Cuando llegó a la presidencia del Ecuador, Rafael Correa logró al poco tiempo, en la Constitución de 2008, que se prohibiera la existencia de bases militares extranjeras en ese país. Terminó el plazo de la base estadounidense de Manta, en la costa ecuatoriana, y simplemente ya no se renovó más, sin que por ello creciera la delincuencia. Antes bien, al contrario, el Ecuador se convirtió en uno de los países más seguros de América Latina. Ahora, el presidente Daniel Noboa quiere reformar la Constitución para la vuelta de bases extranjeras, en particular en las islas Galápagos.
Álvaro Noboa, el gran magnate bananero, se aseguró de que su hijo Daniel naciera en Miami, Estados Unidos. Ahora, Daniel Noboa hace lo mismo con sus hijos. Miami no es la capital ecuatoriana, pero sí plataforma estadounidense de influencia sobre Sudamérica, además del Caribe, un poco como relevo de Nueva York, y a diferencia de Texas y California, más orientados sobre todo a México y Centroamérica. No es nada más cuestión ideológica. El presidente ecuatoriano Lenín Moreno ya gobernaba con una oficina de estadounidenses en pleno Palacio de Carondelet, en Quito, capital del Ecuador. Ahora se sabe, gracias a investigaciones precisas reveladas por el portal Rebelión, que la fiscal general ecuatoriana, Diana Salazar, trabaja en relación estrecha con Estados Unidos, para "sembrarle" todo lo que se pueda a Rafael Correa y otros de la Revolución Ciudadana (RC), por lo que la misma Salazar se ha hecho acreedora a distintos reconocimientos en Estados Unidos (Centro Woodrow Wilson y otros...). Rebelión también ha confirmado que el ejecutado Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia, era informante de Estados Unidos (algo que se sabía desde hace mucho tiempo). Para calmar los espíritus, no se trata de ninguna Tercera Guerra Mundial, pero sí de "disuasión" contra China en el Pacífico sudamericano. Villavicencio se había pasado buena parte del tiempo denunciando los vínculos entre el Ecuador y China. En rigor, no sería tanto el petróleo de Venezuela que interesa a Estados Unidos, que tiene distintas formas de acceso a él, sino los vínculos venezolanos con China. Como sea, Salazar no ha hecho nada por investigar en serio el asesinato de Villavicencio ni a los "narcogenerales" en la policía ecuatoriana, denunciados por los propios Estados Unidos.
Daniel Noboa no ha logrado resolver el problema de la inseguridad en el Ecuador, sino que los grandes cárteles bajen su perfil, y por cierto que sin recapturar al capo Fito Macías, el aliado del CDS (Cártel de Sinaloa). Por lo general, como lo han probado México y Colombia, cuando baja este perfil prolifera la delincuencia con más variaciones: si bien hay control de cárceles y patrullaje en las calles, en lo que va de 2024, según Rebelión, aumentaron en el Ecuador entre en 40% y 90% los secuestros y extorsiones. Los homicidios han disminuido, pero no los ajustes de cuentas, que se cobran la vida de quienes tratan de poner algo de orden, como la directora de la penitenciaría del Litoral, Daniela Icaza. Hablando de banano, la droga suele ser transportada en contenedores de banano. por lo que se considera que hay vínculos entre el crimen organizado y sectores agroexportadores. Noboa no es ningún Bukele ni nada parecido (el presidente salvadoreño Nayib Bukele atacó los vínculos de la delincuencia organizada con la oligarquía de ARENA-Alianza Republicana Nacionalista). Se trata nada más de vender una doble imagen: la de reducción de la inseguridad y al mismo tiempo la creencia de un vínculo entre narcotráfico y periodo de gobierno de Correa, una engañifa. Todo se complementa con un acercamiento abierto, para no decir que descarado, con Estados Unidos, para satisfacción de quienes tengan interés en creerse que lo nacional es la corrupción de "Correa y su gente", a reserva de saber, en las elecciones de 2025, cuánta gente está dispuesta a ceder el Ecuador y a no tener el menor sentido patriótico con tal de alcanzar algo en la "derrama" -supuesta- de unos cuantos magnates y en la creencia de que, de una u otra manera, se es parte del imperio. La RC ha evitado la confrontación con Estados Unidos, resultando por ahora difícil saber si es una debida precaución o un error: para un "Estado fallido" como el Ecuador, debiera ser importante distinguir entre quienes quieren patria y quienes no están en ella más que para sacarle todo el jugo, y entregarle una parte a Estados Unidos. (da click en el botón de reproducción).
Quienes se hacen llamar "demócratas liberales" y sus partidarios, como el escritor mexicano Enrique Serna, convencido de que todo el mundo debiera tener una madre como María Corina Machado, opositora venezolana, no han parado de mostrar su preocupación por la situación de Venezuela, más si llega a faltar papel higiénico. Machado declaró recientemente: "Maduro está desnudo frente a todo el mundo y a sus seguidores". ¿Qué puede ocurrir si, en estas circunstancias, no hay papel higiénico? Para ser precisos, es probable que el sistema electoral venezolano siga siendo confiable, como lo constataron hace no mucho estadounidenses Demócratas;; el reelecto presidente, Nicolás Maduro, estuvo lejos de obtener una victoria aplastante, al conseguir poco más de la mitad de los votos; como para ellos es el "patio de los Rockefeller", es posible pensar que a los estadounidenses no les gusta la cercanía de Venezuela con China (mucho más que con Rusia, a diferencia de Cuba y Nicaragua); no hay nada de socialismo y sí de populismo (por el sistema de "Misiones") en territorio venezolano, donde la independencia de criterio comunista es mal vista y objeto de más represión que Juan Guaidó; Hugo Chávez era un merolico, aunque incomodaba a Estados Unidos, y no es fácil saber si queda algo del chavismo en su "gran ímpetu", ya que la unidad latinoamericana, al menos por ahora, tiene algo de convergencia con los Demócratas estadounidenses, antes que con la propia gente. Seguramente que los medios de comunicación masiva del centro ya eligieron (es Kamala): queda por saber si los estadounidenses y tal vez con algo de "ayuda" "lo harán otra vez" o se "equivocarán" dándole el triunfo a Donald J. Trump. Dicen a veces que "si ya saben, para qué preguntan", entonces ya saben, es Kamala, pero se pregunta para saber si hay errores que corregir, sondeando a la gente, y por si acaso linchando a Trump.
Hasta hace pocos años, la agricultura venezolana no importaba gran cosa. La economía en general tuvo varios años muy malos, lo que se tradujo en la salida de millones de venezolanos. Venezuela sufrió en parte por sanciones económicas, pero también por impericia del gobierno "chavista". Venezuela no tiene mucho secreto: décadas de depender de un solo producto, el petróleo, malgastado en hábitos rentistas. A la sombra del "chavismo" y el sempiterno petróleo prosperaron contrabandistas y miembros de la "boliburguesía" ("burguesía bolivariana"). Como parte del hábito rentista, no es raro que la oposición no sea más eficaz y sí en cambio igual de bocona (Chávez lo era): saca la renta de ser "antichavista", es decir, de criticar en todo al de enfrente, sin que se sepa si hay alternativa, como propuesta de Estado y de nación, o si se trata también de sacar otra renta, la de la alianza con Estados Unidos: ser anti algo no implica ser propositivo, lo que no entendió tampoco la oposición mexicana, por ejemplo, de la que, al menos con la candidata Xóchitl Gálvez, se diría lo del dinero y de Camelia: "nunca más, se supo nada". Entretanto, hay gente que no descansa: la economía venezolana se ha ido recuperando en más de un aspecto, la durísima híperinflación desapareció y la inflación es menor que en Estados Unidos o la Unión Europea (UE) y, en lo que representa un vuelco significativo, Venezuela, que no tenía mucho para hacerlo, consiguió la autosuficiencia alimentaria, por lo que la estructura económica se ha ido modificando y ya no es lo que en tiempos de CAP, como se conocía a Carlos Andrés Pérez, presidente venezolano socialdemócrata: una máquina de cambiar exportaciones de petróleo por importaciones de whisky. Por cierto que, como lo demostró con el "Caracazo" de 1989, a CAP no le temblaba la mano para matar por cientos a su propia gente, como tampoco a las "guarimbas" opositoras., grupos de choque callejeros con cierto parecido con los que salieron a provocar en Nicaragua hace algunos años. Cosas de la "mamá de América Latina", como la quisiera ver la ternura caníbal de Serna. No que María Corina "nos quiere gobernar" o que sea la de las "guarimbas", aunque no las viera mal: Machado es hija de uno de los más grandes magnates de Venezuela, enojado porque Chávez le tocó sus intereses, y ligada a NED ((National Endowment for Democracy, Fondo Nacional para la Democracia), que promueve "revoluciones de color" donde todavía hay quien se deje. O sea que la mami latina debiera ser empresaria y medio gringa: la "señora", tipo Violeta Barrios viuda de Chamorro en Nicaragua. En fin. La hiperinflación se terminó en 2020, Venezuela empezó a tener un muy buen crecimiento económico (sin Covid como pretexto para no tenerlo), de cinco por ciento en 2023, y, como ya se señaló, el 96 % de los alimentos que consumen los venezolanos se producen en Venezuela, mientras se busca que para finales de 2024 sea el 100 %.
