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miércoles, 28 de mayo de 2025

¿ES PLEITO RATERO?

 A "tiro de piedra", los países del Báltico están aproximadamente tan cerca de Moscú, capital rusa, como lo está Ucrania. Es poco probable que Rusia tema que algún ataque se haga desde Ucrania pudiéndose hacer desde el Báltico, y en este sentido, el liberal ruso Grigori Yavlinski afirmó hace algún tiempo que no es cosa de que sea Ucrania en el futuro una potencial amenaza nuclear contra Rusia, sobre todo si ésta tiene la manera de contrarrestar esta eventualidad. En este sentido, Ucrania podría entrar a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). De hecho, la OTAN, y sobre todo algunos países de ésta, ya están metidos hace rato en Ucrania, desde antes de 2022, y Rusia no había protestado mayormente, limitándose con la anexión de Crimea a asegurarse una salida por el mar Negro. Rusia intervino en 2022 para evitar que se siguiera masacrando a la población rusófona del Donbás, para lo que se estaban entrometiendo fuerzas neonazis. No es falso decir que éstos se adueñaron de la mayor parte de Ucrania con el golpe del Euromaidán en 2014. Es entendible que Rusia no quiera a los neonazis y que, además, en una de las condiciones que pone, el gobierno ruso quiera que los rusófonos ucranianos sean respetados.

       El asunto de la OTAN es otro. Esta organización ha avanzado hasta las fronteras rusas violando  los acuerdos de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), en el sentido de que no se puede aumentar la seguridad de un país a costa de otro. Es algo que ya está hecho, por ejemplo con los países del Báltico. El actual gobierno de Volodímir Zelenski en Ucrania ha estado demostrando en parte de qué se trata: no sólo fuerzas ucranianas se adentraron en la región de Kursk, en Rusia, de donde tuvieron que ser desalojadas, sino que atacan regularmente con drones distintos espacios del centro y el sur de Rusia, habiendo alcanzado Moscú y Kazán. El aparente absurdo es que hace ya un rato que Zelenski perdió la guerra en el Donbás y las regiones que lo conectan con Crimea. Pese a esta derrota, la gente de Zelenski quiere seguir con Ucrania no para recuperar lo irrecuperable, sino como plataforma para agredir y provocar a Rusia, bajo los auspicios de potencias occidentales. Nótese que no se está tratando de defender a Ucrania, porque, además, las defensas no funcionan: se busca ganar en profundidad en la capacidad para atacar -es decir, tener un movimiento ofensivo- a Rusia, recibiendo armas e instrucciones de países europeos, como el Reino Unido, o misiles como los Taurus de Alemania: ni quien se incomode por los neonazis en Ucrania, en el gobierno desde 2014, ni por las masacres de rusófonos, ni por el hecho de que Alemania "autorice" con sus armas y verbalmente a atacar Rusia, que es de lo que se trata. Otra vez: no se está hablando de defender a nadie, sino de seguir creándole problemas a Rusia, al grado de atacar su territorio, bajo la supervisión de países miembros de la OTAN (como el Reino Unido y Alemania), mientras se ha buscado una "fuerza de paz" europea que se instale en Ucrania, por iniciativa de Francia. Si Rusia está pidiendo básicamente que Ucrania no entre a la OTAN, es para parar de hacer de este país una plataforma de agresión a la misma Rusia, sin que se sepa hasta dónde quieren ir algunos NO en Ucrania, sino en agresiones y provocaciones que involucran al territorio ruso. Dicho de otra manera, lo que interesa al gobierno ruso es saber si la OTAN se va a detener o no, en su ánimo de desestabilizar a Rusia, tal vez para justificar agresiones de mayor envergadura. Por ahora, Zelenski se ha negado a aceptar que Ucrania no entre en la OTAN. Y, cabe recordarlo una vez más, Zelenski es la persona que, sin que nadie se inmutara, sugirió un ataque nuclear de "prevención" contra Rusia, lo que tampoco tiene nada que ver con defensa. Ya ha habido ocasión de recordar cómo, desde 1997, el "halcón" Demócrata Zbigniew Brzezinski sugirió "tragarse" a Ucrania -lo que están hecho, salvo en las partes hoy rusas- y desmembrar a Rusia. Ni siquiera estaba en el poder Vladimir Putin. Así, entre otras cosas a través de Ucrania, no se trata de absolutamente ninguna "amenaza rusa", sino de crear condiciones para que, como lo quisiera el presidente estadounidense William Clinton, pase con la Federación Rusa lo que con la Unión Soviética.

       El equipo del presidente estadounidense Donald J. Trump mencionó estar dispuesto a dejar por un buen rato de lado el asunto de Ucrania y la OTAN, congelándolo unos 20 años. Al mismo tiempo, por estar bajo control de fuerzas "globalistas", algunos países europeos y Zelenski están saboteando a Trump y viéndole la cara, con tal de seguir con el guión establecido desde los años '90. Si Trump y Putin no consiguen anteponerse, los problemas seguirán, siendo secundario el Donbás, puesto que de lo que "se" trata es de ganar en profundidad en territorio ruso. El supuesto es que "Rusia no se atreverá" a ser la primera en atacar nuclearmente, a sabiendas de que Rusia no tiene el menor deseo de hacerlo. Se trata de poner a prueba la doctrina de DEFENSA rusa, que autoriza el uso del arma nuclear si la existencia del Estado ruso está en peligro. Si desde Ucrania se ataca Rusia central y del sur -como ya se viene haciendo con drones y como se hizo en la región de Kursk-, los países que suministran no sólo las armas, sino la capacidad para usarlas contra territorio ruso se vuelven blanco potencial de represalias rusas, salvo que crean que Rusia está blofeando. Rusia tiene como blancos prioritarios el Reino Unido y el comando de la OTAN en Bruselas, pero ya ha señalado lo que puede pasar con Francia y Alemania. El llamado es a saber detenerse, y por razones propias Trump quiere parar. Ahora bien, si algunos quieren liarse a golpes en Europa (como ucranianos que pierden ante militares pero acostumbran a tomar a civiles por blanco), no parecen tener mayor conciencia de lo que están haciendo y arriesgando, a reserva de que, si algo fuerte llegara a suceder, queda la incógnita sobre la reacción intercontinental estadounidense, entiéndase por "intercontinental" la disposición al fin de los tiempos. Por lo demás, no deja de entristecer que en política haya líderes que, como gente en la vida cotidiana, crean que el esfuerzo por no violentar es propio de los débiles y que, por lo mismo, vale todo: el día del "no más", aunque tenga que hacer pensar a los rusos, puede ser también el del fin de quienes creen, porque así crecieron, que no tienen por qué perder, o no entienden de pérdidas, o las temen, y más si, como los "globalistas" son también "financieristas", creen que "la casa se lleva todo" o que traen los ases. Pregúntenle al ex presidente ruso Dmitri Medvédev si lo que se busca es pleito de cantina o, lo que parece, lo que se conoce coloquialmente en México como "pleito ratero", en el que el asaltante hace con una provocación el ademán de estarse defendiendo.



sábado, 24 de mayo de 2025

¿SIEMBRA?

 Es muy difícil saber a qué se refiere gente como la actriz mexicana Martha Higareda cuando se lanza contra "el comunismo". Ya ha habido ocasión de señalar que el comunismo nunca ha existido, en ninguna parte, ni hay nadie que diga que existió, más allá de confundir socialismo y comunismo. En los años '80, por ejemplo, el líder cubano Fidel Castro pronosticaba -en uno de sus tantos errores- la llegada del comunismo "en 20 años". En la Unión Soviética, el líder Mijaíl Gorbachov hablaba apenas de "socialismo desarrollado". En China no se pasa de "socialismo con características chinas". No cambian las cosas con que en varios países haya un partido comunista único en el gobierno (China, Cuba, Vietnam...).

        El movimiento comunista actual es extremadamente débil, y no es ninguna "amenaza". Dicho movimiento está dividido en dos, a grandes rasgos, entre quienes siguen al partido comunista griego (KKE), que niega las ideas del antiguo líder comunista Gueorgui Dimitrov- y quienes no: los primeros sostienen, de manera general, que China y Rusia son países "imperialistas". Los demás afirman que estas potencias son "contra-hegemónicas". Sin embargo, hay errores de análisis de base, a veces con consecuencias graves.

       Una de las creencias de los comunistas no partidarios de los griegos es que "cada país capitalista lleva en sí el germen del imperialismo", lo que es falso, porque los países subdesarrollados nunca han sido imperialistas, ni tampoco los de la llamada "semi-periferia". Rusia no es un país central y no tiene vocación imperialista, como lo ha demostrado en el asunto ucraniano, al no apoderarse de más de lo que tenía en peligro a los habitantes rusófonos. Ni siquiera hay aspiración a crear el "mundo ruso", del tipo "Rusia es donde están los rusos". Se trata de un error inducido y semejante al creado para quienes quisieron creer el cuento de una "gran Serbia" que nunca se dió: la población serbia, lejos de expandirse, se retrajo, sobre todo al ser expulsada masivamente de Krajina en Croacia y de Kosovo. De este modo, a raíz del conflicto los lugares con serbios eran menos que antes, porque de lo que se trató en los espacios mencionados fue de "limpieza étnica" contra los serbios, mientras los medios de comunicación masiva hablaban de algo falso, y que hizo que gente de izquierda se opusiera al gobierno yugoslavo de Slobodan Milosevic, cuya inocencia quedó probada. Igual se lo podía hacer pasar por "expansionista". Lo dicho no quita que Rusia sea un país capitalista, pero no es automáticamente "imperialismo en potencia". 

       Otros partidos comunistas sostienen que algunos países del Sur, como México, son "subimperialistas", pero estas tesis fueron abandonadas en el pasado. México no le hace "todo el trabajo" a Estados Unidos hoy como en tiempos del Plan Puebla-Panamá o de la Iniciativa Mérida, ni grupos empresariales mexicanos tienen la fuerza suficiente de tragarse espacios regionales como Centroamérica y el Caribe, salvo contadas y limitadas excepciones. Dicho Plan fue en el pasado, como idea del presidente mexicano Vicente Fox, pero no prosperó. La Iniciativa fue en tiempos del presidente Felipe Calderón. Lo anterior no quiere decir que alguien como el empresario Carlos Slim no tenga hoy intereses no menores en Centroamérica. Pero "subimperialismo" supondría que México supedite a países centroamericanos, y no es el caso. Tampoco lo es de Brasil en Sudamérica, pese a fuertes intereses brasileños en ocasiones, como en Paraguay. México tuvo mayor influencia política en Centroamérica hasta tiempos del presidente José López Portillo, quien con Francia reconoció como parte beligerante a la guerrilla salvadoreña, y hasta los acuerdos posteriores de Chapultepec. Acción Nacional actuó mucho más a favor de los intereses estadounidenses. El actual gobierno mexicano no tiene la menor injerencia en Centroamérica y el Caribe. No es algo comparable a lo que ha llegado a hacer por ejemplo Turquía en Siria, o a Israel en Medio Oriente. Aunque no sea forzosamente correcta, la idea del "subimperialismo mexicano" puede, eso sí, dar cuenta de ciertos intereses de grupos empresariales en la región. Por lo demás, ya no hay país latinoamericano alguno capaz de impulsar intereses políticos propios en la región. Cuba no mueve a nadie y, en una de esas, puede mover a lástima; y Venezuela está en su corrupción interna, aunque sirva de espantapájaros.

