No es mucho lo que Rusia ha conseguido recientemente en el plano interno, pese a que el país ha sabido resistir las sanciones del exterior. El estancamiento de la situación interior se refleja en el porcentaje de jóvenes que quieren emigrar: el 53 % de quienes tienen entre 18 y 24 años de edad, de acuerdo con una encuesta realizada en septiembre por el Centro Levada. Seguramente, hasta el primer ministro Dmitri Medvedev (fotos, con personajes conocidos) tal vez no lo pensaría demasiado si pudiera hacerse rico en el exterior.
Si se observan otras categorías de edades, pareciera que el mandatario ruso Vladimir Putin ha logrado con todo estabilizar el país y que la admiración a ciegas por cualquier cosa que sea occidental baje: aunque entre 25 y 39 años el porcentaje de quienes desean emigrar es todavía alto (30 %), tiende a bajar entre 40 y 54 años (19 %) y por encima de los 55 años (7%). Por lo visto, sigue pesando la influencia de Occidente entre quienes por edad son justamente más "influenciables", puesto que según la encuesta del Centro Levada muchos admiran la alta calidad de los servicios médicos en el extranjero (35 %), las oportunidades de crecimiento profesional (28 %) y la educación de alta calidad (26 %), lo que deja pensar que quieren pasarse a Finlandia y no a ningún país africano, latinoamericano o incluso asiático. 12 % considera que en el extranjero hay un "alto grado de protección legal y social".
Quienes desean emigrar experimentan "confusión" (17%), algo que se nota por su percepción del extranjero, "verguenza por lo que está sucediendo en el país" (18%) y falta de futuro para los hijos y para asegurar una "vida decente" (45 % de los encuestados), lo que no es de descartar en una sociedad que ha estado siendo acostumbrada a correr desenfrenadamente tras el dinero a costa de lo que sea.
Lo llamativo es que quienes quieren emigrar incluyen el 50 % de los científicos rusos (y el 46 % de los médicos), pero también muchos especialistas de las nuevas ocupaciones: 65 % son "talentos digitales" (especialistas en inteligencia artificial, diseñadores de interfaces de usuario, maestros de
scrum, un
marco de trabajo para el desarrollo ágil de
software, etcétera), ...El caso no es el mismo que el de científicos o médicos que pueden tener que estar trabajando con frecuencia en condiciones algo penosas. Es la clase de problema que la Rusia de Putin se ha visto incapaz de solucionar entre promesas que no se cumplen. Hay sectores de la sociedad rusa para los cuales la situación debería ser mejor, mientras otros pueden seguir soñando con algún paraíso escandinavo (que no les abre la puerta, por cierto). Cabe señalar que Rusia ha perdido por emigración casi el 10 % de la población en edad de trabajar. Más de 10 millones de rusos viven en el extranjero, en particular en Ucrania, Kazajstán y Alemania, y después de este país los dos principales receptores que no son repúblicas ex soviéticas son Estados Unidos y Canadá. La verdad sea dicha, no hay ninguna tabla que muestre que México, Nigeria o Malasia sean el tipo de país que interesa a los emigrantes rusos. Eso sí, son capaces de viajar hasta Australia. Japón tampoco está entre los principales destinos de emigración. China, menos.