Dos detalles más. Cualquiera lo puede ver en la Web (los datos de economía son del portal Rebelión), Caracas, capital venezolana, ya no está entre las ciudades más inseguras del mundo, lo que era ya antes de Chávez. Ni es tan seguro que los vínculos con Estados Unidos sean tan endebles: este país ha venido aumentando sus compras de petróleo venezolano en mucho, según Rebelión. Es poco probable que Maduro vaya a ser el padre de América Latina, y tampoco es factible que Venezuela deje de ser un país de gente con frecuencia grosera y tendiente a hablar a gritos. No hay de socialismo y al ritmo actual, ni de verdadero conocimiento de Simón Bolívar, porque el "bolivarianismo" actual no es de ideas, y mucho menos de teorías (aunque se premió al teórico argentino Claudio Katz). El gobierno de Maduro la toma a mal -como es lo propio del populismo- con la independencia sindical y de criterio político, como sucede en toda clientela, por lo que "revienta" comunistas si consideran que la gente debe aprender a ganarse las cosas luchando en vez de esperar dádivas desde arriba. No lo inventó Chávez: Acción Democrática (AD), de CAP, sabía de clientelas antes del chavismo, de corrupción y de mujeres Miss Universo. No fue María Corina, pero no todo en Venezuela es el desastre. Ni es seguro que se necesite otra señora del estilo de la ingeniera Machado. En cuanto al dicho de Serna sobre "patriarcados milenarios" en América Latina, aquél debería saber por Marx que el ser humano se dedica a los problemas que puede resolver: "En América Latina, escribe Serna, el paternalismo político es una tradición milenaria", ante lo cual debe reivindicarse la "política maternal" de Machado. Así se saldrá de lo creado cuando menos desde la era teotihuacana, la tolteca o la olmeca (con gente como la Sra Wallace, Marta Sahagún, etcétera...y papel higiénico, por favor) . Ah sí, justo ahorita ya vamos a empezar, porque "es tiempo...de mujeres" (da click en el botón de reproducción).
Podría ser un héroe. Ernesto Zedillo fue golpeado por granaderos en el 68, siendo estudiante de una Vocacional del IPN (Instituto Politécnico Nacional, la 5). Y además, si se lee entre líneas su Wikipedia, puede que Zedillo de chiquito haya boleado zapatos .. Así que ya traía algo muy libertario, y mucho más tarde declaró lo mismo que se le ocurre a una parte de la autodenominada Cuarta Transformación (4T): "todo empezó en 1968 con el reclamo popular de un México más democrático", a reserva de que se entienda por "popular", si "de pueblo" o "con popularidad". ¿De pueblo o de popularidad? Al permitir la victoria de la izquierda en el Distrito Federal en 1997 -con Cuauhtémoc Cárdenas- y la alternancia -!alternancia!- en el 2000, el antiguo politécnico puede pasar por apóstol de la democracia.
Después de todo, tal vez pueda decirse lo que se estilaba como consecuencia del 68: "tú solito no puedes cambiar el sistema", "para cambiar el sistema tienes que estar adentro", o incluso "pues como no puedes cambiar el sistema, tienes que cambiar tú", lo que termina en "cambia tú para ser parte del sistema". Zedillo faltó a la regla del "sistema" -quedarse callado terminado el mandato presidencial-, a diferencia del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), y salió a hacer una rabieta contra la potencial "tiranía" que implicaría para México la reciente reforma del Poder Judicial. Nada que ver con los tiempos de Zedillo, que ponía y quitaba -sueldazos de por medio- a toda la Corte (por esas sumas, se podían ver "asesinos solitarios" por doquier, incluso minutos después de un asesinato). Interesante silencio de más de un funcionario de Zedillo que se encuentra de "4T": Olga Sánchez Cordero o Esteban Moctezuma de "primer piso", Juan Ramón de la Fuente -bastante clave- de "segundo piso" con la presidente entrante Claudia Sheinbaum, a la vez de negocios y libertaria. Es "prosperidad compartida".
El militar Jesús Gutiérrez Rebollo, favorito del candidato priísta Luis Donaldo Colosio, asesinado en 1994, fue "sepultado en vida" por Zedillo. Gutiérrez Rebollo descubrió que en el tráfico de droga en México estaba no nada más la familia política del mandatario, sino el secretario particular de éste, Liébano Sáenz, alguien cercano a Colosio. Pagó quien puso a Zedillo delante de su responsabilidad: si hubiera tenido algo de autoridad, habría ido más allá de "callar" a la familia política y tomado medidas contra Sáenz, amigo del "Señor de los Cielos", Amado Carrillo Fuentes, alguna vez capturado por Gutiérrez Rebollo. Todos impunes, entre los culpables, y culpable quien se hizo responsable, porque así es en México, motivo frecuente para eludir tomar responsabilidades (no se vaya a amanecer como chivo expiatorio). Así es Zedillo, presidente de 1994 a 2000, acusado por Francisco Labastida Ochoa (candidato priísta en el 2000) de haberlo dejado solo, mientras, sin que volviera a faltar dinero sucio, se promovía a "los Amigos de Fox". Zedillo fue el escogido de José María Córdoba Montoya para remplazar a Colosio, y a Córdoba le había dedicado su tesis el mandatario. Así que el apóstol tuvo sus consejeros, además amigos del chief of staff, Luis Téllez. ¿Alternancia entre quiénes?¿Y el significado de alternar?¿Entre el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el PAN (Acción Nacional)? En fin, nadie es dueño del curso de las cosas. Es al estar por salir Zedillo que se le dió "carpetazo" al caso Colosio, estando Jorge Madrazo Cuéllar al frente de la PGR (Procuraduría General de la República). No fuera a ser Colosio otro cadáver en el clóset de Zedillo. La actitud del hoy ex mandatario es mejor que la del presidente Felipe Calderón (2006-2012): Zedillo parece el borracho que llega a casa a dar de manotazos para que no se le diga nada. Además de que cansa el uso de palabrotas por efectismo: dictadura, autoritarismo, autocracia, lo que sea.
En la universidad pública no se quería a Colosio. Tampoco se criticó mucho a Zedillo, pese a lo nunca del todo aclarado de lo sucedido en 1999. Las universitarios podían estar más cerca de Córdoba o de Camacho, al interpretar "democracia" como mayor reparto del pastel, sobre todo para las clases medias. Zedillo, a quien se reprochó carecer de grupo, fue el hombre de la apertura que se había esperado con Camacho, aunque al centro-izquierda, no a la derecha. La última serie de priístas tiene su villano favorito, Luis Echeverría, coco de libertarios y empresarios, su pequeño apóstol en Zedillo, un grandísimo corrupto intocable, puesto que "alcanzaba para todos" (José López-Portillo, 1976-1982, nunca vilipendiado pese a que hipotecó al país), y un "innombrable" venerado por ofrecer el Primer Mundo sin compartirlo. Ahora es "prosperidad compartida": en apariencia, lo que se suele esperar.
El seductor de la patria optó por volverse español. Calderón está en España. Fox, en su rancho, como la troca. Lo interesante de Zedillo, el Gran Hombre de la Democracia, es que pasó de ser "boleador de zapatos" y algo así como héroe del 68 ("yo estuve ahí") a hombre de negocios, y no menores: socio de los ferrocarriles que privatizó, gente de Citigroup, ligado a Bill y Melinda Gates, consejero del grupo PRISA (importante entre los hispanos en Estados Unidos), director de un centro de la universidad de Yale y Honoris Causa de Harvard. Libertario y ligado a los negocios. Entonces es el self made man medio cachanilla, medio chilango, el que "cambió al sistema por dentro" (¿qué, no?), y el que después de todo salvó al negocio así fuera a costa de décadas de deuda para el país por rescatar a la banca. Contra lo que dijo el mandatario saliente Andrés Manuel López Obrador, no es seguro que a Zedillo "lo mandó Salinas", porque éste, a diferencia del apóstol de la alternancia, apostaba a no perder el poder político, por lo que no eligió a Manuel Camacho. Colosio, entre otras cosas, había levantado al PRI luego del fraude de 1988 que encumbró al seductor de la patria. A la larga, Acción Nacional no logró encontrar alguna nueva fórmula (salvo la de asociarse igual con el crimen organizado), y el PRI terminó de irse a pique con el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México) y como si se tratara a propósito de ir perdiendo, en medio de los lamentables insultos de Alejandro "Alito" Moreno a Labastida Ochoa o del relegamiento de Manlio Fabio Beltrones en el Senado. Para no hablar del ridículo -otra vez, pareció a propósito- de José Antonio Meade para las elecciones de 2018.