       Entre los comunistas "contra hegemonistas", hay una notoria negativa a ver lo que es China, cuyo "contrahegemonismo" es por lo demás limitado. China es un país en el que el gobierno con gran frecuencia reprime a los trabajadores, con régimen de trabajo muy duro y con frecuencia precario y temporal (oficinistas incluidos), y en la Asamblea Popular Nacional han existido periodos en los cuales sólo hay uno por ciento de trabajadores contra más de 20 por ciento de empresarios. Según el portal Rebelión, en 2018 los 153 miembros más acaudalados de dicha Asamblea y del Consejo Consultivo Político del Pueblo Chino tenían una fortuna inmensa: China es un país de "puertas giratorias" entre las empresas y el gobierno. Queda por saber si China es "potencia imperial". No faltan estudios para mostrar hasta qué punto China es hoy capitalista. Agarrarse del "socialismo" en este caso es como hacerlo de una marca. Y ya no se discute mucho de conceptos, sino de "marcas". China es un gran exportador de mercancías y, en bastante menor grado, de capital, autónomo en este caso; no es seguro que el modo de proceder de China beneficie en ningún lado a los trabajadores, ni al interior ni al exterior, al confundirse disciplina con maltrato, algo típico de país atrasado. China permite en el Sur cierta diversificación de las relaciones exteriores, y no presiona militar o políticamente. En este sentido, tampoco se conduce como país central. China no es un país central. En algunos aspectos, está semi ocupado por inversiones extranjera de países centrales.

        En el desorden conceptual entre las dos vertientes actuales del comunismo, hay diferencias de interpretación sobre el fascismo, con frecuencia omitiendo que éste fue alentado como punta de lanza contra una Unión Soviética que no existe, y ahora que la desorganización del mundo del trabajo es enorme (también en parte gracias a China). ¿Lanzarse contra qué? Esto se enlaza con el tema de la guerra, en buena medida "bloqueado" por los adelantos rusos. Si bien hay ciertos riesgos, por momentos ambas vertientes del movimiento comunista parecen querer, por sus liderazgos en particular,  "saludar con sombrero ajeno" y vivir de glorias pasadas, buscando curiosamente en qué momento se "repetirá" la Historia para no perderse la entrada en ella. Es algo frecuente en los liderazgos comunistas este tipo de vanidad, que suplanta la creatividad, y la negativa a considerar el problema de la ideología como apariencia de "causa común" para imponer personalismos. Si bien las organizaciones comunistas facilitan con frecuencia cierta información sobre lo que ocurre con los trabajadores, lo que de otro modo pasa desapercibido, es notorio que las fallas conceptuales tienen que ver con fallas desde el punto de vista de los valores y la negativa a abordar este tema, remplazado por palabrotas para llenarse el pecho de medallotas (como se hace por lo demás con Palestina). Llaman la atención el antiintelectualismo y el activismo (que no es militancia), la sobrepolitización, y el despiste ideológico, además de la ya habitual afición por la dominación y, en este sentido, la falta total de flujo desde abajo hacia arriba, como si se tratara de sectas: no es problema específico de los comunistas, sino de un sistema en el que la gente está para servir al primero que se sienta con un mínimo de poder, si es precapitalista, o de "éxito", si es capitalista. No queda claro por qué Martha Higareda o personas como las de TV Azteca en México -salvo que se siga tratando de evadir impuestos- hacen como más de un comunista: agarrarla con molinos de viento. Para "causar sensación" y "dárselas de", y por "intereses" que llaman a "la acción" contra la reflexión. Tenemos que movilizar a las masas. (da click en el botón de reproducción).



jueves, 22 de mayo de 2025

LA CAPIRUCHA ESTÁ EN PAZ

 A raíz de sucesos recientes conocidos, resulta que medio mundo se ha improvisado policía y "descifrador de mensajes". No falta, como es costumbre, quien quiera desestabilizar con que "si éso les puede pasar a ellos, qué nos puede pasar a nosotros", lo típico con la sensación de inseguridad para ofrecer ""mano dura", que es lo que ha hecho aparecer en México la oposición, desde hace rato, y al margen del eterno problema de coordinación entre instancias. El ex presidente Felipe Calderón, muy mal parado, fue de los primeros en salir a exigir esclarecimientos, como luego el ex candidato presidencial Ricardo Anaya, con Acción Nacional al unísono. Para facilitar las cosas, no es de "buenos" contra "malos", como lo muestra la protección indebida al gobernador del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, al menos que sea la sempiterna línea de arriba, recientemente recordada por María Idalia Gómez: es "la chapiza", con el fentanilo, no "la mayiza" la que cruzó "líneas rojas". Y Rocha Moya estaba "del lado correcto de la historia" mientras Don Ismael arreglaba cuestiones académicas de la UAS (Universidad Autónoma de Sinaloa).

     La Ciudad de México ha tenido la suerte de no ser clave geográfica para el tránsito de droga, aunque, como ocurre en otros países de América Latina, por esta "calma"" es un lugar de lavado y de narcomenudeo, lo segundo un secreto a voces, y no tan nuevo. Lo que los gobiernos de centro-izquierda de la capital mexicana han hecho es evitar la presencia de las "grandes ligas", del tipo Sinaloa o Jalisco Nueva Generación, pese a que desde también un buen rato se sabe de bastantes grupos delictivos capitalinos con eventuales contactos con los "grandes". Por un error de éstos, alguna vez el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, les dijo "no se la van a acabar", y tuvieron que pararse, lo mismo que "los chapitos" a las afueras de la ciudad gracias al antiguo jefe de la policía, Omar García Harfuch. Como sea, se sabe más o menos donde opera el narcomenudeo, de la fuerza de siempre de Tepito y en qué antros se consiguen estupefacientes. Es el sótano de la capital. Hay algunas cosas que son toleradas, para lo que basta ver la Zona Rosa, en plena decadencia, y el poco disimulado lavado de los sudcoreanos en restaurantes con escasos clientes. También hay una parte de la ciudad que encima se ostenta con la mezcla de pandillero y californiano. Hace mucho que también algunos barrios intelectuales y de extranjeros que juegan al "Village People" son tolerados en sus tráficos, como lo han sido en la universidad pública. La Ciudad de México no siempre es un dechado de virtudes ciudadanas. El otro asunto es el del inmobiliario: tampoco ha sido un secreto que es una actividad favorita para el lavado y que tiene ramificaciones hasta en Estados Unidos. No se entiende cierta indignación: hace mucho que en algunas alcaldías la especialidad administrativa es la tolerancia o el contubernio con el crimen organizado de alto vuelo. Seguramente el extranjero que se admira con el lujo del barrio de Polanco no siempre conozca las pocos edificantes historias de algunas de sus calles, sus restaurantes, sus guaruras, sus hombres de negocios y así. Hasta hace algún tiempo, no era nada escondido. En la alcaldía Benito Juárez se traficó desde los '80, además de tener huéspedes ilustres como "el H", que fue a caer finalmente en San Miguel Allende. La "BJ" ha sido de las más escandalosas en la dimensión inmobiliaria que se presta a sospechas que van más allá del contubernio entre la alcaldía y el negocio. En otros lugares se notó el boom de advenedizos con la creencia de irse tomando lugares chic(como lo hicieron los Ocean de Acción Nacional). A veces es tan descarado que se sabe qué hospitales admiten narcos, por qué hay boom de farmacias sin ton ni son en ciertas colonias o en qué partes del Pedregal desayunan o viven tales o cuales narcos, o cuáles financían centros de diagnóstico médico. Para no hablar de que, con todo y jefes de gobierno de izquierda, se puede ser futbolista y salir de un antro con un tiro en la cabeza o saber en qué colonias se hospedan "modelos" que terminan en problemas de trata.

       Lo desagradable o conmovedor de la oposición está en su ojo tan avizor para ver la paja en el ojo ajeno, mientras las autoridades de centro-izquierda se llegan a frenar en vez de ir a fondo. Antes de las últimas elecciones capitalinas (y nacionales), parte de los habitantes de "BJ" vivieron el problema de agua contaminada y no faltó la "expertís" contra el gobierno, que sin embargo se manejó bien, pero hasta cierto punto. Es que sucede, y abunda la información sobre el hecho, que el agua fue contaminada adrede (a propósito) ni más ni menos que por el candidato de oposición a jefe de gobierno capitalino, Santiago Taboada, junto con César Deras Barrientos, el "jefe Goliat", quienes ordenaron a policías operar en el pozo Alfonso XIII para echar gasolina y otros químicos. Hubo denuncia, testigos, más hechos delictivos. ¿Y? Taboada, como candidato, era intocable. Jefe de la ciudad, Martí Batres no quiso avanzar mucho en este señalamiento. Indignada con un gobierno que no tuvo que ver y feliz de ser gobernada por delincuentes -como ya lo había estado por Jorge Romero con triquiñuelas legales-, la alcaldía se volcó a votar por Acción Nacional. A menos que una parte de las clases medias sea como ciertas madres comprensivas con sus hijos: se les perdona todo, la delincuencia incluída, mientras quede en cosas de "relacionarse bien". No habría que hacerse los sorprendidos si los que operan en el sótano de la ciudad no quieren ser sorprendidos y, de verse en esta situación y el riesgo de no quedar impunes, están dispuestos a mucho, porque es mucho lo que está en juego. Al parecer, quienes se ponen a "descifrar mensajes" en el pent-house y a hacerla de detectives - o ellos a sembrar el "terror" en vísperas de elecciones judiciales- no saben, o se hacen los que no saben, sobre lo que pasa en un sótano tolerado. Y aún así, la capital mexicana es, quiérase o no, un lugar tranquilo para sus dimensiones y que no siempre se traga los miedos de los que más de uno trata de lograr ventaja o beneficio. Al mismo tiempo, no es de esperar a que haya "pasos en la azotea" para cuidar cuando menos que las ratas no se ostenten, o se sientan con derecho a hacerlo gracias a la resonancia mediático-magnética (da click en el botón de reproducción).







