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sábado, 18 de marzo de 2023

CUANDO HAYA QUE SALDAR

 Al emitir una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin, la Corte Penal Internacional de La Haya no puede lograr gran cosa, en la medida en que la Federación Rusa no le reconoce ninguna jurisdicción. Lo sorprendente es que puedan repetirse los guiones sin que se note. El asunto, en efecto, se parece mucho a lo que se le hizo al que fuera presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. La Corte pareciera apuntar entonces a que alguna oposición en Rusia -oposición prácticamente inexistente- tumbe al "paria internacional" para entregarlo o a que lo haga una parte de la élite rusa, lo que tampoco está a la vista. Tampoco han funcionado mayormente las sanciones. "Algo" pasa que no se repite el "escenario" yugoslavo en Rusia, largamente preparado y ensayado. Ahora se trata de criminalizar a Putin como algo así como el "robachicos" de Ucrania (por llevarse niños ucranianos a Rusia), pero el gobierno ruso ha tomado sus precauciones ante cualquier riesgo de "revolución de color". Mucho le está fallando a Occidente, después de un ensayo tras otro, por décadas, y pese a que en cierto modo Putin cayó en Ucrania en una provocación, admitida como tal por la ex canciller alemana Angela Merkel y corroborada por el ex presidente francés Francois Hollande, en el sentido de que con los Acuerdos de Minsk no buscaron más que ganar tiempo. Así de cínicos, y sin la reprobación de nadie en Occidente.

     La capacidad rusa de unión y resistencia no quiere decir que no cometa errores, sobre todo en el alegato de la defensa del "mundo ruso". Hay indicios de que los rusos contaron probablemente con una caída del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para lograr un cambio favorable en toda Ucrania, pero no sucedió así, por distintos motivos. El gobierno de Zelenski ha sabido crear una atmósfera de temor, pero también es cierto que en el centro y el occidente de Ucrania el sentimiento antirruso es fuerte y ha sido alimentado por mucho tiempo (contra los moskalí). No sirve de nada sacar de la chistera la Rus de Kíev, como lo hizo Putin, o echarle la culpa a Lenin de la "invención de Ucrania". En gran parte de su historia, Ucrania ha estado partida en dos, una parte pro-occidental y otra pro-rusa, que no se detiene por lo demás arbitrariamente en las regiones anexadas de Crimea, primero, y luego del Donbás y la "Nueva Rusia" (Novorossiya, con Jersón y Zaporiyia). ¿Y Dniépropetrovsk, ciudad importante fundada por Catalina la Grande y llamada alguna vez Ekaterinoslav, pero a la que el gobierno ucraniano le dió el nombre equivocado de "Dnipró"?¿O Járkov, segunda ciudad de Ucrania, fundada por el zar ruso Alejo I? Para ser congruente con el "mundo ruso", Rusia tendría que tragarse Odesa (también fundada por Catalina la Grande, y donde el 80 % de la población habla en ruso) y llegar hasta el territorio de Transdnistría, rusófono. En realidad, no parece que Putin tenga prisa por engullirse todo lo ruso de Ucrania o en la frontera con Moldavia, pese a que hable de la recuperación de "territorios históricos". Una parte de la población ucraniana, siempre hacia el Este, se queda en el limbo. La otra compartió su vieja historia rutena con Lituania y Polonia: es la Ucrania agrícola y de pretensiones aristocráticas, a diferencia de la Ucrania rusa industrial y obrera, y no neonazi ni dependiente de lo que dicta Zelenski sobre la "genética" de la Constitución de Ucrania (de Pylyp Orlyk, de hace !300 años!), algo insólito en el mundo.

      A falta de sovietismo, los ucranianos fueron a agarrarse de divisiones antiguas, que pasan entre otras cosas por el idioma, y que ni siquiera tienen que ver con la poca "Ucrania independiente" del Hetmanato cosaco de Bogdán Jmelnistki, que acabó uniéndose a Rusia y rechazando la Mancomunidad Lituano-Polaca. En una parte de la población ucraniana, no toda, la relación de afinidad con Rusia es tal que, sin ser perseguidos en lo más mínimo, viven en la Federación Rusa unos tres millones y medio de ucranianos, el tercer grupo nacional detrás de los rusos y los tártaros. Los refugiados del Donbás en Rusia son más de 800 mil. Independientemente de la manera en como se le revuelva la cabeza, Putin decidió intervenir en gran parte de la Ucrania rusófona -no toda- ante la amenaza cada vez más fuerte de una agresión en gran escala de ucranianos oficialistas contra ucranianos rusófonos del Donbás. Esto no quiere decir que Putin esté dispuesto a caer en las provocaciones todas de Occidente ni a seguir a los "rusófilos" y los chovinistas panrusos.

     Así las cosas, la situación puede estancarse por errores de cálculo occidentales sobre Rusia y sus gobernantes y errores rusos sobre las características de una parte de Ucrania (centro-occidente) atiborrada de armas de Occidente, ganada por la ley de los antiguos emigrados y el interés de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) en sus grandes riquezas de productos agrícolas -el granero de Europa-. Occidente habría ganado si se mantiene una línea de radicalización pro-occidental como la de Zelenski; Rusia habrá ganado en el Donbás, pasado cierto tiempo (y un corredor hacia Crimea), y la Ucrania de herencia soviética habrá dejado de existir en sus fronteras. Bien miradas las cosas, aún sin avanzar lo que hubiera deseado, Occidente se habrá adelantado en el flanco europeo de Rusia, a la espera de algo que tal vez nunca suceda: la implosión social de Rusia. Pese al griterío occidental sobre "la amenaza rusa", a lo mejor haya manera de distinguir la verdadera dirección de los sucesos: es un Drang nach Osten ("empuje hacia el Este"), no un movimiento contrario, pese a que el ex presidente ruso Dmitri Medvedev asegure estar dispuesto a "ir hasta la frontera polaca si es necesario". Quienes empujan hacia Transdnistría o hacia la Gran Guerra de los Continentes probablemente no estén partiendo de los datos de la realidad.



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...