No es que se esté en un proceso de entrega sin contradicciones, a juzgar por el relevo en el Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa). Nada más sucede que, entre las formas de arribismo de moda, está la combinación de libertario y gente de negocios, que es, para más señas, todo el contexto familiar de Sheinbaum, pasado y presente. Suficiente para preferir en algo a MoReNa sobre el gobierno electo, a menos que las capas medias renuncien a rematar con el agarrón entre ellas. Los medios de comunicación masiva, grandes electores al fabricar candidatos, colocaron a Sheinbaum y a Marcelo Ebrard en el foco de los reflectores, prácticamente con la misma "idea", y a sabiendas de que la gente confunde el lugar enfocado por los reflectores con la realidad. En De la Fuente, había un chorrito...Al menos que Andy López Beltrán (hijo de López Obrador) sea un guiño de ojo al clientelismo (presente en Sheinbaum y los "duros" lópezobradoristas) y Luisa Alcalde (que por inteligente no despierta grandes comentarios sobre "tiempos de mujeres", ni sobre su interesante propuesta de 100 puntos para hacer de MoReNa algo más serio) al mundo del trabajo por el nearshoring. Sheinbaum dejó su militancia en MoReNa (!) y no quiere un "partido de Estado": de acuerdo, si va a un viraje que no anticipa mucho de bueno, y que ya fue entendido por el mundo de los negocios luego de una que otra escaramuza. En fin: tiempo de libertarios y de hombres de negocios, como el del "zedillismo", pero también de buscar preservar lo mejor de la 4T. Con los universitarios esperando, como acostumbrado, que la parte propia del pastel crezca: si es "tiempo de mujeres", sin demasiado aprecio por las inteligentes, seguramente deba ser también "tiempo de ciencia", con la peculiar creencia de que un científico es, por fuerza, inteligentísimo. ¿O sea que no quien no lo es? (da click en el botón de reproducción).
Alguna gente ya mayor en el estado de Sonora considera que quizás el último gobernador más o menos decente del estado fue Samuel Ocaña (1979-1985). Con el gobernador Manlio Fabio Beltrones (1991-1997) ya fue otra cosa, así se tratara del "señor elegante", por la ostentación, en más de una construcción oficial. Este derroche no correspondía con la crisis que estaban viviendo ya agricultores y ganaderos del estado. Luego de Beltrones, siguió el descalabro "PRIAN", desde Armando López Nogales (1997-2003) hasta Eduardo Bours (2003-2009) y Guillermo Padrés Elías (2009-2015), quien fue incluso a dar a la cárcel. El saqueo del erario y la dilapidación fueron tan graves que poco pudo hacer Claudia Pavlovich, cercana a Beltrones, y el gobernador del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), Alfonso Durazo, recibió una entidad totalmente en quiebra. Como decía el grupo musical Laberinto, de Ciudad Obregón, había sido "como un remate de feria o de carnaval: con un alegre principio, y triste final". No faltó quien perdiera la cabeza por la "circulación de dinero", cuando menos desde el gobernador Beltrones, lo que coincidió con cierta difusión de la gastronomía local, en particular a través del más tarde alicaído Palominos, que llegó a la capital mexicana, y con una creciente urbanización. Hermosillo dejó de ser el "bonito pueblito sencillo" de antes y fue posible ver el terrible descalabro de un centro histórico aunque pequeño, como el de Guaymas. Ni quien se acordara, en el festín, de lo que alguna vez había representado Sonora para la historia de México. Algunas cosas han cambiado con el youtuber Alejandro Carrizales o con Ranchoel17, pero no puede asegurarse que MoReNa haya logrado revertir el gran deterioro del estado, que se anunciaba incluso en cierta crisis desde antes de Ocaña, con el rechazo de la inmigración, en los '80. Los sonorenses quisieron creer que la cosa era gente de fuera del estado, pero no poca del estado mismo se extravió.
Para más señas, el narco se fue metiendo al estado, haciéndolo violento, como ocurre desde hace tiempo con Obregón/Cajeme, donde se metió el cártel de los Beltrán Leyva, dejando sus señas en casas abandonadas de Ciudad Obregón, por ejemplo en la avenida del Náinari, que da a la laguna del mismo nombre. Luego fue el puerto de Guaymas. En tiempos de Padrés Elías, del partido Acción Nacional, las avionetas pasaban alegremente cerca de río Sonora para llevar droga a Estados Unidos, sabiendo todo el que lo quisiera oir que eran los cargamentos del Chapo. No eran la felicidad de la gente, que vivía temerosa, al mismo tiempo que se aceleraba la extracción minera que un buen día terminó en el desastre del derrame tóxico del río Sonora. ¿Todo el mundo sabía de las avionetas menos la autoridad del lugar? Un freno se puso en la fronteriza ciudad de Agua Prieta capturando al suegro de Joaquín Guzmán. Pero los problemas siguieron en el sur y en el desierto de Altar, complicándose con el tráfico de migrantes. ¿Gente venida de afuera, como a la larga "Los Chapitos", de los que todo el mundo conoce la localización?¿Se les quitó el estorbo de Rafael Caro Quintero y el cártel de Caborca? Es lo que de alguna manera dijo la película "Somos", sobre la tragedia de hace algún tiempo en el norte carbonífero de Coahuila: gente que llegó de afuera, pero que logró complicidades en el arribismo social de más de uno adentro.
El problema es de ya larga data, considerando por ejemplo que el "Señor de los Cielos", Amado Carrillo Fuentes, fue capturado en 1989, para ser dejado en libertad en poco tiempo. Existen en causas penales testimonios sólidos de que algunos políticos intercedieron para que Carrillo fuera liberado. Y para su desgracia, uno de esos políticos fue Beltrones. Después de todo, en uno de los barrios lujosos de Hermosillo, Pitic, Carrillo Fuentes se hizo construir una casa que sólo un ciego podía no ver, puesto que era prácticamente de una cuadra, pero con fantasiosos minaretes (!). "Asuntos de grupo" podían pesar tanto como cierta tradición institucional. "Asuntos de grupo" en los que Beltrones tuvo que ver, sin decir la verdad y negando en particular el "videodedazo", al momento de la muerte del candidato priísta (PRI-Partido Revolucionario Institucional) Luis Donaldo Colosio. Lo "revolucionario" se había acabado bastante antes, por lo menos desde que el presidente José López Portillo (1976-1982), dijo en medio de una gigantesca corrupción -que nadie le cobró- que era el "último presidente de la Revolución". Afortunadamente Arturo Durazo pudo haber sido el último jefe "revolucionario" de la policía de la capital mexicana, originario de Sonora (Cumpas). Simplemente, "asuntos de grupo" fueron liquidando -y más de un sonorense no fue ajeno al jolgorio libertario- lo "institucional", con las reglas que suponía como garantía de estabilidad. Al grado de llegar a asuntos de familia o de "clanes", a los que no fue ajeno Beltrones. La denuncia en su contra la hizo notar el hijo de Jesús Gutiérrez Rebollo, César Gutiérrez. Gutiérrez Rebollo tuvo la mala fortuna de descubrir cómo la familia del presidente Ernesto Zedillo, a través de su esposa, Nilda Patricia Velasco, estaba metida a fondo con los Amezcua colimenses, los "reyes de las metanfetaminas". El militar fue a dar a la cárcel para que pudiera cumplirse el principio de "las buenas conciencias", logradas con un muertito escondido o "silenciado". Así procedía Zedillo (1994-2000), y agencias estadounidenses estuvieron muy metidas en la fabricación del caso a Gutiérrez Rebollo, mientras el mismo Zedillo acataba la iniciativa de ir desplazando al PRI.
Beltrones es Sonora en transición, y no siempre de la mejor manera, para "hacer circular dinero" creando ilusión de que habrá "para todos" al margen de que sea o no merecido. Alfonso Durazo es la extraña continuación de esa "transición" eterna: la "prosperidad compartida" no entre mexicanos, sino con más inversión extranjera, a riesgo de que no quede mucho de institucional, salvo en el ademán de Capulina (mote del senador sonorense), y de nacional el clan (el "grupo" como tótem) con food stamps.(da click en el botón de reproducción)
Cuando se trata de técnica, más el día de hoy, resulta para muchos difícil no hacer de ella un fetiche, objeto de veneración: es por ello, por ejemplo, que para algunos se cambia de celular a cada rato para estar con la "última generación", como también tiende a obligarse a cambiar de automóvil con frecuencia pese a que no sea necesario. Los programas de la Internet van de cambio en cambio, etcétera, y hasta para un servicio telefónico hay que toparse con: "nuestro menú, ha cambiado". Al menos no lo hacen así los restaurantes.