BRINCA LA TABLITA. YO YA LA BRINQUÉ.

 Son varios los elementos de lo que se llama el "poder blando", según lo definiera el estadounidense Joseph Nye, y que entre otras cosas se distingue notoriamente del poder militar. Las definiciones varían, pero dicho "poder blando" incluye a las empresas transnacionales, los organismos no gubernamentales, la religión y los medios de comunicación masiva, entre otros. No es difícil ver que se trata de poderes con gran influencia en  donde  se aparecen, y además, con bastante movilidad. Casi en todos los casos, dado el debilitamiento de las agencias estatales de noticias, se trata de poderes privados, y que desde lo privado tienen su manera de exigir del poder estatal, representante del espacio público, que "rinda cuentas". En algunos lugares, por elección propia, el Ejecutivo se presenta todas las mañanas ante periodistas que  se llegan a creer con derecho a exigir "rendición de cuentas"; los organismos públicos/estatales deben en principio rendir cuentas de su presupuesto; los legisladores, informar de su acción bajo tal o cual formato, etcétera.

       Los elementos del "poder blando" no son públicos, y además, son verticales, respondiendo básicamente hacia arriba. Una empresa transnacional, por ejemplo, con frecuencia da cuentas a su casa matriz: la filial de un banco español en México responde a una toma de decisiones orientada en gran medida desde España, por ejemplo para resarcirse con las filiales y sus comisiones de variaciones en la ganancia en la misma España. Es lo que se da en llamar una estrategia "global", aunque las filiales tienen países-sede y, por lo mismo, el banco español no es un banco "del globo", sino de España, que "pasa" por distintos países (llámese igual "firma multinacional" o "internacionalización del capital", para no marear el punto con "el globo"). Las empresas transnacionales se visten de inversión extranjera y si acaso rinden cuentas a "los mercados", que es otra "manera de decir": es la alta finanza que acredita si hay "confianza" o no para invertir, entiéndase ganancia suficiente. Ni dichas empresas ni "los mercados" rinden cuentas al Estado, al que más bien le piden que les rinda cuentas, de la política fiscal, por ejemplo.

        Aunque aparecen como las amigables expresiones ""de la sociedad civil", las organizaciones no gubernamentales reciben, cosa que se olvida con frecuencia, dineros de financiamiento: se suelen hacer pasar por "independientes", y lo son del Estado, pero rinden cuentas a quienes financian este tipo de organizaciones, que también suelen buscar que el Estado ""rinda cuentas", desde políticas hacia los indígenas hasta en materia de desapariciones. Algunos magnates de apariencia filantrópica son duchos en financiar este tipo de organizaciones para fines de socavar al Estado, dando la apariencia de que es "espontaneidad". Es el tipo de organizaciones que contribuyó al descalabro de Haití o que financia  diarios "independientes" contra el presidente salvadoreño Nayib Bukele, para no hablar de situaciones interminables en algunas "causas" universitarias, a costa de la función pública, o de abuso de familiares de normalistas hasta la ignominia, con tal de que el Estado "rinda cuentas" hasta el último soldado, como institución (aunque existan casos a veces de corrupción).

     La religión también se usa en política, como en Brasil o en Costa Rica, pero también, hasta hace poco, en la manera de hacer demagogia con los feligreses, a quienes no se les rinde cuenta de nada. Como la Iglesia se vuelve por momentos mediática, desde esta tribuna, desde la que no se rinden cuentas, se exigen...al Estado, para lo que basta con recibir a un "presidente" contrario a otro o meterse dizque a "mediar", sin dejar al César lo que es el César. Las cosas se deciden en el misterio que termina en el color del humo, pero de rendición de cuentas, no mucho: las del Vaticano, por ejemplo, no siempre han sido las mejores, pero no se le pide cuentas de su alianza con Mussolini o su ayuda a la escapatoria de nazis al final de la Segunda Guerra Mundial, de la asociación de Juan Pablo II con la CIA (Central de Inteligencia Americana) u otras "escapatorias célebres" (del dinero), para lo cual el muy amigable y simplemente demagogo Francisco nunca dijo nada. Porque no se rinden cuentas.

       Lo mejorcito son los medios, en los que los grandes sirven a intereses económicos poderosos. Con la pena, pero los medios se toman por algunos poderes: sentencian antes que la Justicia, por ejemplo. Recientemente, el periodista Héctor de Mauleón fue erróneamente censurado por una denuncia de las que es habitual. Sin embargo, la denuncia, válida, se acompañó de una agresión al Estado, puesto que es parte de una campaña en México que busca desvirtuar el sentido de la reforma judicial dando a entender que la Justicia puede caer en manos de delincuentes. Cierto que debe pensarse en parte en que se evite. Pero la Justicia en México ha solido encargarse de servir a quienes tienen dinero, por lo tanto a delincuentes incluidos, y sin tener que rendir cuentas, ella también en nombre de "la independencia"; tal vez el nuevo mecanismo no sea el mejor, pero cuando en buena medida el aparato Judicial es el primero en delinquir, no es tan obvio que haya el riesgo que con su habitual mala fe quiso retratar De Mauleón a partir de un caso cierto y no censurable; lo "censurable" es abonar a "este es el Poder Judicial que se nos viene". No: es el que existe desde hace muchísimo tiempo porque, como las palabras de De Mauleón, se trata de hacer negocio, no realmente de algo para el espacio público. Que De Mauleón cuente una de Silvano Aureoles, para creer que no se sirvió de un caso cierto y no censurable para dar  un golpe bajo. ¿A quién rinden cuentas los medios en los que aparece De Mauleón, con la creencia de que es "para el público", cuando en nombre de algo común  se atienden intereses personales y de poderosos? Dicho de otra manera: no importa que a "los mercados", las empresas transnacionales, las organizaciones no gubernamentales (ONGs), las Iglesias o los medios de comunicación masiva no los voten, porque no es así (y tal vez tampoco para el Poder Judicial, según algunos), pero sí importa que no USURPEN el espacio público o el interés general. Salvo que se trate  entonces de decir que lo único en común es la suma de cada interés privado. Ni "los mercados" tendrían por qué meterse en Hacienda; ni las ONGs en Ayotzinapa contra el ejército; ni  el Papa en asuntos de Estado, ni los medios a tomar el lugar de jueces y tribunales, desde que, con entrevistas para la "visibilidad", hay que rendirle cuentas  a los mismos medios. Todo el mundo tiene que "rendirles cuentas" de todo. ¿Y ellos?  Quedará impune De Mauleón -más allá de lo cierto de la denuncia sobre los problemas del Metro en la capital mexicana- por su ataque frontal de hace no mucho tiempo -unos días- contra Clara Brugada, jefa de gobierno de la Ciudad de México, acusada en Latinus de "pagar favores políticos" . "El costo, como siempre, no lo pagarán ellos", terminó espetando De Mauleón sobre el Movimiento de Regeneración Nacional, MoReNa. Falso: Brugada se estaba enfrentando entre otros a carteles inmobiliarios que tienen connivencias en estructuras administrativas intermedias y son un sector privilegiado de lavado, lo que le pasa de noche a De Mauleón. ¿Habría que crear problemas en una ciudad, la capital de México, en la que la oposición de la que De Mauleón forma ideológicamente  parte suele estar involucrada en negocios turbios, y después de que un importante medio televisivo desacreditara -llamando a no votar- la elección para el Poder Judicial? Gracias por fondo musical. Tal vez sea debut...y despedida (da click en el botón de reproducción).




domingo, 18 de mayo de 2025

DESATADOS

 América Latina todavía tiene una añeja tendencia a los personalismos: el líder "personalísimo" puede ser objeto de adulación, para que distribuya, pero puede ser también quien se convierta en chivo expiatorio, por lo que un día se puede estar en la gloria, y al siguiente, en el suelo. No es algo cultural, ya que también existe por ejemplo en África y Asia. Es un rasgo precapitalista, con la creencia de que la persona "tiene" en sí misma el poder.

        En América Latina, pese a lo que se le quiso atribuir, el que fuera presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador cumplió. En más de un aspecto, pese a defectos ciertos, tuvo la energía extraordinaria de abrir camino, aunque en un sistema tan presidencialista como el mexicano tal vez no debió exponerse tanto ante los medios de comunicación masiva. López Obrador ganó mucho entre la gente "de abajo" por no dejarse y decirles "sus cosas" a los privilegiados. En algún momento, la estudiosa Viridiana Ríos detectó esta peculiaridad: gustó lo franco y directo del mandatario. La actual presidentA Claudia Sheinbaum tiene otro estilo, pero no es lo que se llama coloquialmente en México "dejada", y tiene una popularidad inmensa. Como sea y pese a las especulaciones de los medios y la oposición, López Obrador cumplió con las reglas peculiares del paradójico "sistema" mexicano, que pasados seis años de gobierno obliga a un ex presidente a callar. Es también una forma inteligente de respetar la investidura de Sheinbaum.

        Cabe decir que en el Ecuador, en 2017, Rafael Correa no buscó la reelección, y planteó retirarse a trabajar en Bélgica, de donde es originaria su esposa. Las cosas quisieron que el gobierno de Lenin Moreno traicionara, y Correa siguió en política. Sin embargo, recientemente bajó su perfil y dió todo el lugar -merecido- a la candidata de la Revolución Ciudadana (RC), Luisa González. En el caso ecuatoriano, son más los medios de comunicación los que dan a entender un "personalismo" de Correa que hoy no es tal, y que no quiso ser en 2017, ni siquiera con alteraciones Constitucionales. Hasta donde lo es, sin pretender serlo, Correa es "necesario" por su formación y su ética. Pero González no es "la señora de Correa" ni nada parecido. Lo que toca a la RC y consiguió con mucho con González es ir más allá del "correísmo". Dicho sea de paso, en México está limitado el "lópezobradorismo" y es una bajeza personalizar un pleito con alguien como el ex mandatario, como llegó a hacerlo recientemente el muy bajo ex presidente Ernesto Zedillo, sin aportar ninguna prueba de que Sheinbaum esté manejada por López Obrador, por lo que no se trató sino de la más refinada mala fe.

