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miércoles, 11 de diciembre de 2019

TRANSFORMISMO

Son ya años que la mayoría de los "analistas" en los medios de comunicación masiva, lejos de los hechos y cerca de la pura opinión, han venido errando en su manera de ver el mundo. El presidente estadounidense, Donald Trump, hay que recordarlo, fue tachado de "fascista" o "neofascista" por gente que va desde los dizque "liberales" hasta la de izquierda. Es el mismo Trump que no ha encarcelado a nadie por sus ideas, por ejemplo, pero que también le hace caso al izquierdista presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador "porque le gusta y lo respeta", lo suficiente para anular la intención de declarar "terroristas" a los cárteles de la droga (al menos por ahora). No es todo: de manera inaudita, pasó desapercibido que Trump le dió al recién electo presidente centro-izquierdista de Argentina, Alberto Fernández, una calurosa felicitación: "usted va a hacer un trabajo fantástico, le dijo Trump, espero poder conocerlo inmediatamente, su victoria ha sido comentada en todo el mundo". Lo que es más, el mandatario estadounidense le ofreció al argentino ayuda ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), a lo que agregó: "no dude en llamarme".
      El presidente de Brasil, el histeriquito Jair Bolsonaro, corrió con igual suerte que Trump. "Vamos a tratar cada vez con mayor respeto y cariño los gestos del gobierno chino", dijo hace poco Bolsonaro. Muy pragmáticas, las petroleras chinas CNOOC y CNODC fueron las que participaron en la subasta de bloques petroleros del presal brasileño (están a 800 kilómetros de la costa bajo una capa de sal). Ninguna transnacional occidental participó. China es hoy por hoy el principal socio comercial de Brasil. Y dicho sea de paso, Luiz Inácio Lula da Silva quedó en libertad, en un gesto un poco extraño para un supuesto régimen "fascista". Poco importa: al parecer, de lo que se trata en realidad no es de analizar ni de informar siquiera, sino de escandalizar. Lo anterior, entiéndase bien, no quiere decir que Trump o Bolsonaro sean la panacea de nada.
       Por otra parte, el argentino Fernández, quien fue objeto de burla por un hijo de Bolsonaro por tener un hijo "transformista", Estanislao (drag queen, véanse las fotos del vástago del mandatario de Argentina), fue festejado como un radical de izquierda que no es: ha ido corriendo a la izquierda latinoamericana hacia la socialdemocracia (que no era el lugar de Ecuador o Bolivia, por ejemplo) con el Grupo de Puebla, bastante tibio, y sacando al Foro de Sao Paulo, Cuba y Venezuela. Pues bien, ningún "analista" de izquierda observó este notorio "corrimiento", aunque no le reste méritos a Fernández. Al parecer, todo el mundo estaría en el transformismo, gracias al atractivo del escándalo mundano, que pareciera contar más que una aburrida seriedad. Por cierto, ¿lo que hace el hijo del mandatario Alberto Fernández no es retratar de una manera denigrante a la mujer?

LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

 La Internacional Progresista (IP) del político Demócrata estadounidense Bernie Sanders se ha tragado a buena parte del progresismo latinoam...