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viernes, 24 de marzo de 2023

MÁS SABE EL DIABLO...

 La idea de que Estados Unidos está en decadencia no es falsa, pero sí algo relativa. Si se trata de un imperio, la verdad es que sabe comportarse como tal.

       Desde hace décadas, Estados Unidos ha buscado evitarse competidores en la "Gran Area", sea hacia el Atlántico, sea hacia el Pacífico. No es nada más temor a Rusia o a China, sino que lo es a un gran espacio euroasiático independiente, "de Lisboa a Vladivostock". Esto supone evitar que Rusia se convierta en el pivote euroasiático, pero también más: evitar a toda costa que se alíen Alemania y Rusia, o Japón y China, ya que en cada caso sería una sumatoria imparable de capital y tecnología más recursos y mano de obra.

      Vladimir Putin, presidente ruso, alguna vez espía soviético en Alemania Oriental, le apostó con sus hidrocarburos al acercamiento con Europa, y con Alemania en particular. El símbolo debía ser el gasoducto báltico Nord Stream desde Rusia hasta Alemania. Estados Unidos ha tenido un gran logro, aparte de haber hundido, literalmente, el Nord Stream: asegurarse que Alemania y Rusia estén bien divididos, al grado que no falta la imprudente funcionaria alemana, como Annalena Baerbock, de "Los Verdes", que declara como ministra de Relaciones Exteriores que "Alemania está en guerra con Rusia". Así, sin tantita pena.

     Alemania tuvo en los años '80 un potente movimiento pacifista. Algunos han llamado ahora a resuscitarlo, con manifestaciones de miles de personas en ciudades alemanas pidiendo "!Los Verdes al Frente", "!no al suministro de armas a Ucrania!" o "!Gringos váyanse!". Medio millón de personas firmó una petición para que Alemania no se inmiscuya en el conflicto ruso-ucraniano ("Levantémonos por la paz!"), pero aquí entra en acción la democracia en su forma actual.

     La ley alemana es explicablemente dura con las incitaciones al odio y a la violencia, habida cuenta del pasado nazi. Ahora bien, quienes han salido en defensa de la paz tienen que cuidarse de la policía: se les advierte, entre otras cosas, no llevar ningún símbolo ruso, o siquiera soviético, ya que ahora la bandera de la Unión Soviética simbolizaría la agresión rusa en sus antiguas fronteras. Hay que cuidarse que no sea dicho nada que sugiera la menor simpatía por Rusia, porque es tenerla por el "odio" y la "violencia". Para no hacerse arrestar, quienes manifiestan se limitan a leer la lista de prohibiciones policíacas para evitar cargar contra quienes protestan. No puede haber más que una versión de las cosas.

     Las protestas son de grupos de izquierda, pero hay de derecha que tampoco aprecian que Alemania vaya a arreglar los problemas de Ucrania, como tampoco aceptan demasiada inmigración, sin ser por ello neo-nazis. La izquierda queda colocada en "la extrema izquierda" y los otros son "de extrema derecha", en plena invitación a quedarse en un centro en el que se vale desde decir que "Alemania está en guerra con Rusia", sin que pase por odio o violencia, hasta callar por el acto de guerra estadounidense que fue el sabotaje del Nord Stream, que difícilmente es amigable.

     Para más señas, hay una "línea roja" seguida impecablemente en varios países europeos: nada de alianzas entre "extremos", porque seguramente sería la prueba irrefutable de que los extremos se tocan y son caldo de cultivo del totalitarismo, el fascismo o lo que sea que evoque horror. A riesgo de que el asunto le salga caro a la población, la izquierda y supuesta "extrema izquierda" en Francia no se alían ni a patadas, ni por elemental republicanismo, con una derecha designada como "extrema derecha", error garrafal de Jean-Luc Mélenchon ante Marine Le Pen y finalmente a favor de Emmanuel Macron en las últimas elecciones francesas. Macron no para de desmantelar Francia. El hecho es que es desde los medios de comunicación masiva predominantes que se etiqueta a cada agrupación, sin que falte quien se compre la "marca" que le venden. Funciona: a fin de cuentas, hay un vago consenso mediático en medio de una gran dispersión. No gana Europa. Como lo demuestra Alemania, gana quien tuvo la "técnica" suficiente para acordarse de que la ganancia es: "los rusos fuera, los alemanes abajo". Y hay hasta quien dijo, desde Estados Unidos, que no se trata de matar a los rusos, sino de hacerlos sufrir.

     Asunto de clase, Alemania se la jugó con Estados Unidos incluso con pérdidas, mientras Japón se rearma a toda velocidad, sin protesta ninguna. La visita de Xi Jinping a Rusia no despertó la menor crítica estadounidense contra China, porque el imperio es hábil y no abrirá dos frentes al mismo tiempo. Si el imperio está en decadencia, para llevarse a otros entre las patas no le falta habilidad. (da click en el botón de reproducción).



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