         Es conocido que algunos se "engolosinan": Fidel Castro batió todo un récord con medio siglo de liderazgo; Daniel Ortega es ciertamente personalista, y Hugo Chávez lo era a rabiar, lo que le costó perder un referéndum y tal vez la salud. Hasta aquí, pese a sus paradojas, el "sistema" mexicano, que parte de la no reelección, es el más institucional, y ya no se reduce a "turnarse para robar". Otro que se excede es Nicolás Maduro en Venezuela. Por lo general, este tipo de personalismos muestra un bajo grado de institucionalización y un fuerte clientelismo. Ortega es discreto, pero abusaron Castro y Chávez. A Fidel Castro también le costó la salud. Sin embargo, hay que considerar que Raúl Castro no quiso eternizarse y que, de acuerdo con una mayor institucionalización, Miguel Díaz-Canel está por un periodo limitado. Lo anterior obliga a todo un trabajo generacional nada fácil.

       En Bolivia, Evo Morales, durante largo tiempo en la presidencia, perdió la cabeza. Ya había perdido un referéndum para reelegirse, pese a una errónea injerencia de los medios en esta consulta, y aún así buscó un pésimo subterfugio constitucional para buscar un nuevo periodo, lo que lo llevó a caerse. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, le sugirió a Morales que estaba en un error, pero Lula también lo está con sus reelecciones y ya no da, sin resolver el problema del relevo. En Bolivia, Luis Arce se hizo a un lado, con lo que dejó las sospechas sobre una posible ambición ilimitada, pero hasta ahora Morales persiste en ser candidato, a riesgo de fracturar a la izquierda. Morales ha afirmado que Eduardo del Castillo, candidato del MAS (Movimiento al Socialismo), es "agente de la CIA" (Central de Inteligencia Americana) y candidato de los "grandes narcotraficantes". Dado el calibre de la acusación, Morales debe APORTAR las PRUEBAS que tenga. Lo anterior (que se acompañó de tildar de "fascista" a Del Castillo), para salir de la probabilidad de que Morales haya terminado por creer que él "tiene" el poder, como un poseído, y que por lo mismo todo le está permitido. Arce se puso al margen de personalismos, y por lo pronto no es posible saber si Del Castillo es o no un Lenin Moreno. Una candidatura de Morales puede dividir, pero, si no se trata de otro indígena más que "oye voces", es de lo más importante que Morales COMPRUEBE lo que dice, y no por Del Castillo o Arce, ni porque "Evo es Pueblo", sino por el bien de Bolivia como país soberano frente a la desestabilización que echó a andar Estados Unidos con los Demócratas. (da click en el botón de reproducción).



jueves, 15 de mayo de 2025

SÓLO SÉ...

 El estudioso francés Antoine Vatan, entrevistado recientemente por Pauline Detuncq en Youtube (Polo de Renacimiento Comunista en Francia -PRCF), considera que, en principio, China debería cambiar de orientación económica, y que estaría buscándolo desde hace ya varios años: del comercio exterior al consumo interno como locomotora. El potencial en términos absolutos no es menor. Se supone que en parte es una reorientación buscada por el líder chino Xi JinPing.

        No es fácil saber del tamaño de las clases medias en China: se situarían, para promediar un poco las fuentes, cerca de 500 millones de personas, lo que es una cifra baja para China, inferior al 50 % (China tiene más de mil 400 millones de habitantes), pero alta en términos absolutos, si se compara por ejemplo con la población de Estados Unidos  (unos 350 millones de habitantes). Aunque Xi Jinping ha lanzado el "hecho en China" y lo cierto es que China ha progresado de "taller del mundo" a "taller high-tech", para disgusto de Estados Unidos, las potencias centrales están al acecho: un mercado "emergente" de 500 millones de consumidores no es cualquier cosa, y todavía está por saber si de consumo de productos chinos o en parte extranjeros.. Xi JinPing no es el único interesado en ampliar las clases medias locales.

      Esta reorientación supondría rentabilidad del mercado interno chino (los chinos ahorran mucho) y exportar menos, a reserva de importar más, lo que no está claro (pero sí lo esperado del exterior): en este caso, China bajaría su sobreproducción hacia el exterior ("de todo y lo que sea", como dice Vatan), síntoma de sobreacumulación, lo propio de una economía capitalista, junto a la inversión en el exterior (La Franja y la Ruta); y con menos dólares (puesto que más ingreso se destinaría al consumo), China dejaría de comprar deuda estadounidense y, así, de financiar a Estados Unidos para que le compre....a China, así sean productos hechos en China por compañías extranjeras. China está bajando sus tenencias de bonos estadounidenses. Sería un golpe para las finanzas estadounidenses, y un problema para el consumidor de Estados Unidos si no puede seguir comprando "de todo y lo que sea" barato. Al mismo tiempo, sería un potencial para exportar a China. Sin embargo, el ritmo de crecimiento de las "clases medias" chinas ha sido lentísimo, incluso pese a aumentos salariales.

     Para Estados Unidos, en principio los aranceles del presidente Donald J. Trump pueden ser un problema para los consumidores, que según Vatan tendrían que pagar más caros los artículos por algo así como un "IVA" (Impuesto al Valor Agregado), aunque no lo es. Como se busca rebajar los impuestos y que las grandes empresas dejen de declarar en el exterior, podrían compensar pagando menos aquí lo que pagarían en aranceles. Al mismo tiempo, cierto reequilibraje de la relación entre exportaciones e importaciones estadounidenses afectaría las finanzas estadounidenses si no hay correctivos: menos dólares entrarían al mercado estadounidense. Si Estados Unidos importa menos, y quienes exportan a este país tienen menos superávit y menos excedentes (en dólares) para "invertir" en la finanza estadounidense, no queda claro que haría ésta. Como sea, parte de la idea de Trump es algo que toma mucho tiempo: obligar a las grandes corporaciones a volver a producir en Estados Unidos. No queda claro qué tendría que suceder con el salario y el nivel de consumo estadounidense, salvo que en Estados Unidos se produzca barato y de buena calidad.

     Ninguna de las tendencias está realmente afianzada, y cada una toma tiempo. Ambas supondrían un "recentraje" en el mercado interno, sea o no tomado también por "nacional", y no está demostrado que la "globalización" o "mundialización"" sea una "ley de hierro" fatal, aunque exista como tendencia para intentar sortear la crisis. Tampoco está dicho que un "recentraje" nacional tenga que ser fuente de conflictos o hasta de "la guerra mundial", así que no se entiende en este punto lo dicho por Vatan. Lo cierto es que el "recentraje" estilo chino o el buscado por Xi Jinping son muy tenues, y de distinta índole. Supondrían entre otras cosas zafarse de la alta finanza, lo que tampoco es un hecho. Si acaso China lograra reorientarse al mercado interno y elevar el nivel de vida de mucha más gente, se le podría creer más que es un país "socialista". Pero la medida tampoco es el consumo, y mucho menos cualquier consumo.

      No es un "recentraje" nacional, sino la disputa por mercados externos, de mercancías y para los capitales (inversión directa e indirecta), que llevan a conflictos por estarse todos a la "geopolítica" -prácticamente proscrita después de la Segunda Guerra Mundial- y a vaticinar desde el apocalipsis hasta el "nuevo orden mundial" que no llega: preparado desde la COVID-19, el intento "globalista" pasa por un cambio tecnológico adicional de resultados inciertos, salvo en algunos riesgos de mayor "des-civilización".  La guerra no es en estos momentos una salida, aunque uno que otro crea poder salir así de aprietos o poder hacerse el interesante. Situaciones como las descritas son de las que, a veces, requieren de un muy largo tiempo para descomponerse de tal modo que una alternativa radical aparezca no sólo como "el peor de tus antojos", sino como algo NECESARIO. Por lo pronto: ni guerra, ni paz (da click en el botón de reproducción)











lunes, 12 de mayo de 2025

DIGO, DIGO, DIGO

 Como se supone que todo el mundo se ha puesto al pragmatismo y rechaza "la ideología", sin entender mayormente qué es, se dan los fenómenos más sorprendentes. Hay así una alianza entre Rusia y China en la que algunos quisieran ver un "bloque", sin que lo sea. Rusia es hoy un país a grandes rasgos capitalista, a reserva de saber si se trata o no de capitalismo de Estado, y no es un país imperialista: está rodeado, encogiéndose (pese al Este ex ucraniano), no expandiéndose. China dice ser un país socialista, y tiene a la cabeza un partido comunista. Dado el feroz anticomunismo ruso, sobre todo en los medios de comunicación masiva locales, no hay explicación ideológica para el acercamiento entre Rusia y China, que por lo demás es muy desigual: los une cierto rechazo al "unipolarismo", pero ni siquiera a la llamada "globalización", que el líder chino Xi JinPing acaba de defender a capa y espada frente al presidente estadounidense Donald J. Trump. Como se dice coloquialmente, pareciera que a Rusia y a China "no los une el amor, sino el espanto". Si acaso, ambos países rebuscan en los "valores tradicionales", pero con vaguedad: no los ponen con frecuencia por delante. Así, se tiene este acercamiento entre un país muy anticomunista y otro que se dice socialista y con un partido comunista único. Algo similar ocurre en el nuevo acercamiento entre Rusia y Cuba, o entre Rusia y Nicaragua, el segundo oficialmente "de socialismo cristiano". Y todos se juntan en Moscú, capital rusa, para celebrar algo equívoco: ¿la victoria soviética sobre Alemania, o lo que fue entendido por mucho tiempo como victoria del socialismo sobre el nazi-fascismo?¿Es asunto nacional o también social?

       La defensa de la Rusia actual por algunos y una parte del movimiento comunista se explica por el cerco contra los rusos, un cerco imperialista, para cualquiera que sepa ver un mapa. Hasta ahí: no es necesario comulgar con el gobierno ruso de Vladimir Putin, y muchos en la izquierda no lo hacen. Lo curioso es que el cerco se ha apretado contra una Rusia capitalista, y no tanto contra una China que se hace llamar socialista. Parte del asunto es que las potencias centrales se cuidan de abrir dos frentes a la vez. Al mismo tiempo, hace rato que nadie critica al "socialismo" chino, ni el hecho de que sea un régimen de partido único y "comunista", ni nadie habla de "totalitarismo chino", ni del "autócrata" Xi, ni siquiera ya de "autoritarismo". Si acaso, de vez en cuando algún Demócrata saca el asunto de los Derechos Humanos en China o el de la minoría uigur. Por lo que respecta a Trump, no tiene inconvenientes políticos o ideológicos con China, sino comerciales y tecnológicos. Ya había sido posible ver la diferencia con Rusia en 1989, con los sucesos de Tiananmen: ni una sanción contra China, por contraste con el diluvio de sanciones desde 2014 contra una Rusia capitalista. 