En un país como México, más de una obtención de un servicio por teléfono o de realización de un trámite en la Web puede significar una peregrinación de horas sin garantías de certeza, trátese de algo relacionado por ejemplo con una Aplicación bancaria, de cotizar el mes en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) para una trabajadora del hogar, de obtener que se haga efectivo un Seguro de gastos médicos mayores, de lograr una asesoría legal en la Defensoría Pública, de tener asesoría para una transferencia bancaria, o muchas cosas más. Algunas personas creen que es "la tecnología", ciertamente no exenta de algunas complicaciones, pero esta es actitud de "ludita": era el obrero furioso que en el siglo XIX le pegaba a la máquina. En realidad, la tecnología -los programas, por ejemplo- son mercancías que se compran y se venden: un negocio, y como tal, algo hecho por personas. Todavía no ha nacido la "cabecita de algoritmo", aunque podría no estar lejos el día en que un "ligue" comience así: en vez de "¿cómo te llamas?", un "¿me das tu ID?". La tendencia es a creer que, así como un mesero mexicano puede decir que "están trabajando los chilaquiles", es "el sistema" el que "habla" y decide. "Lo arroja" o "no lo arroja" "el sistema" y no hay nada humanamente posible. Rara vez se piensa que alguien diseñó ese "sistema", o que alguien diseñó un menú telefónico, a veces, con la idea de que todo usuario es potencialmente fraudulento, al estilo antiguo del Súper Agente 86.
En primer lugar, y como ocurre en otros ámbitos (compensados con algunas "ayudas sociales"), lo que supone esta nueva tecnología, con la creencia de que es la máquina automatizada la que hace las cosas, es la conversión del trabajador de servicios en apéndice de la "herramienta" y "lo que arroja", sin que aquél tenga mayor capacitación para resolver problemas, más allá de seguir mínimamente un protocolo. No se capacita para solucionar algo que suponga un error o una falla, puesto que lo automático supone que no halla; por momentos, hablar con alguien que "da el servicio" siguiendo un protocolo sin pensar es como meter una moneda en un máquina a ver "qué arroja", si refresco, papitas o galletas. Cualquiera sabe lo que ocurre si por error la máquina se traga la moneda: la máquina, diseñada por alguien (por lo que habría que llamar sabrá Dios a dónde para que la abran), tiene el sartén por el mango y el usuario es quien está frito. Pobre del que, tratando de arreglar algo que la gente de los protocolos no previó o carece de capacitación para resolver (lo más frecuente), tiene que aguantarse un "tour" por "lo voy a transferir al área de" sin garantía de que no se siga así hasta colmar la paciencia. No queda más que una forma de "tráfico con embotellamiento": no por la tecnología, sino por la falta de capacitación y capacidad para pensar de quien atiende y no está para pensar, sino para seguir el automatismo del protocolo, acercándose al grado de "apéndice con automatismos" de la máquina (el clásico "¿cómo se encuentra usted el día de hoy?"). La "fuerza productiva" de la máquina está "trabada" por la relación entre personas y de propiedad, es decir, por el hecho de que, en la cabeza del empresario, la máquina sirve para reducir costos de capacitación (educación incluida), para volver precario el trabajo (el que tiene poca capacitación es más fácilmente remplazable), presionar el salario a la baja o estancarlo y crear inseguridad en el trabajador, que, enajenado (entiéndase que sometido a la fuerza ajena de la máquina), ya ni siquiera tiene claro el sentido de lo que hace, fuera de recitar un protocolo. En este sentido, la pérdida de saber es pérdida de oficio o profesionalismo. Ser competitivo, no ser competente. El manejo del empresario se "come" parasitariamente al trabajo que hubiera podido estar bien hecho y que se chatarriza, sin contar el riesgo de sobreexplotación. Es la relación mala entre personas -empresario y trabajador- que "pudre" el trabajo, no la máquina. Es muy notorio en países que, como México, están acostumbrados a no capacitar mayormente a la fuerza de trabajo, pese a las exigencias de ley. De "rebote", hay cierta forma de echar a perder el consumo del servicio, porque además éste está pensado para "explotar" al usuario: ningún banco falla -ni otra empresa, como la del teléfono, por ejemplo- si no se paga a tiempo, así sea por descuido. Hay que agregar la tendencia al monopolio u oligopolio que impide cambiar de otorgante del servicio, si bien puede haber a veces diferencias algo útiles para el consumidor (que puede por ejemplo conocer ciertas diferencias entre pocos bancos). Lo grave es que, en nombre de la "adaptación para no quedarse atrás", estos "modos" de empresa se vayan haciendo presentes en el sector público, con el mismo efecto de "embotellamiento". Y otra vez: cuando está realmente organizado de acuerdo con el servicio público y el sentido de atención, curiosamente las cosas marchan (es conocido en México el caso bastante eficaz de la oficina de pasaportes, lo que indica que no es problema de tecnología). Otro ejemplo: el piloto de avión debe saber qué hacer para volar manualmente -pensando- si falla la computarización del vuelo. Que durante un tiempo no se haya dado esta capacitación provocó uno que otro desastre (con los "tubos Pitot" congelados, por ejemplo, una falla que suponía pasar del "piloto automático" a saber pensar cómo maniobrar manualmente la "nariz" del avión).
Pareciera que, con el fetiche del "automatismo", más de uno cree que saldrá con ganancia ahorrándose el costo de pensar y limitándose a "seguir la flecha", ni se diga con la Inteligencia Artificial, pese a que es muy fácil ponerla a prueba para ver sus limitaciones. Ahora es "hacer sin pensar" y el usuario o consumidor tampoco está llamado a pensar: no sirve de nada cuando se está en un "atorón" y no hay vías alternas, aunque a veces no esté de más buscarlas. Ir de México a París vía Sydney siempre es posible. Lo que se tiene que considerar, pero es tabú -mientras la máquina es el tótem- es que, en la relación entre personas, el empresario no se interesa por capacitar y dar realmente un oficio o profesión; precariza, no paga bien y vuelve inseguro; busca que todo "rote" más rápido, pero no se preocupa por dar servicio ni por la calidad del consumo, sino simplemente por realizar su ganancia. Así va el futuro que tanto entusiasma. Y cuidado, porque no se aceptan devoluciones. Si hay un argumento que no lo es -pero lo esgrime la presidente electa de México, Claudia Sheinbaum- es que multiplicando las máquinas se evita la corrupción. Antes de este maquinismo desaforado había en varios países administración pública sin corrupción. ¿Qué ocurre si con lo que antes se sometía al cuerpo es ahora con la mente? (da click en el botón de reproducción vía Youtube).
Es muy entristecedor que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) esté yéndose a pique como lo está haciendo, sin entender siquiera lo que está haciendo. No es el único: es en parte lo que ocurre cuando mandan los medios de comunicación masiva y exigen mercadotecnia para vender cualquier cosa y conseguir negocio.
