Oscar Figuera es el secretario general del Partido Comunista de Venezuela (PCV), y tiene un pasado como obrero. Para Figuera no hay secreto, de acuerdo con una entrevista que concediera hace algún tiempo al portal
La Haine: en Venezuela no hay socialismo ni se está construyendo, y en cambio tiene lugar bajo una égida pequeñoburguesa una política asistencialista que termina desactivando las luchas populares, sindicales en particular. El PCV es el partido más longevo de Venezuela (86 años de existencia) y lo cierto es que el actual gobierno venezolano ha llegado a robarle elecciones locales.-
Figuera declaró en la entrevista mencionada algo llamativo: "los tiempos de los '70 y los '80 fueron tiempos duros para los trabajadores, pero peleaban, no esperaban que el Estado les regalara las cosas.". Ahora es distinto: a cambio de regalos el Estado espera desactivar las reivindicaciones de los trabajadores. "El proceso político social venezolano -afirma Figuera- (...) en lo esencial ha estado dirigido por cuadros de la pequeña burguesía, y de las capas medias civiles y militares, que aunque hablen de socialismo, le tienen mucho temor a la clase que ellos saben que sí puede hacer el socialismo y que los desplazaría". "Prefieren -dice el líder del PCV- mantener a la clase obrera, a los trabajadores, con una política en la cual usted no tiene por qué pelear, porque el Estado se lo da".
Cabría agregar que sorprende que Venezuela premie sistemáticamente, con cantidades medio fantásticas de euros, en el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, a quienes, desde el finado Bolívar Echeverría hasta Enrique Dussel, pasando por Héctor Díaz Polanco, han tratado de construir, desde el latinoamericanismo como "situación de excepción", la negación de la universalidad de América Latina, "como si fuéramos únicos y estuviéramos solos" en el mundo, sin nada que aprender de otras latitudes.
Tal vez Venezuela sea de apoyar porque Estados Unidos no tiene por qué meterse, pero no puede obviarse que la política interna dista mucho de ser la mejor. Al menos según el PCV, no responde a los intereses populares, con los cuales parece más bien estar "jugando", sin salir del origen de la corrupción latinoamericana: la formación de clientelas políticas. No es raro que la intelectualidad latinoamericanista calle, puesto que suele ser ella misma clientelar (en la foto, Nicolás Maduro, para quien el respaldo del PCV se agotó).