     Problema cultural no es. En parte, sí es geopolítico, por lo dicho de no abrir dos frentes a la vez, y también por la añeja obsesión anglosajona por apoderarse de Eurasia. Pero hay más: con China, después de todo, y pese a los problemas mencionados, se hacen negocios, y en grande, tamaño chino. Rusia puede tender a la autosuficiencia; China está abierta, realmente muy en grande, a los negocios con las potencias centrales. Así por ejemplo, apenas la UE (Unión Europea) tiene roces con Estados Unidos, corre a agarrarse de más negocios con China. Lo que se espera es que China siga así, con las "puertas abiertas", como ha sido desde 1978, y con la posibilidad de nuevos campos de inversión, como en los servicios, con la ventaja real de que el tipo de régimen mantiene a una mano de obra dócil. Si acaso se puede hacer de vez en cuando uno que otro movimiento disuasivo para significarle a China no que cambie, sino que siga así. Como país semi-periférico, China es una gran atracción para los negocios de las potencias centrales, y en el fondo es un país capitalista, dado el importantísimo lugar del sector privado. Bastante daño ha hecho China: desbaratando las posibilidades de solidaridad entre trabajadores, al lanzar al mercado una mano de obra abundante y relativamente barata. Silencio occidental sobre el régimen chino; y aceptación de la izquierda, gran parte de la comunista incluida, salvo la encabezada por el comunismo griego, aunque tampoco está claro que China sea propiamente imperialista. Todos la quieren: es algo así como el osito panda de las relaciones internacionales. Después de todo, Xi ha dicho que China no aspira a la hegemonía.

       Parte del movimiento comunista internacional, minoritario, y de la izquierda en general, ve en China "la alternativa", aunque es un país capitalista, al que también quieren entre otros los Demócratas estadounidenses, salvo alguna descocada como la antigua congresista Nancy Pelosi ("Nancy la loca"). Trump quiere a Xi, lo ha dicho, y el anterior presidente estadounidense, Joseph Biden, por lo demás, ya estaba en problemas comerciales y tecnológicos con China. Gracias a sus "puertas abiertas" y a su comercio internacional, es la China que todos quieren, en una moda que reconforta a los libertarios y data del "chairman Mao" (ah sí, los Beatles) en los '60 y hasta "Revolution". China no tiene como Rusia o antes la Unión Soviética que dedicarse tanto a las armas ante el acoso de las potencias centrales. Tal vez para China pueda hablarse también de capitalismo de Estado y de fuerte sentido nacionalista. Pero tomar los nombres del "socialismo" o el "comunismo" es una ilusión, y ni los chinos los reivindican demasiado. Distintos estudiosos han demostrado que nada tienen que ver esos rótulos con la realidad china, pese al papel amortiguador del Estado local.

       Tal vez, entonces, China y Rusia se reconozcan en el fondo como capitalismos de Estado. Las potencias centrales saben lo que hacen, al guiarse por los negocios. Parte del movimiento comunista internacional y de la izquierda se aferran no a realidades, sino a palabras, pero hace mucho, desde antes de los años '80, que "socialismo" o "comunismo" no remiten a conceptos. "Socialismo con características chinas" es algo que carece de sentido: ni modo que China tenga su dizque socialismo "con características camboyanas". A China, por lo demás, se le pueden pasar sus errores de "terror y escasez", internos o en casos como el de Camboya o Afganistán y Angola. Si alguien quiere demostrar la valía de China, adelante; pero sería de agradecer que no se mezcle en el tema al "socialismo" o el "comunismo", salvo para hablar con Armando Hoyos.

       Dicho sea de paso, tampoco incomoda Vietnam. Y Venezuela, presente en Moscú, no se inmuta, pese a tener al PSUV (Partido Socialista Unificado Venezolano), en el gobierno, para perseguir comunistas con tal de no admitir críticas. En el sudeste asiático, Vietnam, por curioso que parezca, siendo país socialista y con partido comunista oficial, se ha acercado a Estados Unidos, para contrarrestar la influencia china (China invadió Vietnam en 1979). Como antes Deng Xiaoping y hoy Xi Jinping despiertan el cariño de todos, se olvida que alguna vez China apoyó al terrorífico régimen camboyano de Pol Pot, expulsado por los vietnamitas, apoyados por la Unión Soviética. Siendo anticomunista y capitalista, Rusia tiene hoy entre sus amistades a Cuba y Vietnam, a donde van a asesorar grandes millonarios como Boris Titov u Oleg Deripaska; con frecuencia, son las amistades de antaño (y la arrimada Venezuela está sobre todo cerca de China). A China, a su vez, se le han perdonado cosas mucho peores que el terror soviético de 1937-1938. Así lo han hecho quienes "desenfundan el terror y la escasez cuando oyen hablar de socialismo". No desenfundan nada sobre China. Ya pasaron igualmente los tiempos de hacerla de Dalai Lama en "Tíbet vs opresión china". China es, después de todo, el pasado juvenil de más de un libertario en los '70.

     Tal vez China, acostumbrada al lenguaje florido, en vez de "partido comunista" podría tener algo así como un "partido del reino celestial", pero no es así. De la misma manera en que quedan laboristas sin labor (labour), hoy dispuestos a ponerle más fuego a la leña ucraniana, o socialistas sin una pizca de socialismo ni de relación con los obreros, como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), China se nombra como lo que no es: hace mucho que se sabe, se tolera y, para los capitalistas también, lo que cuenta es la característica del negocio, no tanto el embalaje. Con que no aparezca como ""casa de Bruce Lee". Así cuando se supone que es "el fin de las ideologías" y que no hay más que "intereses" y pragmatismo (da click en el botón de reproducción).


   

sábado, 10 de mayo de 2025

UN CADÁVER EN EL CLÓSET

 No se le ha dado mayor importancia al hecho de que, hace algún tiempo, la Fiscalía mexicana (FGR-Fiscalía General de la República), volviera sobre el asunto del asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional-PRI) a la presidencia, en 1994. No es algo que se le recuerde al beneficiado, el presidente Ernesto Zedillo, gracias a un "videodedazo" impulsado por José María Córdoba Montoya (a quien Zedillo dedicó su tesis) y llevado a cabo por Manlio Fabio Beltrones.

      Se supone que la investigación de la FGR no es en realidad nueva. Reactivó, sin mucho efecto, la teoría del segundo tirador, Jorge Antonio Sánchez Ortega, agente del antiguo CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). No es algo nuevo porque siempre estuvo la sospecha sobre Sánchez Ortega, es una de las líneas que una fiscal dejó abierta (Olga Islas) y que el último encargado omitió con un mar de enredos. Sánchez Ortega pudo seguir su carrera en el CISEN, en labores de espionaje político. Detenido a raíz del asesinato de Colosio, el agente del CISEN fue liberado por una orden en una llamada telefónica de Jorge Tello Peón, entonces director del mismo CISEN. Sánchez Ortega lo reconoció.

       Lo nuevo que saltó desde la FGR es que a Sánchez Ortega fue a terminar de rescatarlo en Tijuana, lugar del crimen, Genaro García Luna. En un libro sobre su persona y trayectoria, García Luna dijo que entró al CISEN en 1994, pero en realidad entró en 1989. El periodista J.J. Lemus ha escrito desde hace rato (2020), en El Licenciado, que García Luna trabajaba en asuntos de inteligencia y contrainteligencia, pero además, que era alguien de confianza de la CIA (Central de Inteligencia Americana). Lemus es de los únicos que refiere este dato. De lo que se habla aquí no es de simple "pasaba yo por ahí" o de "se me escapó un tiro", sino de seguridad nacional, por si acaso se siguiera pensando en que el asesinato de Colosio fue un crimen de Estado. Si fuera el caso, los beneficiarios son conocidos, aunque los motivos no parezcan del todo claros, y lleven al dominio de la política. Una de las preguntas es: ¿por qué "rehizo" García Luna la historia del año de su entrada al CISEN y por qué casi no se habla de a qué se dedicaba en el organismo, que para el caso es lo mismo -salvo en la relación con Estados Unidos- en lo que a su modo trabajaba Sánchez Ortega? Sánchez Ortega siguió haciendo trabajo -bastante sucio, por cierto, como en Coahuila- por años en el CISEN. Hasta aquí, restan dos cosas: que efectivamente haya sido un asesino solitario, lo que hoy el mismo niega, diciendo que Sánchez Ortega fue partícipe y que el asesino fue Ernesto Rubio, a reserva de saber qué hacer con la manera de Aburto de confesar y desdecirse; o que en la "acción concertada" (cuyos videos no se muestran mucho), la primera hipótesis del fiscal Miguel Montes, Sánchez Ortega no haya tenido nada que ver.

       García Luna no era el jefe de Sánchez Ortega, pero como sea estuvo involucrado en la impunidad total para éste. Hubo en el lugar del crimen otra persona vinculada a la CIA: Fernando de la Sota, aunque ya a cargo de una empresa privada. Durante mucho tiempo, De la Sota fue agente de seguridad (DFS, Dirección Federal de Seguridad). Lo que destaca, además de su presencia en el lugar del crimen y su modo violento de querer incriminar a Aburto por los DOS disparos, es la manera en que De la Sota dió falsos testimonios cambiando varias veces la versión del asesinato.. De la Sota trabajó de 1990 a 1992 en la estación de la CIA en la Ciudad de México. El comportamiento de De la Sota con Aburto fue tan violento que fue recriminado en el juzgado.

        A sus 26 años, como subdirector de área (de Protección), García Luna tenía como jefe a Wilfrido Robledo. Aquél viajó con otros cuatro funcionarios a Tijuana, en toda una "cadena de mando", de cuando menos nueve funcionarios del CISEN. Robledo fue premiado por Zedillo con la nefasta PFP (1999) (Policía Federal Preventiva) y García Luna siguió ascendiendo. No es la única gente ligada a Zedillo que se movió hacia arriba: Córdoba Montoya pudo hacerlo como asesor de un antisalinista empedernido, y antiguo presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez Kuenzler, funcionario de Energía de Zedillo, además de "coordinador de asesores" del mismo. Se trata en todos los casos de gente que hizo su agosto con Acción Nacional y las "puertas giratorias" transexenales. Zedillo lo debería saber, él en cuyo gobierno fueron ascendiendo todos.