El PRI no fue una dictadura, tampoco una "perfecta", ni un partido único. Este no es más que el cuento que se han querido contar los libertarios para hacer de sí mismos supuestos "héroes", sobre todo a partir de 1968 y dejando en el olvido luchas previas. Al mismo tiempo, el PRI tampoco fue la pureza y tuvo afición temprana por la corrupción, como lo atestiguaran las historias seguramente poco conocidas de las parrandas de "La bandida" y "La comanche": la "fiesta" -tan reivindicada como si fuera muy propia- como lugar de relajo para que el otro mostrara su lado débil y quedara "amarrado". A la vuelta de los años, aunque era algo ya preparado desde el alemanismo (con "La guayaba y la tostada" en Nosotros los pobres), empezó, un poco más allá del populismo, la recuperación mediática del "pueblo" para "hacerlo caer" y voltearlo contra sí mismo, en lo grotesco y lo vulgar, en gran medida gracias a la televisión, y en parte el cine, todo con vínculos en especial con Televisa. Los personajes de pueblo son a partir de cierto momento éso, más personajes que personas, sin miedo al ridículo, desde hace rato: desde Chon y Chano hasta los de la vecindad del Chavo, pasando por algunos de Derbez en Cuando ("pregúuuuntame, cabrón"), un par de pseudoindias (la India María y la india Yuridia)y otras exhibiciones ("La risa en vacaciones", etcétera): el ascenso de la "clase" media es también la creación de un pueblo de caricatura, para el consumo, con mucho empeño en ir perdiendo el sentido del decoro, que podía estar ligado al trabajo, el estudio y cierta sabiduría. No: el pueblo es el chacoteo, lo bajo, lo que empieza a tirar a lumpen (y que ya está presente en el alemanismo), lo que desde lo bajo ayuda a corromper. Desde que empieza el ascenso de Televisa y a principios de los '70, Mario Moreno "Cantinflas" lamenta que se estén perdiendo valores. Al rato es la pachangota con "La Pelangocha" no muy lejos de la obscenidad y lo populachero o la vuelta a la feria de las balas. El capitalino o "chilango" tiene especial facilidad para corromper y "hacer caer" para "nivelar por lo bajo". Cualquiera puede buscar la definición de la palabra: es regodearse en la pérdida reiterada del decoro. Ya se ha dicho: nunca criticado, el sexenio de José López Portillo (1976-1982) ya es el del histrión y el de alguien de "fiestas" o bacanales como Arturo Durazo. De una u otra forma, se trata de no tener mayor verguenza. Se olvida cómo Luis Echeverría (1970-1976) era odiado entre otras cosas por no ir a fiestas de políticos. Para el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), ya se habla de "renovación moral", sin que sea tal. La imagen que se le pretende dar de sí mismo al pueblo mexicano es penosa: el goce de la falta de decoro. Algunas otras cosas ya están igualmente latentes, como algunos de Sinaloa en 1968 o, previamente, en la caída del rector universitario Ignacio Chávez, el último en creer en la academia antes que en la politiquería. Detrás de ciertos golpes bajos ya está la mano de uno que otro gobernador de Sinaloa, gente que, a diferencia de la norteña (con excepciones como Raúl Hernández, el "Tigre Solitario"), da lugar a "enfermos" y personas "broncas" -no de hablar golpeado-, cuando Reyes Heroles padre lanza la advertencia de "no despertar al México Bronco". El pacto con éste es parte de la historia del PRI, la nefasta.
De revolucionario, entonces, va quedando el ánimo de "echar bala" hasta que, en algún momento, alguien con Héctor "El Guero" Palma rompe el código de honor mafioso y se mete con la familia. Y sin que se note la consecuencia, se debilita, junto al Estado, lo "institucional", que aseguraba tan mal que bien, junto a ciertos límites y formas, el equilibrio de intereses que se irá rompiendo -con gérmenes en las ambiciones de Raúl Salinas Lozano- entre 1988 y 1994: si se puede matar a un candidato a la presidencia, es que ya todo se vale, lo que no es propio ni de las instituciones, que "instituyen" reglas, ni del decoro. En este sentido, tal vez quepan lamentar algunas de las firmas de intelectuales a favor del Frente Amplio Opositor, de Xóchitl Gálvez, al lado de sinverguenzas, puesto que el estilo del seductor de la patria es el cinismo, como el de los dos grupos intelectuales de "ese sexenio" que acaba a tiros, no sólo con el candidato Luis Donaldo Colosio, ni con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), sino con el cardenal Posadas y el cártel del Golfo. Con el pueblo que, sin mejorar su condición, es invitado a la "fiesta", previa liquidación de la referencia a la Revolución Mexicana, salvo por el "icónico" Emiliano Zapata. Ya no queda nada después, salvo el arribismo que inaugura Ernesto Zedillo (1994-2000). No es del gusto de los libertarios, que no quieren ningún Estado, pero es la salida de alguien con figura, Fernando Gutiérrez Barrios. El PRI se va desfigurando y va entre "desfiguros", como el del bajísimo Roberto Madrazo Pintado, una verguenza para un estado como Tabasco.
Capitalismo político, desde arriba (desde la "política"), aunque heredero de un fuerte movimiento desde abajo, el PRI alcanzó a tener su empresariado trunco, en particular empresariado agrícola, del noroeste, norte de Sinaloa y sur de Sonora. Es algo más que se va, se esté o no de acuerdo con lo que esa región representó: "Alito" Moreno no tiene nada que decir cuando se va Francisco Labastida Ochoa, de Los Mochis (Sin.), alguna vez candidato a la presidencia saboteado por Zedillo, que tiene orden de alternar. Labastida Ochoa es, hasta cierto punto, expresión de decoro, como algunos más (no todos) que se han ido del PRI; y el mismo "Alito" margina a Manlio Fabio Beltrones (Villa Juárez, sur de Son.), con asomo de decoro no del todo perdido, pese a haber metido una "mala modernidad" a Sonora y a no saber cómo salir del modo en que fue utilizado por el seductor de la patria y otros: alguna vez, Beltrones fue parte del equipo de Gutiérrez Barrios y de la escuela de un mínimo de lealtad institucional, lo que heredó la hoy cónsul en Barcelona, Claudia Pavlovich. Y sin excusar más de un desbarre de Beltrones, más bien obtuso en algunas cosas. Después de todo, fue con el PRI que se dijo que, en México, "la forma es fondo". No la desconoció del todo el presidente Andrés Manuel López Obrador: no consideró necesario juzgar al "régimen" antiguo, sino al salinismo, que no es lo mismo. A reserva de saber qué se puede poner cuando el Estado nacional está decapitado. Vulgar, López Obrador no fue. Ni insultó a nadie, pese al lenguaje tropical. Ni se metió con ninguna familia. Los que no tienen idea de lo que de positivo dejó el antiguo régimen son los del arribismo panista (de Acción Nacional, de derecha) y uno que otro tránsfuga del PRI ((José Narro Robles, gran corruptor, ambicioso y cínico, o Beatriz Pagés, de pura pose hasta la patología). Cuauhtémoc Cárdenas se quedó en la confusión de decoro y forma.
Poco antes de que Televisa fuera deformando al pueblo mexicano, ya estaba presente el gusto de José Vasconcelos y Lázaro Cárdenas: los momentos del mariachi en el que el de la trompeta se autoriza una desafinada mayúscula y el otro de la bravata de macho jalisciense, de mucha honra, con el honor confundido con la forma. El ciclo se cierra entre los 60 y los '70 con un mal comprendido José Alfredo Jiménez. Pero ya está el charro que lo hace "nomás porque se las puede": tiene "palabra de honor", entiéndase que otra que no lo es; echa bravatas y en vez de calmarla, "también las sostiene"; madruga, se adelanta, sorprende, y nunca se sabe si, de ser colocado ante su machismo, no sacará la pistola, hasta hace poco algo no tan infrecuente. El charro pasa también en la costumbre del pueblo.
Pero si algo estaba en ciernes desde los '60, se engalana desde el año 2000. Con López Obrador acomplejado -según él, es un "indio patarrajada de Macuspana", lo que no es, sino hijo de comerciantes y medio finquero-, el sexenio cierra con la banda MS: 24 años de banda sinaloense -podrían ser 30 si se la sigue la presidente electa Claudia Sheinbaum-, no con problemas con la banda en sí, sino con lo que significa (hasta echar a perder a Sonora con Carín León, por ejemplo): el paso de la antigua bravuconada al insulto ("En tu perra vida", "Tóxica"), la desverguenza (del peinado, de la barba, del estilo de vestir, de las "señoras") y el "más vale cinco minutos de rey que diez años de wey", entiéndase "yo hago lo que quiera porque todo me está permitido"....sin el menor decoro, para lo que además del look está la confusión entre lo vital y lo carente del menor sentido del límite, empezando por el "echar cuerpo". No es por Sinaloa: es por lo que hace la mezcla de narco con californiano, justamente para dejar por completo el decoro -que no era la pura forma- y pasar a "aventarle" al otro lo "bronco", no hosco ni rudo, sino majadero y bruto. Ni siquiera es, como hubiera dicho Vasconcelos luego de residir en Piedras Negras, el fin de la civilización y el principio de la carne asada, porque no la hay ni es lo preferido del triángulo dorado, de cierto insufrible estilo nayarita o de Obregón, el amo de las gracejadas y del gusto por matar. Es que es narco más californiano hecho pasar por mexicano. A diferencia de los antiguos, delincuencia con pretensiones no de rancho, sino de estatus, como "identidad" para el pueblo. Ni siquiera chilorio, Toni Col, "Lola" Beltrán, "Chayito" Valdéz, Luis Pérez Meza o Graciela Beltrán, a la que le componía Joan Sebastian. No: la desafinada que entre otros comenzó con Valentín Elizalde. De Los Tigres del Norte a Peso Pluma, Eduin Caz, Firme y "los trabajos que ni los negros quieren hacer", según esa pérdida de decoro que es el ex vicepresidente Vicente Fox. Esto puede ser decentito ante lo que sigue, que ya no es "vieja escuela", sino casi "el ruido y el furor de un idiota" (da click en el botón de reproducción).
