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miércoles, 30 de abril de 2025

PURA MAGIA

 Mientras el expresidente Ernesto Zedillo parece ser el único que no entiende el sistema político mexicano y sigue trasnochado, porque a una parte de la oposición ya no le queda mayor aire, otros quieren creer en que podrán servirse del nombre de Luis Donaldo Colosio Riojas, de Movimiento Ciudadano, que controla las dos segundas ciudades más pobladas de México. Hasta ahora, Colosio Riojas ha entendido y no se ha dejado, aunque, tal vez por motivos encontrados, pidió el indulto para Mario Aburto, asesino de Luis Donaldo Colosio padre (Murrieta). Algo debe llamar la atención en la negativa del presidente Andrés Manuel López Obrador a dicho indulto: dijo que lo favorecería si Aburto "dice lo que sabe", palabras más, palabras menos.. La tesis del "asesino solitario" es para quienes necesitan de "chayote", como se lo conoce en México, para seguir adelante.

        Aquí se tuvo uno que otro indicio de que "algo" podía suceder poco antes de que Colosio fuera asesinado en marzo de 1994. En un ambiente tenso, hasta una joven alumna de una universidad privada, a cargo en ese entonces de quien tiene hoy un alto cargo gubernamental, podía vaticinar sobre el candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional): "lo van a matar". En otras esferas universitarias, algunos más consideraban errónea la decisión del seductor de la patria al elegir a Colosio y no desestimaban medidas de "freno" y contra un candidato que, supuestamente "humillado", podía "vengarse". Fue posible saber, de inteligencia foránea, que Colosio estaba al tanto de que gente como José María Córdoba Montoya era "peligrosa" y no trabajaba para México, sino para Estados Unidos, lo que fue corroborado por Jorge G. Castañeda en uno de sus libros, por lo que no hay secreto. Confluían así intereses para desbancar a Colosio. Un libro sobre esa influencia fue apresuradamente retirado de librerías en México. Por otra parte, cuando menos dos periodistas que sugirieron la autoría intelectual de Córdoba Montoya fueron amenazados de muerte. No se tiene al autor intelectual, pero en este tipo de crímenes la pregunta obligada es la de siempre: ¿quién se beneficia? Pese a los esfuerzos de algunos por enredarlo todo o, como se dice coloquialmente en México, "marear el punto", creyendo salvar al seductor de la patria, resulta que, probablemente, ése no es el punto. Puede estar más cerca, a modo de hipótesis, de la película de Carlos Bolado, Colosio: el asesinato. El interés no está en convertir a Colosio en santo, mártir o héroe, y es difícil saber qué hubiera podido hacer; pero era un hombre recto, y sobre todo, como lo hiciera constar la inteligencia foránea a la que se tuvo acceso, consciente de que había que desbancar a quienes respondían a intereses ajenos a los de México. El mustio -como lo llamó Diana Laura Riojas- tal vez sepa y haya contribuido a tapar, pero no era él quien quería liquidar a Colosio, aunque el mismo mustio, el mismísimo seductor de la patria, mintió sobre el caso.

        El vídeo de "Colosio que se atraviesa por donde va la bala" no sirve de nada. El primer fiscal, Miguel Montes, alcanzó a mostrar lo que Aburto niega. Después llegó el aviso de repetir lo que alguno muy curiosamente ya sabía a las pocas horas del crimen, y no fue preguntado sobre el tema: era "el llanero solitario", sin siquiera "Toro", el que le había metido el plomazo al candidato. La investigación ideal debía ser como la última: la que corroborara la versión oficial desde la misma tarde del asesinato.

       Curiosamente, el descubrimiento de Montes, que sumando personas daba prácticamente cuenta de algo así como un "operativo" -hasta Lomas Taurinas parecía un mitin de policías de distintas pertenencias-, fue corroborado por declaraciones de familiares de Aburto, que tampoco quisieron ir más allá. Advertido, Colosio no quiso renunciar y dió la vida donde otros, a nombre de la "familia" o el pellejo propio, no pensaron más que en salir bien librados. No se trata nada más, como lo sugirió López Obrador, de un "crimen de Estado", sino de un crimen que impidió la reforma del Estado, que no es la política ni un asunto de "poderes independientes", porque ninguno de los tres -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- lo es del Estado, es decir, del interés general o público: el que dicta que no hagan distorsiones a la ley quienes debieran de servirla. No parece que alguien como Zedillo tenga quien le diga qué fue lo que hizo, así salga a ofrecer un  striptís para hacer creer, vaya, que es todo transparencia (fuchi, guácala...). No parece que haya oído el discurso del 6 de marzo de 1994. O no lo quiso entender. O tiene una gran sensación de impunidad. En cuanto al asunto de la presidentA Claudia Sheinbaum como "cómplice de la muerte de la democracia mexicana", parece historia de "Ya encontraron a Camelia". Todo por la posibilidad de tener un poder judicial independiente. Del dinero, ya lo entendieron los delincuentes de cuello blanco. Si Zedillo tiene pruebas de "los enormes beneficios de que goza López Obrador" o de que su retiro es "simulado", que dé pruebas. Si están siendo ocultadas, como lo insinúa Zedillo, ¿cómo sabe? Porque de lo que hay es de los enormes beneficios de Zedillo y de que no entendió que ya pasó a retiro. Haiga sido como haiga sido. (da click en el botón de reproducción).




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