        El hecho de que salgan a negarlo todo de inmediato Julián Andrade Jardí (sobre quien se equivocó el que fuera jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, como se equivocó al entrevistarse con García Luna)o Raymundo Riva Palacio no sirve para nada: no se trata sino de la misma creencia en la impunidad -esta vez por unas muy supuestas alcurnias- que, tal vez, le vendieron bajo forma de creencia en la omnipotencia a un Aburto -cuya familia juega un pésimo papel- que, como los suyos o como Zedillo, no pueden tener ni una palabra...para Colosio. Ni una. Sintomático. Pareciera que más allá no se trata más que de un asunto de "pasarse la bolita" y no de comprender qué motivos pudieron llevar al crimen de Estado, si lo fué, y si de una u otra manera respondió a cuando menos la coincidencia con intereses foráneos. Acordarse de Colosio como de una marca para vender la idea de que Luis Donaldo Colosio Riojas es solución de algo tampoco sirve. No es posible saber si Colosio el candidato habría podido llegar lejos. Pero queda un resquicio para terminar de redondear lo ya dicho por Aburto -quien no es el asesino, pero iba armado al mitin de Tijuana- y su familia. La hipótesis de un defensor de Aburto, Jesús González Schmal, de que el autor intelectual fue Raúl Salinas junto con el cártel del Golfo es la misma que la del asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu. Esa es cosecha de González Schmal, a reserva de cómo, si fue crimen de Estado, haya operado el "ala" que se benefició del crimen para sacar al PRI del poder. Información clave no está en el expediente -como la que conecta a Aburto con Sánchez Ortega-, como tampoco algunos elementos de video y documentos que están en Argentina (da click en el botón de reproducción).



viernes, 9 de mayo de 2025

AI WAI FAI. GRATIS.

 En lo fundamental, las nociones de "izquierda" y "derecha" no han cambiado: la primera tiene más que la segunda cierta sensibilidad "social". La derecha aquí propone poco, salvo que haga algo de demagogia. Está más ocupada en "derechos y libertades", y ha llevado a una parte de la izquierda a confluir en lo mismo. La izquierda radical -que busque cambios de raíz- casi no existe. La extrema derecha también está limitada, pese a que una parte de la izquierda la necesite para legitimarse. Los comunistas que entran en ésto -sin ser realmente izquierda- se dejan colocar en una supuesta "extrema izquierda" que históricamente no han sido. Queda que ser radical es dado por equivalente de "extremista", lo que es un falso. Extremistas pueden serlo quienes se reconfortan en la inercia del "tú solo no vas a cambiar nada".

       Una parte de la derecha es primitiva y sigue en sinsentidos, como cuando ve "comunismo" en libros de texto, Cuba o Venezuela (y no lo ve en China, vaya, aunque China tiene un partido comunista). Ya ha habido ocasión de decirlo, el "comunismo" nunca ha existido en ningún lugar. Lo que ha existido es socialismo con sus variantes, y con frecuencia socialismo de Estado. Lo único que busca la derecha al denunciar tal o cual cosa como "comunismo" es crear miedo, y reducir las cosas a "comunismo es igual a terror y escasez". Una parte de la derecha está como lo ha estado siempre: perfectamente dispuesta a dañar si pierde privilegios, y eventualmente a recurrir a la violencia, como en Nicaragua, Venezuela o Bolivia, practicando el terror, que significa atentar contra la población civil. Decir ésto no significa que haya que ser el incondicional de Nicaragua, la corrupción venezolana o los personalismos de algunos en Bolivia. No es un asunto de deportes.

     Existen, dentro de la extrema derecha, limitada, grupos neonazis, como los de Ucrania (a los que no se les dice nada), o formaciones paramilitares, como las del primer ministro de India, Narendra Modi, nunca criticado, tampoco por Rusia, por ejemplo. Existen quienes añoran dictaduras, como Jair Bolsonaro en Brasil o José Antonio Kast en Chile, pero que se mantienen en las reglas democráticas. En la izquierda, los partidos comunistas son muy pequeños, y están divididos, entre quienes siguen a los griegos -que sostienen que Rusia y China son imperialistas- y quienes no. Más de uno entre comunistas y, más en general, a la izquierda, cree lo que los dirigentes chinos quieran contar de China. Se trata de una forma de evasión: agarrarse de un clavo ardiendo para no reflexionar sobre las consecuencias del fin de la Unión Soviética. Como mínimo, cabría preguntarse por qué una Rusia francamente capitalista se alía con China, Cuba o Venezuela, pese al alto grado de anticomunismo en Rusia. O por qué las potencias occidentales o Japón no se meten con el tipo de régimen que hay en China, problemas comerciales aparte. Nadie habla de "terror y escasez en China", y no se hará mientras haya negocio posible. Es más fácil meterse con una Rusia hoy abiertamente capitalista. Para desorientar a cualquiera, si la embestida es contra una Rusia capitalista y no contra una China que se dice socialista. ¿Las palabras remiten a algún significado o no se trata más que de preferencias en el consumo de marcas? En términos estrictos, China no es un país socialista. Se debe saber lo suficiente para que nadie hable por ejemplo de "totalitarismo chino". Después de todo, China hace feliz a más de un occidental desde los años '60.

       Una parte de la derecha está cegada por su triunfo contra la Unión Soviética, y por lo mismo aquélla, cuando no sigue en "meter miedo", no considera necesario argumentar para encontrar alguna verdad, porque resulta que ya la tiene: es soberbia e ignorante, lo que crea una forma especial de peligro en distintas capas "globalizadas". Lo único que le queda es golpear teniendo a su favor los medios de comunicación masiva más poderosos. Al mismo tiempo, la izquierda, comunista incluida, va a remolque de estos medios, que dictan qué está en primer plano y qué no tomar en cuenta. Nada hay que argumentar seriamente, puesto que "ya se ganó" y en la victoria está el supuesto argumento, el del más fuerte. Son años de capitalizar así una victoria bastante inesperada en un principio: creyendo que es asunto de dominación y no de una razón a la que se le trata de dar la vuelta. Parte de este problema existe también en la izquierda: ya no es posible ningún debate o argumento con quien no cree más que en dominar, salirse con la suya, ser omnipotente y no tener ningún aprendizaje que hacer, porque al vencedor no hay nada que enseñarle. No es fascismo, pero sí es algo no exento de riesgos. Gran parte de la izquierda no lo quiere ver porque también cree únicamente en "la dominación" o "el poder".

       Gran parte de la izquierda se sitúa en el consumo y la distribución -no en la producción- y, lejos de cualquier radicalismo, no propone sino "redistribuir" dentro del capitalismo: fracasa porque éste reproduce desigualdad. Hay un error de base: no se toca nada en la producción, de donde surge la desigualdad, si se mantiene la creencia -limitada- de que "redistribuyendo" alcanzará "para todos", cuando no para "las dos terceras partes", aunque es algo que no sucede. El error está en creer que podría suceder en el socialismo, cuando no es así: en éste no hay por qué darle por igual a todos (eso es igualitarismo), así sea "poquito", ni a quienes no trabajan, ni a quienes hacen trabajo improductivo, etcétera. El socialismo NO tiene por qué eliminar la desigualdad social ni es la "abundancia para todos". No es ningún Estado de Bienestar. Es para la gente que trabaja y con diferencias de mérito: no sólo según las necesidades, sino también por las capacidades. De entrada, "el que no trabaja, no come". Por lo demás, el gran propietario de medios de producción sobra: puede ir a contar que los tuvo, como decía el salvadoreño Roque Dalton, como quien va a la cantina a confesar en la borrachera que alguna vez tuvo sífilis. Pero además, en general, la propiedad no debe ser estatal, sino social. Los problemas del socialismo de Estado no pueden ser ignorados. Prácticamente no hay país socialista que haya atendido la propiedad social. Parte del problema de la izquierda, comunista incluida, es que sueña con un Estado de Bienestar grandote. En realidad, ni el mundo del trabajo, ni el socialismo están a la orden del día o a la vuelta de la esquina, después de 1991, pero tampoco "la abundancia para todos" o "los tres cuartos" en el capitalismo. Debe pasar el tiempo para que se termine con lo que no es sino, a cierta imagen y semejanza de Estados Unidos en la segunda posguerra, la creencia de "la gran clase media", lo mismo que a su manera creyó fabricar el socialismo de Estado. Estado para todos, negocitos para todos, con emprendedurismo.

     De la misma manera en que no tiene sentido echar por la borda toda la experiencia socialista, y no se llegará así a nada, no tiene caso rechazar todo en el capitalismo, como si nada más se tratara de "lo bueno" y "lo malo". Una parte de la derecha, como sucede por ejemplo con Agustín Laje, argumenta y lo hace en términos de valores, también, por lo que no puede ser desoída, cuando ve con inquietud lo que hacen los "libertarios". La izquierda, la comunista incluida, carece de valores claros, porque los confunde con verborrea. Por lo demás, si se trata de valores, es en el terreno en el que hay que hablar y proponer: es de refinada mala fe repetir a los "libertarios" y acusar, nótese bien, de "fascista" a quien, a la derecha, no lo es, o porque habla de valores, y no tiene por lo demás ninguna práctica realmente fascista o nazi. Es, como se dice coloquialmente en México, "saludar con sombrero ajeno". En este terreno, no se está sino en espejo de la derecha soberbia e ignorante que ve "comunismo" donde le resulta más facilón que analizar y argumentar.  No son más que los términos de los medios para orientar un "consenso" cada vez más inexistente hacia el "centro", fabricando "fascistas" (sin meterse donde los hay, como en Ucrania) y "comunistas" que, cuando existen, son una ínfima minoría. Tal vez no sea más ya que parte del arsenal de la degeneración demagógica y la desaparición, en gran parte (no en todo), del espacio público como lugar no de "conversación", sino de debate. Algunos usan las palabras "comunismo" o "fascismo"" por motivos de simple comodidad. Y en "izquierda" o "derecha", cuenta qué está en juego de valores, no qué ganancia o ventaja se saca del sambenito o del ropaje. Es "zona de confort" -o de descalificación -en la que, en más de una ocasión, no es en realidad posible saber siquiera de qué realmente se está hablando. (da click en el botón de reproducción).



lunes, 5 de mayo de 2025

NO ME PLATIQUES MÁS

 Puede ser que no todos los países necesiten competencia entre partidos, y en varios casos, es reducida: en Estados Unidos, no hay más que "de dos sopas", como se dice coloquialmente en México. Un partido normalmente aspira a gobernar, pero esto no quiere decir que las tareas estatales sean partidistas o ideológicas. No basta con una pertenencia partidaria para asegurar el profesionalismo en el servicio público. El antiguo régimen mexicano, por ejemplo, terminó sabiendo del tema, para mal, con el llamado "chapulineo": mientras asegure lealtad o incondicionalidad al "grupo", un funcionario -que no funciona- puede estar un día en Turismo, otro día en Energía, otro en Comunicaciones y Transportes y al final en la Lotería Nacional. Viene a la mente por ejemplo Pedro Joaquín Coldwell, pero también Enrique de la Madrid entre Turismo y Financiera Rural. Si la gente "de cada uno" se mueve igual, entonces no importa mucho qué se hace, sino el folclórico "no me den, póngame donde hay".