El último anuncio de la tienda departamental mexicana Liverpool dice mucho: "la moda rompe reglas". No es tan nuevo: es más bien la última coincidencia entre el gran negocio y los libertarios. Es uno de los grandes servicios de la psicología y el psicoanálisis: derribar el "superyó" que reprime e impide ser libre y ejercer "derechos". Cualquiera, se entiende, es libre de seguir la moda y está "muy en su derecho" de hacerlo. Aunque no quede claro quién dicta la moda y para qué, salvo que haya quien crea que es simplemente cosa de "lo que la gente hace" o "lo que la gente quiere", a veces en nombre de un muy supuesto -y bastante cómodo- "todo el mundo". Es "lo que hay que tener" (the right stuff), para "estar a tono". No siempre es andar con la manada, sino estar en el posible reparto y en el temor a quedar fuera (what's in it for me?). Al mismo tiempo, "ponerse a la moda" tiene algo de mundano. La moda tiene hoy la capacidad de insinuar que da a cada quien la oportunidad de "ser sí mismo", "auténtico", hasta llegar al psicólogo que llama a "mimarse a uno mismo" y andar en el gran placer del Yo que se adora. El resultado es la moda que cada quien sigue individualmente, volviéndose parecido a otro. Si no fuera así, no hubiera moda. Con las reglas debiera ocurrir algo similar: que en vez de estar para romperlas, cada quien las interiorice individualmente y se sigan las mismas para todos, o casi. Las reglas, empero, no dan la impresión de libertad, sino con frecuencia de algo impuesto, más si se toma lo aprendido por impuesto: no es nada más cuestión del orden público, sino de la sociedad misma y lo que se entiende por barbarie. En más de un lugar, ya ha "entrado en la ciudad".
El ser humano ha ido creando reglas para garantizar un mínimo de convivencia social y de lo que es "civilidad". Hay distintas clases de reglas. Ponerse a irlas rompiendo una tras otra para "adaptarse a la moda" da la impresión de "ser social", pero no lo es. La regla dice, por ejemplo, que los partidarios de tal o cual equipo de futbol pueden armar toda la fiesta que quieran para apoyar al mismo; la moda dicta que encima hay que ir a agarrarse a porrazos con los partidarios del otro equipo y empezar a salirse de todo límite, llegándose como mínimo a los golpes. No es tan nuevo, pero ponerlo de moda vuelve difícil convivir en un estadio -nunca fue tampoco del todo fácil- y llevar a la familia. La regla dicta no andarse con demasiados insultos en el partido (aunque los hay desde hace rato); la moda se vuelve incómoda cuando se trata casi de colarse como un jugador más destanteando al portero del equipo contrario con un sonoro "eeeeeh !puto!". Suena divertido, y no hay que enfadarse demasiado: el problema es que este grito festivo desquicia las reglas del juego, tanto como lanzarle un botellazo al abanderado. Ni siquiera es cuestión de juego limpio: es cuestión de si se permite o no que haya juego. Es lo mismo en la calle: la regla es un reglamento de tránsito, y cualquiera sabe lo que sucede cuando la "moda" es no respetarlo. Lo mismo en el espacio público, por lo que se inventaron lugares que dicen "favor de guardar silencio": no hay que estarse a gritos y sombrerazos en espacios públicos por respeto a la existencia de otros, pero ahora ya llegaron los que llevan audífonos en las orejas y no tienen inconveniente en deleitar al "público" con el sonoro rugir del cañón de cada uno en plan de "no me importa donde estoy", es decir, de invasión del espacio público por el privado.Es que "la moda" dicta tener esos audífonos por "confort", para, a fin de cuentas, decir lo que se quiera, cuando se quiera, como se quiera y donde se quiera. Así en uno que otro deporte, en el tránsito o en la calle o el supermercado: la moda dicta no respetar al equipo contrario, no hacer caso del reglamento de tránsito (menos si hay carrazo por presumir), no tomar en cuenta en un restaurante o en la calle que uno no está "como si fuera único y estuviera solo". La moda puede ser la banda sinaloense, pero la regla dicta no reventarle los oídos a otro en un taxi o en un conjunto habitacional. Así que así está la psicología no del desapego, sino del quererse a uno mismo al grado de "mimarse" y "darse placer": la "moda" dice que me de el gustito de traer la tambora a todo volumen así la regla diga que debe respetarse el espacio del otro. Pues no, lo privado debe ocupar el espacio público: las reglas no son más que algo que no se ha aprendido o que no importa transgredir. Más si la moda lo autoriza. Se entiende que, de generalizarse este tipo de conductas, se está en lo que no por nada se llama la "jungla de asfalto", no nada más porque ya no es un espacio público, sino tampoco uno social, en el sentido de que una sociedad requiere de reglas mínimas de convivencia y cooperación para sobrevivir. Incluso una sociedad de una banda de ladrones: se acaba si se empiezan a robar entre sí.
Parece muy fácil confundirse y empezar a socavar reglas elementales, al grado de ya no verlas, y encima privilegiar libertades y derechos individuales. ¿No decía la primera ministra británica Margaret Thatcher que "no existe la sociedad, sólo los individuos y familias"? Los libertarios fácilmente ven lo "represivo" en la regla, más si es universal. Queda por saber si la moda es "espontánea", porque "a la gente le nace", o si no está mediada por grandes intereses, por ejemplo a través de la publicidad. Al rato, en la alianza y gracias al poder del dinero y el de psicólogos y psicoanalistas contra "lo que dice la sociedad" (ah, el "sistema"), la moda dicta (!sé espontáneo!!sé tú mismo!) que cada uno desconozca los límites o, si se los vuela, que no sepa de la manera de enmendar. Queda para más de uno lo que hace ya un rato el estudioso Christopher Lasch llamó "refugio en un mundo despiadado": la familia. Sin embargo, no está aislada de presiones del poder del dinero y de la seducción de la "libertad", y no es un lugar que pueda ser de encierro a cal y canto, tipo la Casa de Bernarda Alba. Si la moda se impone a las reglas en familia, no está excluido que se fracture y el refugio sean problemas. La familia fue antaño un lugar de aprendizaje de cómo estar en la sociedad, y con el refuerzo de la escuela, en declive; ahora puede ser el lugar para que cada uno crea que sus deseos son órdenes, pese a apariencias de cohesión. Es "la moda", sin ninguna sanción social, si no hay reglas. En realidad, la familia como lugar para la "captación del deseo" y para lo que ocurre cuando se hunde el barco: niños y mujeres primero. Salvados, si acaso, a costa...de lo que alguna vez la regla entendió por familia, lo contrario de una jaula de malcriados. La patología vuelta norma, y lo normal tomado por patología: cuando la moda rompe reglas, que al menos no sea moda de un asilo de alienados (da click en el botón de reproducción).
A pesar de no carecer de algunas ideas buenas, el gobierno de Gustavo Petro tampoco tiene realmente muchas. Los progresismos latinoamericanos se van volviendo pragmáticos y adaptándose, a costa de renunciar a toda herencia de izquierda. A Petro le queda demagogia, pero igual puede dar en el extravío total, dejando de lado que no le corresponde meterse a discutir con el presidente venezolano Nicolás Maduro, en un supuesto plan de "moderados" y "radicales", porque Venezuela no es muy radical que digamos, salvo cuando se trata de fabricar un "espantacocos" desde la derecha.
