Veamos. La Cartilla Moral dice a las claras: "el bien no debe confundirse con nuestro interés particular en este o en el otro momento de nuestra vida. No debe confundírselo con nuestro provecho, nuestro gusto o nuestro deseo". Pues bien, para los mal llamados "neoliberales", el bien es justamente "la libertad" que permite perseguir sin traba alguna, sin coerción, sin límite, el interés particular, pero más aún el provecho propio y el gusto y deseo también propios. Más allá de estas "aspiraciones", no hay más que precauciones que tomar para que nadie arrebate el derecho al provecho propio ni se aproveche "en nuestro nombre", porque la Historia demostraría que abundan quienes no buscan -ellos también- sino su beneficio propio "en nuestro nombre". En estas condiciones, no queda más que el egoísmo, aunque los dizque "neoliberales" son artistas para hacer pasar su interés particular por el de todos, algo clásicamente ideológico. Por ejemplo, creen que todos gozan de "las libertades" que ellos se otorgan. La idea del mandatario mexicano es que la gente debería ser en realidad capaz de ver más allá de sus narices para tener amor verdadero a la familia, la sociedad, la patria y la naturaleza, digamos que sin esperar nada a cambio y sin creer que en ello existe el riesgo de que algún vivales se aproveche "en nuestro nombre" (lo que no es más que el supuesto de que todos los seres humanos tienen idéntica naturaleza humana y persiguen su provecho, sin más).
Pues bien, en estos días se expuso en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México una pintura de Fabián Cháirez que, en el límite, no hace más que expresar, a nombre de la "libertad del artista", un interés particular reiterado del autor por los asuntos sexuales, sin el menor apego a lo que pedía Reyes: "el bien es una cuestión de amor y de respeto", escribió en la Cartilla Moral. Lo que hace Cháirez no es sublimar (atención), por lo que no es muy artista que digamos, sino exponer crudamente gustos y deseos propios o supuestos "de todos": Emiliano Zapata quiere en provecho propio el miembro erecto de su caballo, como se supone que "lo" quiere toda mujer (!vaya visión de lo femenino!). Del cuadro sobre Zapata, el cantautor Armando Manzanero dijo que era lo más desgraciado que se podía hacer.