     La autodenominada Cuarta Transformación no ha estado exenta de estos problemas. Alguien formado en relaciones internacionales puede ser, desde luego, buen canciller, pero no forzosamente el más adecuado para asuntos de economía, más allá de sus "relaciones". Un ex secretario de Salud, psiquiatra de origen y ex rector, con bastante probabilidad puede hacer un mal papel como representante diplomático o como canciller, dejándole la "chamba" a la presidentA. En cambio, un policía está bien para la policía o la seguridad en general. Parte del problema del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo que ver con la incompetencia. Por lo demás, es parte de la "honestidad verdadera": aunque se sea maestra de origen, no es posible decir que la Sra. Requetebién es honesta si no es eficaz y no da resultados. Hay casos curiosos en más de un país: Luis N. Morones en México era medio disoluto, pero leal y capaz de dar resultados, como lo hizo para frenar una posible intervención estadounidense en México. En la Unión Soviética, Lavrenti Beria también era extravagante y dado a ciertos lujos, pero era buen policía y por cierto que, a diferencia de Nikolai Yezhov, no proclive a "hacer estadística" liquidando a gente inocente (con Beria se vaciaron los Gulags). No todo es en blanco y negro. Pero no se trata de que una profesión de administración en el Estado sea sustituida por ideología, del tipo de quien pone en su curriculum, para Educación, "sobreviviente del 2 de octubre". ¿Es una profesión? Tampoco se puede hacer carrera en la diplomacia con título de "viuda de". Si en algunos casos puede parecer necesario que alguien tenga "buenas relaciones" (diplomáticas, por ejemplo, si se está en Economía para un problema difícil de relación con Estados Unidos), hay otros casos de "relaciones" que no se justifican. Se trata de intereses personalistas o de facción, y son contrarios al Estado. Tampoco se puede prestar el flanco:  Educación ha sido hasta hoy -con un Young Global Leader- una secretaría muy castigada. Aunque no haya corrupción en dinero, ha seguido en algunos casos en formas de amiguismo e influyentismo, aunque menos que en el sexenio anterior. El problema de arranque fue más la tendencia a supeditarse al exterior. Y para variar: cultura es cero.

       Un gobierno adecuado, aunque respondiendo a intereses particulares, puede al mismo tiempo velar por el interés público. Aunque no guste, tómese la innovación salvadoreña: el presidente de El Salvador responde a una fracción de intereses empresariales, en parte nacionales, y en parte asociados con el extranjero. No son intereses oligárquicos, ni los de ciertos sectores de capas medias, desplazados. Al mismo tiempo, en más de un rubro, Nayib Bukele ha servido al interés público, como en seguridad e infraestructura. El gobierno es de Nuevas Ideas. Queda por ver si esta agrupación puede seguir al mismo tiempo siendo ella y servir a la reconstitución del Estado. De la misma manera, el MoReNa (Movimiento de Regeneración Nacional) no ganó las elecciones para no gobernar, y "a su manera": queda por ver si puede reconstituir algo de un Estado muy maltrecho, y que por lo demás no tiene por qué ser un Estado obeso. Puede no ser muy grande y eficiente. Marx apuntaba a la paulatina reducción del Estado, no a la Estadolatría del siglo XX que tuvo dos funciones: de fortalecimiento frente al acoso externo en los países socialistas, pero a riesgo forzosamente de crear trepadores e ineficiencia; y de subsidio al gran sector privado, a costa de la sociedad, salvo de quienes alcanzaran al reparto de "bienestar para su familia". Ya no es de "vuelta a Keynes": el Estado estadounidense, como el nazi alemán, fueron de keynesianismo militar. Es preferible saber si el Estado puede ser eficiente y no un elefante blanco. Tampoco se trata de ir contra cualquier propiedad privada, sino que el problema es de medios de producción, y no está demostrado que lo privado sea obligatoriamente mejor que lo público.

       Como sea, parte del atorón está en el hábito de "grupo". Antes de retirarse, Raúl Castro lo dijo en Cuba en su último informe al Partido Comunista:  habló de un problema de "suplantación e interferencias en las funciones y decisiones que le corresponden al Estado, gobierno e instituciones administrativas; (...), cada uno en lo suyo, y el partido en lo que le corresponde". Raúl Castro agregó: "llevamos más de 60 años repitiendo eso y hay que decir que se cumple muy poco". El partido es "para abajo", para escuchar a la gente y canalizar sus inquietudes y necesidades; no es "tener el carnet" para dar la impresión de incondicionalidad, trepar, vestirse de "la causa" y lograr privilegios (viajes y cargos en el exterior, acceso a tiendas privilegiadas, etcétera). Raúl Castro advirtió de todas las deficiencias del trabajo ideológico: triunfalismo, estridencia y superficialidad, además de una pésima política de cuadros, de imposición-sumisión (lo habitual para trepar). Grado de debate sobre el tema: cero. Como lo dijera alguna vez Salim Lamrani, pareciera que Raúl Castro es el primer disidente de la isla. En cargos públicos se está para servir, no para figurar, hacer relaciones, trepar, obtener privilegios, viajar, "entrarle" para "no verse mal", granjearse reconocimientos y empezar a acaparar, y terminar con todo y "carnet" dándole la espalda a la "gente del común". Como dijo en el MoReNa la actual dirigente Luisa Alcalde, a la gente a la que se mira de arriba abajo es nada más a la que necesita ayuda para levantarse (da click en el botón de reproducción).






domingo, 4 de mayo de 2025

SACAREMOS A ESE BUEY DE LA BARRANCA. OJALÁ

 Una de las mayores dificultades de los gobiernos de izquierda en la periferia o la semi-periferia es que se libren de prácticas clientelistas, en las cuales, a cambio de "cierto " reparto, no faltan quienes se sirvan del Estado para beneficio o ventaja personal. Es lo que no pudo pararse desde los años '30 en la Unión Soviética, pese a los intentos de reforma en 1936: el partido oficial se volvió vehículo de ascenso en el gobierno para que algunos fueran "más iguales que otros", en nombre de "la causa" o incluso de heroísmos militares. No es un secreto, a juzgar por los estudios que ha hecho por ejemplo Nueva Sociedad, que en China se escala adhiriendo al partido oficial, como lo hacen desde millonarios hasta gran parte de las clases medias. La posibilidad de trepar es la recompensa a la obediencia o incondicionalidad dentro de la clientela o en alguna de las clientelas en equilibrio. No hay reconocimiento de la individualidad, puesto que la obediencia o la incondicionalidad la anulan, como al criterio independiente, y el de la cúspide es por igual el chivo expiatorio. La clientela no garantiza derechos ciudadanos, pero en cambio genera la ilusión de "participación" en "política" que, como dominación e imposición/sumisión, invade todo.

        A pesar del igualitarismo en Cuba, una vieja tradición, que data de entre finales del siglo XIX y principios del XX, hizo que quienes tuvieran hazañas militares pudieran acceder no sólo a cargos, sino también a propiedades. No es seguro que parte de esa tradición no haya perdurado hasta la actualidad: ser "veterano de cualquier lucha", de la Sierra Maestra hasta Angola, para tener acceso a privilegios inalcanzables para la mayoría de la población. La mezcla es entre militar y religiosa, y se funde con mala ideología y espíritu de "combate", para terminar en extorsión: por una estadía de un tiempo en un campo de batalla o por cercanía con un "luchador", se gana una vida de privilegios vitalicios, como si la gente debiera refrendar una y otra vez, al cabo de la extorsión, que al héroe real o impostor se le debe todo. Así se han hecho detestar, no sin cierta razón, algunos partidos comunistas oficiales -abierta o soterradamente-, porque detrás de la supuesta convicción o del ideal asoma el derecho a servirse en vez de servir, como se dice coloquialmente en México. Para más señas, los mismos que "no se enteraron de la caída de la Unión Soviética" es por el pequeño apparatchik que llevan dentro: no soltarse nunca del poder.

     En México, desde los años '30, con las deformaciones primeras del PNR (Partido Nacional Revolucionario), el "partido" se volvió trampolín para tener acceso al reparto, con todo un folclore: "no moverse para salir en la foto", no ser un "político pobre porque se es un pobre político", saberse "relacionar" para conocer "cómo va la jugada" y cosas por el estilo. Al final, podía llegar a la cabeza de la Unión Soviética, con muchas palabras, alguien que no tenía idea del socialismo, como escandalosamente reconoció Fidel Castro que no la tenía tampoco. China tiene desbancados a los marxistas, y en México terminó por llegar al gobierno gente que de revolucionaria o institucional no tenía gran cosa: ni de revolucionaria, por sacrificar a la gente de abajo, ni de "institucional", al romper gravemente los equilibrios entre grupos, cuando entre 1988 y 1994 uno de ellos creyó -y lo dijo- haber llegado -después de "esperar 20 años", según Raúl Salinas Lozano- para eternizarse por algunas décadas, según salieran a pregonarlo Jaime Serra Puche o José Angel Gurría. Para entonces, la Revolución Mexicana ya no decía nada y el PRI (Partido Revolucionario Institucional) no era más que una aspiración a "colocarse" y "agarrar" de manera desvergonzada y realmente muy poco "institucional", hasta que no quedara más que dejarle el relajo al partido de Acción Nacional (PAN) para "gestionar" los arreglos con Estados Unidos hasta que otro grupo -el de los Ocean- corroyera por dentro a la organización. Para algunos, seguir siendo "grupo" o clientela es gritar al unísono "es un honor estar contra Obrador". Al PRI no debe faltarle demasiado para terminar de hundirse, salvo en parte por casos cada vez más limitados, como el de Rubén Moreira. EL PRD (Partido de la Revolución Democrática)se fue abajo en pleitos de clientelas ("los Chuchos" y otros)..

