Como parte de la "limpieza de la casa", Zaldívar dió a conocer que se sancionó a 207 impartidores de justicia por actos de corrupción, y que el Consejo de la Judicatura Federal aprobó un acuerdo sobre la carrera judicial relacionado con la reincorporación, adscripción y readscripción de magistrados (de circuito) y jueces (de distrito). Así por ejemplo, 98 juzgadores fueron readscritos por causa de nepotismo. Los criterios de evaluación sobre las faltas graves de los juzgadores federales se modificaron para luchar contra la corrupción.
Llama la atención que en su informe Zaldívar haya reconocido: "en estos años nos hemos anquilosado, ha aumentado la corrupción y se ha arraigado un nocivo corporativismo judicial, lo que ha impedido un acceso efectivo a la justicia". Sobre el nepotismo en el Poder Judicial, el presidente de la Corte señaló que "la falta de transparencia y la discrecionalidad para el otorgamiento de nombramientos han debilitado al sistema meritocrático, han generado desigualdad en la carrera judicial, y han propiciado conflictos de interés inaceptables". Más allá de las 98 readscripciones por nepotismo se generaron 569 movimientos. "La corrupción y el nepotismo, afirmó Zaldívar, se alimentan de la impunidad que mucho tiempo los ha acompañado. Que quede claro que esto se acabó. Que no toleraremos a los servidores públicos que anteponen sus intereses personales a los de la justicia.". Es demasiado pronto para juzgar con precisión los resultados de la reforma emprendida en el Poder Judicial, pero es de importancia que la decisión se haya tomado.
Es posible pensar que los "ideólogos" de izquierda del lópezobradorismo guardaron silencio porque, para ellos, la justicia ("dar a cada uno lo que le corresponda", como en la meritocracia) es lo que les es debido simplemente por estar "del buen lado de la Historia" (para decirlo como lo decía el presidente estadounidense Barack Obama) y por tener protección y "recomendaciones" dentro de una camarilla cercana al poder y con poder, justamente el de actuar de manera corporativista, sin excluir el nepotismo y desde luego que con discrecionalidad y al margen de una detestada meritocracia (intuida como contraria al clientelismo imperante y sus privilegios). En fin, que flaco favor le hicieron al "jefe" los de la Secretaría de Adulación Pública.
