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martes, 1 de febrero de 2022

LO MÁS SEGURO ES QUE QUIÉN SABE

 Incluso en el seno de la izquierda, que suele pretenderse "crítica", sorprende hoy en día que se haya perdido el hábito del pensamiento. No es que se esté reclamando al "genio", sino que se trata de otro problema, compartido con los autodenominados "demócratas liberales" en sus versiones más ramplonas: en vez de pensar, se hacen cálculos, lo que es propio del capitalismo y está facilitado de un tiempo a esta parte por los adelantos de la cibernética, algunos de cuyos fundadores creyeron poder crear al "Hombre-máquina". No es del todo así, pero no escasean quienes confunden pensar con "hacer cómputo".

     Así las cosas, uno de los deportes preferidos de expertos, especialistas y "analistas" de coyuntura es construir "escenarios posibles", y no deja de dar cierta lástima ver a algunos izquierdistas entrar de lleno en lo mismo, aunque esperen que el marcador se incline para otro. Lo hizo por ejemplo recientemente Daniel Kersffeld en las infectas páginas del argentino Página 12. ¿Qué ocurre en Ucrania? Resumiendo todo lo que se ha dicho, que podría haber una inminente invasión rusa, en cuyo caso Estados Unidos tomaría cartas en el asunto. Sin embargo, podría ser que la Unión Europea no esté de acuerdo en todo con los estadounidenses. En este caso, tal vez Alemania se acerque más a Rusia, aunque ésto disgustaría a Ucrania, lo que no impide que existan fricciones entre Ucrania y Estados Unidos, que tal vez pudieran ser aliviadas con la mediación de los países del Báltico, aunque no hay que dejar de tomar en cuenta la posición de Francia en el cuarteto de Normandía. Desde luego, este vector que llevaría de Francia a Ucrania sería independiente de los países del Báltico, aunque quedaría por ver si, como bumerán, no refuerza los lazos entre Alemania y Estados Unidos frente a Rusia. No debe olvidarse que tal vez el objetivo final sea China, algo que ha expresado Rusia, aunque el acercamiento de Estados Unidos a Ucrania tal vez reforzaría los vínculos entre entre Rusia y China, por lo que para Estados Unidos sería más conveniente aguardar con la Unión Europea, a reserva de la posición que ya expresó Japón.En este caso, Rusia preferiría seguir a Francia antes que verse encajonada entre los países del Báltico y Japón. Es dudoso que el pivote de la solución pase por un acercamiento entre Alemania y Japón, considerando que faltaría Italia, aunque en este caso dependería de lo que decida Estados Unidos si opta por conciliar con Rusia antes que perder a Alemania, así se aleje Francia. ¿Entendido? Es algo más que Monopoly o Turista mundial: es lo que está de moda, es decir, la especulación desaforada sobre la ganancia de tal ocual, cualquiera sea el bando que se prefiera. A pregunta de un igualmente infecto Nahuel Sosa, "intelectual del albertismo" en Argentina, es lo que estuvo haciendo hace poco en un programa retransmitido por Youtube el señor Atilo Borón. Se necesita sin duda cierta capacidad de "cómputo" para, construyendo "escenarios" según los "intereses" de unos y otros, reales o supuestos, meterse, insistamos, a especular sobre las ganancias de tal o cual. Es lo que cuenta: la suerte de la población del Donbás en el Este de Ucrania, luego de miles de muertos en un conflicto intermitente, o el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk II son cosas que, en resumidas cuentas, importan un rábano, como importa un pepino que Rusia lleve años llevándose toda clase de agresiones que, bien vistas las cosas, empezaron antes de la anexión de Crimea en 2014. No queda claro hasta donde quienes participan de todos estos "cómputos" se dan cuenta de sus tendencias a tomar el mundo por algo "bursátil" y al margen de toda posible conceptualización. Es fatal agregarle la costumbre latinoamericana de cruzar apuestas y jugar la baraja para ver qué "jugadas", "movidas" y "márgenes de maniobra" son posibles.

     No se trata de "complotismo", aunque también hay gente dada a la especulación con "los grandes de este mundo", siempre con la idea de que todo es cuestión de intereses y "cálculo de interés": es el estilo del ex soviético de contraespionaje Daniel Estulin o de las "ligas mayores" de un Alfredo Jalife-Rahme. No es que la gente de dinero no vea por lo suyo, pero otros también cuentan, aunque sea por la manera en que la indiferencia socava todo. Al fin y al cabo, si pasa algo será en Ucrania y pagarán los rusos, con todo y peroratas inexactas sobre el declive estadounidense. La fiebre bursátil mental llega a tales grados que la coherencia es lo de menos: no se critica en nada al presidente estadounidense Joseph Biden, es algo de notar, y se persiste en alertar contra el "fascismo" del ex mandatario Donald Trump, que tuvo el buen gusto de no armar pleitos como el reciente de Ucrania. ¿Algún izquierdista ha hecho la menor crítica a Biden por imperialista?

      Después están los atrasados. Raúl Zibechi, otro ultraizquierdista, está cerca de la Tercera Guerra Mundial como si al capitalismo le interesara arrasar con todo para quedarse sin fuentes de ganancia. Entretanto, en las páginas rusas de Sputnik Mundo la peruana Vicky Peláez denosta a Estados Unidos como lo último de lo último, que está "fuera de la realidad" -tal vez la de una multipolaridad inexistente- y de la comprensión de una "idiosincracia rusa" muy misteriosa: después de todo, Occidente y Fiódor Tiutchev deben coincidir en que a Rusia "no se la puede comprender con la mente", aunque otro ruso, Teodor Shanin, se haya preguntado si no cabía entonces más que comprenderla con el trasero.

     Al parecer, no tiene nada de extraño cruzar apuestas con los destinos de países enteros, incluyendo a Estados Unidos. O para decirlo de otro modo, cruzar apuestas con los pueblos o, de manera más sencilla, con la gente. He aquí el resumen del estado de la cuestión:


 




FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...