Recientemente, Petro salió con que hay que tener, como habría sido el caso de su organización guerrillera, el M-19 (Movimiento 19 de abril), "voluntad de poder". Nadie ha dicho que otros en la izquierda no la tuvieran. Como sea, Petro viene de una organización, no muy alejada de los intereses de Cuba, que contó con gente que se separó del comunismo y de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con tal de buscar "más acción"; después de uno que otro asalto espectacular y otro más mal calculado, el M-19 fue rápidamente derrotado. Por lo demás, se reclamaba de un periodo no muy brillante de la historia colombiana, de Gustavo Rojas Pinilla, conservador y matón durante La Violencia, como se la conoció en Colombia, y la ANAPO (Alianza Nacional Popular). No ha sido raro oir de Cuba esa "voluntad de poder" para no ir a ningún lado, o desperdiciar gobiernos, siendo que gobierno y poder no son lo mismo. Tal vez Petro está confundido: no tiene el apoyo de buena parte de la población colombiana, carece de verdadera presencia nacional (es más regional, en un país fuertemente regionalizado), no tiene la menor teoría y tiene en contra, como todos los progresismos, a los medios de comunicación masiva, bastante concentrados (Caracol), y al aparato judicial. Petro no ha hecho nada contra Estados Unidos, que encuentra en Colombia su puerta de entrada a Sudamérica, ni contra el uribismo. Petro "a la vanguardia", como se creyó que lo estaba todo lo relacionado con Cuba, sin el menor análisis del fracaso guerrillero. Pese a que fueron derrotadas con el Plan Colombia y la apariencia de luchar contra el narco, las FARC lograron con los Acuerdos de Paz de 2016 algo importante para el agro colombiano, antes de que gran parte de la dirigencia fuera a disculparse casi de haber nacido. Si alguna vez fue con el M-19 "moderadamente fanático", fuera de la demagogia verbal Petro es "fanáticamente moderado". Se dedica a veces a decir cualquier cosa, del estilo "es que la izquierda nunca me ayudó": ¿cómo cree que llegó al gobierno?¿Por ser un "hombre libre", como dice ahora? Por ahora, no tan libre a la hora de deber cargos a los "amigos" al momento del reparto desde Bogotá, capital colombiana, para la administración o las regiones. Pocos progresistas logran salir de éste que sí es un poder, el del clientelismo. ¿Es el "hombre libre" que reparte entre amigos, tiene "voluntad de poder" y no compromisos con quienes lo llevaron al gobierno? He ahí el "libre albedrío" latinoamericano:: libertad para "lo que le dé la gana", reservándose el derecho de deshacerse de quienes lo sostuvieron. Es de señorito. Hasta ahora, fuera de uno que otro exabrupto verbal, no hay modo de saber a ciencia cierta qué hace Petro, salvo creer conservar un supuesto "poder", para ver "cuándo, cómo y dónde", mientras el supuesto "poder", el de estar "arriba", termina de ser un fin en sí mismo. En el límite, habría que saber hacer otra cosa que malquistarse con las FARC, americanizarse y tolerar la droga, lo propio del Centro Democrático de Álvaro Uribe, del modo de cerrar los ojos y de estarse en la inercia cuando todo es posible, pero nada está permitido. Si era para hacer capitalismo, como se lo propuso Petro, Rodolfo Hernández tal vez estaba mejor (da click en el botón de reproducción).
Alguna vez gran símbolo del progresismo latinoamericano, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva es hoy alguien que se eclipsa, sin que lo que hace sea gran novedad. Hace con una mano lo que deshace con otra porque, aún sin ser populista, cree en la conciliación de clases. En el pasado, así como hizo que hubiera familias que salieran de pobres, dió tasas de interés maravillosas a los ricos, intocables. Ahora, en materia agraria, Lula vuelve a las andadas: se gana el apoyo del Movimiento de los Sin Tierra (MST), de bastante buen prestigio, sólo para hacer concesiones al agronegocio, muchas veces ni siquiera brasileño. El pretexto es el Congreso, donde dicho agronegocio tiene capacidad de defender sus intereses, pero nadie le pide a Lula que la tome contra el MST.
Brasil es el mayor exportador agrícola del mundo, y acaba de tener la mejor cosecha de cereales de su historia. Sucede sin embargo que, a diferencia de México, que hizo las cosas a medias, Brasil no ha tenido Reforma Agraria, como tampoco Argentina, otro paraíso del agronegocio. Las posibilidades de dicha Reforma las hundió en parte el populismo de Getúlio Vargas, salvo que se ignore lo que hizo con la lucha de Luis Carlos Prestes. Lula, de origen nordestino, gana en gran medida con votos de gente pobre nordestina, pero para no resolver nada. No es lo único: el agronegocio recibe subsidios importantes y se opone a cualquier medida de protección medioambiental.. Lula dice que no quiere tratar el tema "de forma ideológica", por lo que se debe entender que en nombre de lo contrario, el pragmatismo, está dispuesto a cualquier concesión: el vicepresidente, Geraldo Alckmin, tiene fuertes vínculos con la agroindustria. El ministerio de Agricultura está en manos de un magnate de la soya, Carlos Favaro. Los subsidios aludidos mejoran: superan en bastante a los del anterior presidente, Jair Bolsonaro. Es "para todos". convertir a Brasil en "súperpotencia agrícola", incluyendo la exportación de biocombustibles como el etanol, para hacer rendir "bonos verdes" en Wall Street. Todo con el apoyo de Fernando Haddad, ex candidato presidencial y ministro de Hacienda sin empacho en atacar programas sociales. Aunque se trataría de hacer "sostenible" el negocio, con primas al cuidado medioambiental, la agroindustria contribuye a la desforestación, en particular con la ganadería, y sobre todo en la cuenca amazónica. Las cien mil familias de Sin Tierra pueden esperar: Lula se encarga de que no procedan a ocupaciones para asentamientos que perjudiquen a los grandes dueños del agro. El MST ha explicado hasta qué punto la falta de Reforma Agraria impide un capitalismo un poco más serio en Brasil, pero es probable que Lula no tenga mayor educación ni oficio -ni siquiera realmente de obrero- más allá del activismo y la marrullería. Es demagogia muy conveniente como degeneración del populismo, que es a lo que se está arriesgando México y en lo que dío el peronismo que, de gritar en la calle como "moderadamente fanático", pasó a ser "fanáticamente moderado", frente a extravagantes como Bolsonaro o el argentino Javier Milei. Nada impide que se siga en la retórica "progresista", apelando al "pueblo", a los mejores sentimientos y ni se diga las intenciones. Hay que hacer el bien a todos, porque todos son humanos, es decir que no hay diferencia entre conducta humana o inhumana: pareciera que lo único que falta con Hitler es decir que era de una "naturaleza falible", luego de que se presentara con lo que algunos llaman un "lado humano", por ejemplo como amante de la naturaleza y los animales (?), el de Berchtesgaden. Como si fuera una bestia o un monstruo y no un humano inhumano, es decir, para preguntarse qué hace de un humano alguien inhumano. Y el MST que se espere un poco. Un poquito más. En lo que termina Brasil de fumarse su joint de "potencia del futuro", mejor conocida como "potencia del mañana (da click en el botón de reproducción).
Parte del reality show que se salió de la pantalla a la calle consiste en el uso de aretes entre los hombres. Hasta los años '80, era casi imposible: apenas uno que otro muy extravagante tenía un aretito muy discreto en la oreja, y además se pintaba una línea debajo del ojo. Lo que hoy es algo común no es popular, ya que lo segundo correspondía por ejemplo al ya bastante antiguo mundo punk, otra cosa al igual que el de los darketos. El arete era cosa de mujeres, pero ahora es también de hombres, con alguna frecuencia, y sin que quede claro si quienes lo usan entienden lo que hacen.
Para más señas, el arete o pendiente en una oreja o en las dos (más bien en una) era algo muy socorrido entre piratas, para quienes el "adorno" tenía que ver con superstición: una "protección" para no perder la vida en caso de batalla o de naufragio. Era en particular algo usado por quienes conseguían pasar el Cabo de Hornos. Lo que tan simpática moda significa hoy es que, aún sin buque, sin galeón al cual asaltar, sin mar, sin puerto amurallado ni nada parecido, alguien puede toparse con piratería en la calle de una gran urbe, como signo de "distinción": ¿soy pirata y qué? Después de todo, se promovieron hasta el cansancio los Piratas del Caribe. Al menos que algún despistado crea que es Johnny Depp. Al fin y al cabo, se vende mercancía "pirata" -como los CDs o DVDs "piratas"- y se "piratean" trabajos. El mundo es, en parte, de filibusteros, bucaneros y corsarios. Es "la hermandad de la costa". Otra promoción lumpen. Que no extrañe si además es gente cuyo comportamiento irrespetuoso implica estar "al abordaje".
