional (tipo Jiménez Espriú o Bartlett), y una jauría de capas medias que se cree hace rato que ser Demócrata es a lo que se puede aspirar. Se trata de "corrientes" (en el sentido de "tendencias", no de lo que quiso aniquilar #LadyBomba) y la definición está por verse.