No cabe duda de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro (en la foto, con su esposa), quien ganó muy a la mala las elecciones, es, como lo sugirió el corresponsal brasileño del periódico mexicano La Jornada, un "histeriquito" que responde a intereses bastante oscuros. Basta muy poco para que Bolsonaro se ponga de malas y a insultar.
El incendio reciente en la Amazonía despertó, en el marco de la reunión del G-7, comentarios del presidente francés, Emmanuel Macron, que Brasil tomó como agresión. Sucede que que además de ridiculizar a los actuales dirigentes de Brasil (Macron tachó de "mentiroso" a Bolsonaro y deseó que los brasileños escojan a otros gobernantes), el mandatario francés sugirió en la Cumbre de Biarritz calificar la Amazonía de "bien común universal" e "internacionalizar la gobernanza de la región". Se trató del injerencismo que les encanta a quienes tienen un espíritu "global" a lo Demócrata estadounidense. Y pues los brasileños se enojaron. Lo importante era que las instituciones brasileñas reaccionaran y que Bolsonaro hiciera por un momento de lado su política anti-ambientalista. Macron, por su parte, estaba abusando.
Un brasileño tuvo la simpática idea de sugerir, aunque no fuera verdadero, que Macron estaba celoso, porque su mujer, Brigitte, es fea, a diferencia de la esposa de Bolsonaro. Riéndose, Bolsonaro aplaudió al tuitero y agregó "no humilles al tipo". Pues bien, la Amazonía quedó en el olvido y la horda feminista salió en defensa de Brigitte, junto a unos brasileños que sacaron el hashtag #DisculpaBrigitte. El asunto se complicó cuando Paulo Guedes, el funesto ministro de Economía de Bolsonaro, agregó (y tuvo que retractarse): "es fea de verdad". El problema no es nada más que la tal Brigitte diste de ser bonita, sucede que también tiene malas costumbres, como la de gastar mucho del erario para comida en recepciones y cosas por el estilo. No importa: el vasallo Jean-Luc Mélenchon, dirigente de la izquierdista Francia Insumisa, en Brasil para visitar a Luiz Inácio Lula da Silva, le aseguró a Brigitte que los brasileños están "ofendidísimos", o casi, por las faltas de respeto de Bolsonaro a la primera dama francesa. "Señora, los brasileños que conocí están indignados (...) Siéntase fuerte con nuestro repudio a esos brutos", afirmó el quijotesco Insumiso. La noticia la reprodujo la agencia de noticias cubana Prensa Latina, y quién sabe por qué Mélenchon decidió, él que con frecuencia es un patán (¿o hay que recordar su trato a una periodista francesa con acento meridional?), dárselas de caballero cuando, con perdón, algunas evidencias sugieren que Brigitte (foto hasta abajo, con su esposo Manu) se parece al simio Cercopithecus (por el nombre de la especie). ¿Es que ya ni siquiera se puede decir que tal o cual es fea porque es un ataque a lo "políticamente correcto"?¿O es que Mélenchon no tiene un buen oftalmólogo?¿No se dió cuenta el Mélenchon nacido en Tánger que Macron se ganó a pulso la broma, más bien inocua, con otro de los deslices colonialistas que han caracterizado a los últimos gobiernos franceses, pasando por el agente de la Central de Inteligencia Americana (CIA) Nicolás Sarkozy hasta el inolvidable payasito Francois Hollande? !Pero qué gran moral!
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