Laferte declaró que no tendría problema en quemar un supermercado "que le ha robado toda la vida", aunque los supermercados no roban. Lo dicho es ilustrativo de los deslices lumpen que conlleva el capitalismo actual. Donde mayor violencia se ha producido en las protestas recientes en América Latina es en Chile, incluso, en más de una ocasión, encabezadas por autoridades de ultraderecha. Al mismo tiempo, la fuerza de Carabineros (policía) ha estado con frecuencia más focalizada en reprimir a los manifestantes pacíficos que a los vándalos. Las provocaciones no son de descartar. Sin embargo, es en las protestas de hace poco en el Ecuador donde parecen haberse colado más provocadores para desacreditarlas y atribuir la violencia al "correísmo, el castro-chavismo y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)", algo que algunos tontos útiles trataron de repetir como loros en Bolivia (donde la violencia fue programada por grupos cuasi-paramilitares y fascistoides de ultraderecha).
Hay algo sorprendente en el "espíritu del capitalismo" actual, y es ésa defensa acérrima de "las libertades" que termina rayando en lo lumpen en un caso como el de Laferte: la libertad de quemar un supermercado porque supuestamente "roba". En el discurso siguiente, el venerable anciano chileno no hace más que defender, con su voz aflautada, la democracia a ultranza, las instituciones, la libertad (reiteradamente) pero también los derechos, la prosperidad y la justicia para los sectores más vulnerables y desfavorecidos, en los lugares más recónditos de la patria, donde hay un pueblo generoso y maravilloso. Si no fuera por la apertura y el cierre de un himno marcial y el elemento obviamente militar, uno podría pensar que está hablando ya sea un dizque "liberal", ya sea un activista de izquierda (da click en el botón de reproducción para escuchar si eres hispanoparlante)..