Algunos especialistas militares consideran que para ganar una guerra en hombres se necesita el triple de los del enemigo. Alrededor del Este de Ucrania, el Donbás, hay por lo menos 125 mil soldados ucranianos, mientras que en territorio ruso, cerca de Ucrania, había hasta hace poco 100 mil hombres. Sería de suponer que Rusia es lo suficientemente tonta para correr el riesgo implícito en lo dicho.
No hay ni ha habido ninguna amenaza rusa de invasión a Ucrania. Algunos medios de comunicación masiva anunciaron la invasión para la madrugada del 16 de febrero. Ya pasó. De manera increíble, ante el riesgo de conflicto -queda por saber cuál- nadie le ha pedido a Ucrania que cumpla con su parte de los Acuerdos de Minsk (II), y no parece que tenga la menor intención de cumplirlos. Según estos acuerdos, las milicias armadas del Donbás deberían desarmarse y volver a cerrar claramente la frontera con Rusia a cambio de tener un estatuto de autonomía reconocido dentro de Ucrania. Para este efecto, debería haber una reforma constitucional en Ucrania. El problema es que no ha salido a la palestra el político ucraniano que esté dispuesto a hacer esta concesión, menos con el clima contrario a Rusia -que no es nuevo- imperante en buena parte del territorio ucraniano.
El famoso "ataque" es otra cosa: la posibilidad de que fuerzas ucranianas se lancen contra el Donbás. La población aquí es rusófona y más de uno tiene pasaporte ruso. En vez de reconocerle autonomía a la región, Ucrania la trataría como enemigo, violando todo lo acordado. Este es el peligro de "invasión", ningún otro.
El gobierno ruso de Vladimir Putin se encuentra en un aprieto. Quiere atenerse a los Acuerdos de Minsk, considerándolos como la mejor solución, y respetando por ende la soberanía territorial de Ucrania. Sin embargo, la Cámara Baja (Duma) parlamentaria rusa acaba de pronunciarse erróneamente por reconocer a las autoproclamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk, las dos que conforman el Donbás. Si se hiciera este reconocimiento, equivaldría al pretexto que Occidente está esperando para reiniciar con el asunto de que "Rusia no respeta a Ucrania", aunque sea Ucrania la que trata a sus propios habitantes como enemigos, so pretexto de que son rusófonos, y se pasa por el Arco del Triunfo los acuerdos internacionales. El error de Rusia sería jugar el mismo juego: Rusia está donde están los rusófonos, es decir, las demarcaciones de cada Estado nación deben asemejarse a las que se toman por "étnicas" o algo así, considerando por cierto que "etnia" no quiere decir nada claro. Es un error del Patido Comunista de la Federación Rusa haber promovido una resolución de este tipo en la Duma, que cae en la provocación ucraniana y encajona a Putin. Este es abogado de formación, y ha dicho que no se puede proceder a un reconocimiento que liquidaría los acuerdos de Minsk, poniendo a todo el mundo fuera del Derecho.
Alrededor del Donbás, junto al ejército ucraniano, se han instalado grupos neonazis como Sector Derecho y el Batallón Azov, pero hay más. La milicia Centuria, desprendimiento igualmente neonazi del Batallón Azov, ha sido entrenada por militares canadienses. No queda claro por qué no hay dos cosas: 1) la denuncia de que las democracias "liberales" que están contra la "amenaza rusa" solapan tranquilamente a neonazis, lo que es contrario a las leyes internacionales, y 2) la denuncia de la negativa de Ucrania a cumplir con acuerdos internacionales. En estas circunstancias, no queda claro por qué Occidente se ofrece como garante de la ley que "su" gente menosprecia sin inmutarse. El presidente estadounidense, Joseph Biden, nunca menciona los Acuerdos de Minsk. Nadie se lo pide, tampoco, y de los neonazis o de la población del Donbás ni quien sepa, a final de cuentas.
Lo que puede llegar a ocurrir es un ataque ucraniano en el Donbás que obligue a Rusia a intervenir, pese a que se ha atenido al Derecho internacional, a diferencia de quienes creen que lo que gobierna no es el estado de Derecho, sino el de opinión, sobre todo dada la capacidad estadounidense para "normar" las relaciones en este terreno. La gente confunde así lo ilícito e ilícito con lo normal y anormal, de tal modo que los ilícitos ucranianos son normales y la actitud lícita del Kremlin es anormal. Aquí abajo, un escudo de la milicia del Donbás, escudo zarista: está agarrada de una confusión, aunque en legítima defensa dadas las arremetidas de Kíev, capital ucraniana, contra todo lo ruso. Más abajo, escudo de la milicia Centuria.