        Dada la gravedad de lo que es llegar a un Estado fallido (como se dijo de México entre 2006 y 2012), en el Ecuador la candidata Luisa González -que NO es socialdemócrata- planteó hace poco algo clave: llegar al gobierno para seleccionar a los mejores en su campo (como lo intentó el actual presidente Luis Arce en Bolivia) y no a los dizque "compañeros de fiesta". Esto significa llegar al gobierno en buena medida para atender el servicio público, atender a la gente y no "servirse" con el pretexto de "pero sí yo estaba en la fiesta" o de que en ésta "yo lo conocí". La ideología puede ser para persuadir, convencer, etcétera, pero no el "pegamento" para sustituir al mérito en el trabajo y aparecer como lo que no es, un "mérito en sí mismo", puesto que "cohesiona" al "grupo". Desafortunadamente, más de uno parece haber visto algún peligro para la "patria del tongo" (del reparto de prebendas). La clientela no da más que para repartos que no dan derechos porque se otorgan como favores, endeudan, y son discrecionales y para nada equitativos.

        La autodenominada "Cuarta Transformación" en México surgió en parte con rasgos personalistas -la perseverancia y el "colmillo del presidente Andrés Manuel López Obrador- y de algunas clientelas y nombramientos de amiguismos, comoo algunos que prosiguen a la sombra de un ex rector sin experiencia diplomática.  Sin embargo, no se ha querido rescatar el significado de lo planteado recientemente por la presidentA Claudia Sheinbaum, en el sentido de que MoReNa (Movimiento de Regeneración Nacional) NO debe ser partido oficial, corporativismos aparte (no están en el horizonte) y sin activismos. Para Sheinbaum, como a su modo lo había planteado González en el Ecuador (y fue adrede malinterpretado), el MoReNa debe organizar desde abajo, dirección que parece imprimirle Luisa María Alcalde. Sheinbaum puede tener en el Estado, si se regenerara, gente que no sea de MoReNa, pero que sea competente (y no que sea de MoReNa, pero incompetente, como Doña Requetebién), aunque en algunos casos pueda haber apreciaciones erradas de la mandataria, en particular cuando se trata de universitarios: más de uno no sabe más que ejecutar instrucciones de afuera, cultura es cero y hay personas como Francisco Ignacio Taibo Mahojo, con espíritu de facción, al igual que más de un latinoamericano o latinoamericanista pegado a la Cuarta porque sigue creyendo en pegarse de la ubre estatal para financiamiento de la clientela propia, como la universidad pública. 

     El MoReNa es libre incluso de enmendarle la plana a Sheinbaum, por ejemplo si se pone excesivamente empresarial o no cumple. Como quiera, y a pesar del terrible peso de los polkos, que no creen en México salvo para sacarle el jugo en beneficio o ventaja personal, como ocurre en la academia de la universidad pública, el MoReNa está concretando mejor la lucha interna contra ciertos males del clientelismo, como el nepotismo. López Obrador se planteó separar economía de política: no lo logró del todo (y ha habido una parte que ha querido enmendar Sheinbaum en licitaciones), pero no gustó al empresariado y los medios de comunicación corruptos y surgidos de favores desde la política, desde el seductor de la patria. No es algo que esté terminado. Pero sí es un avance plantear la separación entre Estado y partido, que no es exactamente lo mismo que entre gobierno y partido, puesto que, si gana el MoReNa, es para gobernar, no para jugar a los "pesos y contrapesos" de tal modo que le IMPIDAN gobernar. Otra cosa es que, al mismo tiempo, se pare la selección de quienes gobiernan porque "estuvieron en la fiesta", como algunos universitarios, lo clásico de los intelectuales y hasta gente amiguis de la familia. En la jefatura de gobierno de la Cdmx, Sheinbaum fue contradictoria, pero dió resultados clarísimos en seguridad, procuración de justicia, infraestructura y salud, por ejemplo. Y, como Clara Brugada, en rendición de cuentas.

        Para decirlo en términos "darwinistas", se abre la posibilidad de ser leal, honesto y competente, pese a que quedan rezagos y flaquezas, y por lo tanto de parar "la sobrevivencia del más inepto". Está en el MoReNa terminar con la "politiquería" con el "chapulineo" en la mira, las extravagancias de lo que se cree que es "ser político" (la buena vida a costa de recursos públicos...). Algunos no quisieron oír la Cartilla Moral, ni considerar la Guía Ética para la Transformación de México, ni darle contenido al humanismo mexicano. La invitación es sencilla: no a usar desvergonzadamente el MoReNa como la "fiesta" para después pedir recompensa "porque yo estuve ahí" y ahí "yo lo conocí" (como si cualquier conocido fuera amigo de toda la vida), sino a poner el ejemplo. A ver si así, porque hay gente que sí está interesada, entre generaciones jóvenes y sectores de clases medias, y hay algunos en cambio que creen erróneamente que "les es debido" por el solo hecho de estar "en la causa", como les ocurrió a muchos líderes del 68. Que sea lo que Dios quiera y, sobre todo, lo que los resultados del trabajo digan.


sábado, 3 de mayo de 2025

YA ENCARRERADO EL RATÓN

 Los medios de comunicación masiva tienden forzosamente a "editar" lo que comunican: escogen en qué poner el foco de atención y qué relegar al segundo plano, para que la gente no vaya más allá del primer plano, que es lo que fastidia de muchos o la mayoría de quienes "opinan". No tiene el menor sentido hablar de "narrativa" porque es ficción y hay que ser un poco desvergonzado para andarse al "qué le contamos a la gente". Sería preferible restituir la narración completa, como primera precaución y como servicio al lector.

        La intervención rusa en el Este de Ucrania fue una decisión difícil y no legal, pese al antecedente de Kosovo, esgrimido por los rusos. Sin embargo, es un hecho precedido de un embrollo en el que las potencias occidentales sentaron el precedente desde 2014, con un golpe de Estado ilegal y violento contra el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, y a favor de fuerzas neonazis. Es a raíz de este golpe ilegal y violento -por los sucesos del Maidán en Kíev. que Crimea decidió separarse, en un acto ilegal. Luego, el Donbás reclamó autonomía y se firmaron los Acuerdos de Minsk para concretarla dentro de Ucrania, sólo que, a diferencia de Rusia, la misma Ucrania y sus aliados -Francia y Alemania- nunca cumplieron. En vez de reconocer los derechos de los rusófonos del Donbás, éstos comenzaron a ser hostigados con violencia, a costa de miles de muertos, población civil incluida, por ucranianos y mercenarios occidentales, neonazis incluidos y gente de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Esto duró ocho años sin que nadie dijera nada, pese a que era tan ilegal como el golpe de 2014 y la separación de Crimea, admitida porque "es muy rusa". No viene al caso: el origen está en el golpe ilegal del "Euromaidán", si no es que desde antes, con el ánimo de crear problemas en la frontera rusa ((ya desde antes hubo en Ucrania la =Revolución naranja"). Es ilegal expandirse la seguridad propia a costa de la de otro, según la OSCE (Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa), aunque desde 1997 el "halcón" Demócrata estadounidense Zbigniew Brzezinski haya incluido a Ucrania en la arquitectura de seguridad europea. "Editar" la narración supone comenzar en 2022 y no en 2014. Entonces sí, pareciera como si Rusia hubiera comenzado, cuando no es así.

         Actualmente, Rusia ya ganó la guerra, y tan es así que han sido reconstruidas ciudades como Mariúpol.  Ucrania no tiene ninguna oportunidad para sí, y es un país con los recursos vendidos al extranjero, lo que acaba de completarse con Donald J. Trump, presidente estadounidense que espera un cese de hostilidades duradero, aunque sea para fagocitar tranquilamente riquezas ucranianas. No se ha logrado más porque hay un ala derecha de lo que queda del ejército ucraniano que tiene otras cosas en mente, y que, como la Unión Europea (UE), no encuentra cómo resolver una crisis interna y prefiere entretenerse molestando a Rusia. Según Rafael Poch de Feliú, buen conocedor del Este europeo, en el portal Rebelión, la UE no tiene en este momento la capacidad de ir a instalar una fuerza "de paz" en Ucrania, aunque algunos la desean, pese a la advertencia de que Rusia la recibirá a tiros. No es muy factible saber hasta dónde quieren llegar algunos en la UE provocando a Rusia, al mismo tiempo que algunos en el aparato de seguridad ruso no descartan un conflicto en Europa. El "presidente" ucraniano, Volodímir Zelenski, ha estado tratando de marear a Trump, entre otras cosas con el anzuelo del negocio de las riquezas ucranianas. Puesto que de una colección de ilegalidades se trata, Zelenski hace rato que terminó su mandato, y no está más que en virtud de la ley marcial: cuando alguien suspende toda clase de garantías y se rige por una situación de excepción, que no excluye la represión interna, corresponde a la definición exacta de dictador, lo que tiene sin cuidado a los medios de comunicación masiva. Incluso hay quien, como el expresidente ucraniano Petró Poroshenko, ha expresado que Zelenski no tiene popularidad en Ucrania.

       Habiendo sido quien agredió primero en el Donbás, a sus propios habitantes, por rusófonos, Ucrania se ha dado con Zelenski el lujo de provocar en suelo ruso, como ocurrió en la región de Kursk. En este sentido, Zelenski se está a las "tanteadas" provocando -típico del fascismo- para ver cómo reacciona Rusia y si cae. La última es la de decir que "no está garantizada" la presencia de quienes asistan a los festejos del 9 de mayo en Moscú, Día de la Victoria: como la amenaza incluye a civiles, Zelenski ha pasado al terrorismo. Este es el estilo de los neo-nazis en el gobierno ucraniano: contra su propia gente (como en Bucha o en Kramatorsk), contra las minorías (como en el Donbás de 2014 a 2022), usando a población civil como escudo (como en Mariúpol), contra blancos civiles del enemigo (en algunos lugares de Rusia, como Kazán). Zelenski no da visos de detenerse, ni parece que lo quieran detener en Europa: es parte de uno de los múltiples frentes abiertos por la alta finanza y el "globalismo" contra Trump. Quienes obstruyen las posibilidades de paz parecen formar parte de los que no tienen mucho sentido del límite ni conciencia de lo que sucede: apuestan a un rápido desgaste de Trump para seguir en lo que creen que no dará ningún cambio cualitativo, sino que sólo es cuestión de "más de lo mismo" al margen de los efectos reales (como estar apoyando a un dictador y un terrorista sin tomar siquiera en cuenta a los ucranianos). La provocación a Rusia -como lo hecho de 2014 a 2022 en el Donbás- busca ver si el agredido muerde el anzuelo y da pretexto para una nueva andanada basada en la enésima "edición" de la narración, sin conciencia tampoco del tiempo, y de que, como se dice, no hay carnaval o remate de feria sin alegre principio...y triste final (da click en el botón de reproducción).



AHÍ VIENE EL LOBO

 De vez en cuando, el presidente estadounidense se cree que Estados Unidos es great  y se lanza a hacer cosas disparatadas. Durante su prime...