El otro tipo de arete es el que destaca en la nariz, sea de hombre o de mujer, y es simplemente costumbre de comunidad primitiva, es decir, signo de que cualquiera puede hacerle al Kirk y Douglas en "El túnel del tiempo", y aparecerse como si saliera de una tribu amazónica no contactada. Sin contar ocasionales aretes en otras partes del cuerpo. Así que todo concuerda, porque los piratas a veces la llevaban bien con alguna que otra tribu. Es al mismo tiempo cosa hippie y libertaria ("yo me visto como quiera: es mi derecho y mi libertad"). Parte de finales de los '60 fue ponerse a la antropología, descubrir "etnias" como símbolos de "autenticidad" y "armonía" y meterse a las "comunidades primitivas". Lo único que no queda claro es por qué esta gente "posmoderna" no lleva arco y flecha, si está mandando el mensaje de que "fluye" en la calle como cazadora o recolectora. Es cada vez mejor: la calle como en el siglo XVII, con gente lista "al abordaje" y otra que anda de cazadora o recolectora. Violencia latente, aunque los del arete digan que no provocan, y regreso al primitivismo, como parte del gusto libertario por los originarios. Para variar, nada que tenga que ver con atuendos de trabajo, sino de un estado rudimentario de vagancia con ocasionales "asaltos": por mar o en la selva, o sea que la calle es "todo un océano de posibilidades", como decía un viejo anuncio bancario, o la "jungla de asfalto" en la que tal vez uno sea adoptado como Mowgli. Al menos que no haya manera de darse cuenta del efecto de atragantarse de películas de Disney. Lo mejor es quien, sin mar, lleva el arete del pirata y el tatuaje del marinero, que alguna vez era el ancla. Incluso entre albañiles ha llegado lo que la tienda departamental Liverpool llama con toda claridad "la moda que rompe reglas". Usted no va a seguir reglas en la calle, sino a hacerla de hombre de negocios atendiendo sus ocupaciones por el "cel", a andar de basquetbolista con la playera sin mangas, a exhibir sus musculotes de gym, a jugar golf aunque sea con coladeras, de excursión con su mochila al hombro (nombre de un antiguo programa de viajes de Blanca Guerra en el 11), a lucir como pandillero, a sacar su "calzado" para la playa así llueva, a presumir en la sudadera todos los "colleges" en los que no estuvo, a dar a entender que no le alcanza para ropa pero sí para el "cel" (todo México es territorio Telcel), a dar a entender que le va al Barcelona o al América aunque no haya partido, a usar chongos en el pelo como si fuera miembro de Café Tacuba y pariente de Rubén Albarrán, "al abordaje" o de cazador o recolector. Sin regla aparente, pero con moda de extravagante, provocando, sin que quede claro si es local o visitante (de California), si es de "clase" media o si el presupuesto no da (por lo que trae el pantalón de mezclilla medio roto, por si nunca falta un roto para un descosido) y hasta dónde va a llegar con su creencia de que "la calle le pertenece": la cosa es, sobre todo, nada de atuendo de trabajo, y cierta dosis "provo", o si acaso de "bo-bo" (burgués - bohemio), barba tirándole a rebeldía Daesh (Estado Islámico). Ah, y el toque del arete (da click en el botón de reproducción).
La americanización de gran parte de América Latina no es tan nueva. Desde la segunda posguerra, en algunos países de Sudamérica, en particular Colombia, Ecuador y Perú, no era tan raro que se le pusiera a tal o cual "Jefferson", "Wilson", "Henry" o "William". El Ecuador tuvo su deportista Jefferson Pérez, el Perú su líder de izquierda Henry Pease, etcétera.. Notoriamente en la provincia de Manabí, en el Ecuador, se llegaba a excesos como los que ocurrieron luego en México -hace poco- y obligaron a ciertos registros civiles a pedir de los padres que se ahorraran dañar al vástago llamándolo "Terminator Sánchez" o "Twitter González". El problema manabita estalló porque uno que otro se llamaba "Hitler". Hasta hace algunos años, cabe recordarlo, era presidente del Ecuador Lenin Moreno, al que hubo que agregarle un acento en la "i", Lenín, además de que era Lenin Boltaire (Voltaire). Como sea, había nombres estadounidenses y John F. Kennedy llegó a ser ídolo de la "clase" media. México persistía en su herencia revolucionaria y en la proliferación de Franciscos, Josés, Guadalupes, Adelas, Valentinas y nombres en español, pese a que alguien como el presidente saliente actual, Andrés Manuel López Obrador, admirador de los tiempos del mandatario Adolfo López Mateos, y del estadounidense Franklin D. Roosevelt, no se percata de hasta qué punto el "bienestar" para todo (bancos del bienestar, universidades del bienestar, becas del bienestar) responden a mucha idealización del "Estado de Bienestar" (Welfare State) de la segunda posguerra.
Parte de la americanización está en los lugares más insospechados: el presidente venezolano, Nicolás Maduro, tiende a vestirse (eso sí, con los colores de la bandera) como beisbolista, y la cachucha de beisbol, que tanto quieren los estadounidenses, es popular en varios países de América Latina, tendiendo en México a remplazar el sombrero. Usa ese tipo de cachucha también el presidente nicaraguense Daniel Ortega, se ha dicho que para protegerse del sol, por motivos de salud, pero los empleados sandinistas no van a los mítines como el populacho venezolano, que parece confundirse con un partido entre Naranjeros y Tomateros. Es desde los '70 que también es popular el uso del zapato tenis, se entiende que en gran medida por la comodidad, aunque a veces haya cosas extravagantes como médicos atendiendo en consultorios o en hospitales, con tenis, incluso si aquéllos llevan uniforme o bata. Salvo excepciones, la idea de uniforme se va perdiendo, pero también la de formalidad en la vestimenta.
Algunas colonias de "clase" media en la Ciudad de México tienen a sus habitantes, los jóvenes, con algunas costumbres de apariencia rara, dejando de lado el uso de la barba, que no era para nada común en México, a diferencia del bigote, que distinguía de otros países (barba no tan infrecuente en países de lampiños indígenas, es decir, en gente acomodada del Ecuador, Guatemala o Bolivia, o para darse aires de "sapiencia" en el cono sur). La cosa en dichas colonias está en los jóvenes que salen a la calle -por ejemplo, a comprar en la tienda de conveniencia- en crocs o de plano en chanclas. Pareciera descuido, pero también signo de ocio: mostrar que igual se podría estar en la playa, lugar no exento de exhibiciones. Lo extravagante está en salir en chanclas cuando cae un aguacero: es el tipo de cosas que hacía en el siglo XIX el habitante de Río de Janeiro, en Brasil, al vestirse como inglés en el trópico. Salvo que haya algo de especial en que las gotas de lluvia entren por los agujeros de los crocs. La capital mexicana ni siquiera es ciudad costera, pero el asunto sigue. Así llueva, se sale con playera o, mejor aún, con camiseta de basquetbol, sin mangas, cuando en el pasado era más bien apreciado no insinuar los sobacos. El conjunto se adereza con bermudas, los llamados "pantalones de carga", o de golf: otra ostentación de alguna forma de tiempo de ocio. Nada más falta que salgan a la tienda con sus caddies. Parece como "negligencia" o desaliño, pero es "yo me doy el lujo de hacer lo que quiera" -propio de ricos- y encima de hacer de mi ocio motivo de ostentación: haz de cuenta que esto es la playa, un campo de golf o mi excursión privada (al rato está también la mochila en la espalda). Nada que tenga que ver con trabajo. El hombre de negocios "gestiona" y hace relaciones públicas, da órdenes todo el día en el corporativo, pero el resto del tiempo, fuera del teléfono móvil, está de jogging, de ciclista de montaña y de picnic en el bosque, jugando al golf o en la playa. No importa que en la Ciudad de México no haya playa, que en la alcaldía Benito Juárez no haya campos de golf, que en la calle no se esté de excursión mochilera, etcétera. La contraparte es el pandillero que tampoco es muy nacional, sino copia de Los Ángeles, seguramente porque más vale imitar al negro que ser prieto: pantalones cortos holgados, un poco por debajo de la rodilla, estilo home boy, y cachucha de visera recta y al revés. También en el ocio, al menos hasta que haya un "jale". La vestimenta no tiene que ver con el trabajo, como se ha dicho, sino con la ostentación de distintas modalidades de ociosidad (incluida la de "andar de vago") y "tiempo libre" (para turismo, excursiones, ciertos deportes, etcétera). Antes se decía, no ahora:: "no andes de ocioso", o "la ociosidad es la madre de todos los vicios". Ahora es "la clase ociosa" como signo de estatus. Desde finales del siglo XIX hubo autores que notaron este cambio en la "versión" del capitalista, que dejó de ser el austero de antes.
Pasada cierta oleada de nombres estadounidenses visiblemente parte del libre comercio o de lo que el escritor Carlos Fuentes llamaba desde los '80 para México "la primera generación de chicanos nacidos de este lado" (Elena Poniatowska había hecho notar cuántas cosas estaban en inglés en la capital mexicana en los 80, antes del Tratado de Libre Comercio de 1994), se propagaron dos cosas: tú no eres amigo de Carlos, sino de "mi buen Charlie", ni de Beatriz sino de Betty, y tu prima Angélica es Angie, de la misma manera en que el hijo del presidente es Andy y a "tus" presidentes favoritos les llamas Bill o Joe. No tienes tus neuronas configuradas en español, así que dices "doctor, tú crees que...", lo que quiere decir que estás hablando con you (tú o usted). De remate, te pones al trato nice, cool, light, nada serio (todo es muy entretenido), usas el estilo my friend o hablas con un bro (brother), pero, como en una playa de Miami, luego de sonreírles a todos y decir que estás "excelente", "fabuloso" o que te sientes realmente "terrífico", eres el primero en ser absolutamente indiferente si alguien se está ahogando en la misma playa: no es tu asunto, no vacacionas para meterte en problemas y que se le ponga una demanda legal a quien corresponda si no hay un salvavidas (life saver) en el lugar. Para todo tu suspicious mind: algo habrá hecho para estarse ahogando. Eso es todo, amigos (da click en el botón de reproducción).