Rusia no se va a embarcar a fondo en la defensa de Irán, país defendible únicamente en la medida en que es objeto de agresión desde Israel, pero que hace mucho no representa más que una mezcla de teocracia y militarismo en problemas, no ninguna alternativa a nada. "Resistir" no es crear una alternativa. Tampoco se gana mucho llamando "fascista" al primer ministro israelí Benjamín Netanhayu, así lo haya tildado de tal el alcalde de Tel Aviv. Israel sigue el plan "neocon" del Gran Medio Oriente, en parte al servicio de los "halcones" estadounidenses, entre otras cosas para bloquearle a China -como ya se ha hecho también con Siria- un corredor energético desde Kashgar (oeste de China) hacia el sur, a través de Pakistán, hacia el mar Arábigo (Gwadar)., cerca de la frontera Irán-Pakistán y el Golfo de Omán. Sería el punto de cruce entre las rutas de la Seda nuevas terrestre y marítima (Jiwani), al mismo tiempo que China ha buscado también posicionarse a la entrada del mar Rojo (Yibuti y Port Sudán). Pakistán se ha colocado del lado de Irán. China, como es habitual, ha condenado la agresión israelí, pero sin mover un dedo. El presidente ruso, Vladimir Putin, habló de una "situación peligrosa", pero el canciller ruso, Serguei Lavrov, jamás dijo que el conflicto regional en Oriente Medio lleva directo a la "Tercera Guerra Mundial", sino que tal vez "podría". Cada uno con sus sueños de great, como los del "gran Israel" del Nilo al Eufrates -lo que no excluye la desestabilización del régimen iraní- como ariete del "Gran Medio Oriente Ampliado" para el "Estado profundo" estadounidense, que engaña al presidente estadounidense Donald J. Trump, como ya lo hizo cuando éste, en su primer mandato, intentó retirar tropas de Estados Unidos en Irak y Siria. Serguei Lavrov, más de que "la Tercera Guerra Mundial", dejó entrever el "caos total".
La doctrina militar rusa tiene previsto un primer golpe nuclear si el Estado ruso se ve en peligro en su existencia, la territorial incluida, y al margen de lo que Putin se quiera inventar sobre Ucrania a partir de la muy antigua Rus de Kíev, o de los arranques del ex presidente Dmitri Medvedev que cree en Make Russia great again. Recientemente, el "presidente" ucraniano, Volodímir Zelenski, se apareció en la reunión del G-7 en Calgary, Canadá. No se quiso tomar en cuenta que Trump ya le advirtió a Zelenski que está "jugando con la Tercera Guerra Mundial". Como dicen algunos, se prefirió descalificar al mensajero antes que atender al mensaje.
Ucrania no tiene ni la más remota posibilidad en una guerra que ya perdió -y en territorios que ya perdió, en el corredor que va del Donbás a Crimea. Lo único que sigue es el intento de Rusia por crear una línea de separación en el frente. Los problemas siguen porque Zelenski y su círculo más cercano están en otra cosa: agrediendo provocativamente a Rusia dentro de su territorio, para ver si en una reacción los rusos se lanzan al primer golpe. Hasta ahora, Rusia se ha limitado a responder a las agresiones buscando disminuir lo que es un potencial de agresión de Ucrania, entiéndase que OFENSIVO, para prueba de en qué quieren algunos convertir a Ucrania, que ataca con drones Moscú, Kazán o Rostov del Don, se mete en la región rusa de Kursk hasta que haya que sacar de ésta a los ucranianos, u obligan al cierre de aeropuertos en Rusia Central. Esto ya no parece ningún intento por recuperar algo del 20 % de territorio perdido en la antigua Ucrania, y que ya es ruso. Por lo demás, Zelenski tiene los apoyos suficientes para hacer caso omiso de lo que le dijo Trump. Para tener una idea de lo que está sucediendo, The Daily Digest lanza en un encabezado: "Objetivo, acabar con Rusia, Ucrania anuncia arma revolucionaria". Se trata del misil balístico Sapsan de producción ucraniana. Es un misil que puede llegar hasta Moscú, capital rusa, y que se estaría ya fabricando en serie. ¿El verdadero alcance? No suficiente para ningún "acabar con Rusia", pero sí para intentar banalizar "el objetivo". Ucrania ya ha usado contra territorio ruso misiles de largo alcance estadounidenses -cortesía del presidente Demócrata Joseph Biden- de largo alcance ATACMS.
El comandante ucraniano Oleksandr Sirski acaba de anunciar que Ucrania planea "intensificar los ataques en territorio ruso", a lo que agregó: "aumentaremos la fuerza y la profundidad". El mismísimo Zelenski acaba de prometer "nuevos ataques contra el territorio ruso", después de haber observado "los puntos débiles del complejo militar industrial ruso". En el frente, se está creando un "tapón" de seguridad, para suprimir los puntos de tiro enemigos, de Ucrania contra las nuevas regiones rusas. En vez de admitir la derrota, Zelenski está en OTRA COSA (para la que no tiene el apoyo de Trump, que le cortó la ayuda militar): el mismo círculo de Zelenski dice abiertamente no que le interesa en algo el 20 % de territorio perdido, ni que quiere la paz, sino que busca golpear territorio ruso y al complejo militar industrial ruso, aduciendo que "la defensiva no sirve para nada". No, porque a una parte de Ucrania no le interesa en lo más mínimo lo que perdió, porque tampoco le interesó durante ocho años que esos territorios fueran parte de Ucrania, con autonomía, según lo pactado en los Acuerdos de Minsk. El interés es crear una plataforma de intrusión en territorio ruso, para poner a prueba la paciencia de Rusia. No cae en la provocación, pero Ucrania no parece tener la menor intención de acordarse de la Rus de Kiev ni nada por el estilo, sino de servir a otros planes que seguramente deben tener sus variantes. Mientras la Unión Europea y la OTAN (Organización para el Tratado del Atlántico Norte) vuelven a mentir, asegurando buscar proteger a Polonia o el Báltico, es Ucrania, con Zelenski "placeado", que ostenta su voluntad de llevar la guerra a territorio ruso, a riesgo de escalar a "otro plano", cuando salta por lo demás a la vista que, a un año y medio de las elecciones intermedias estadounidenses, no falta quien apueste al desgaste de Trump y a retratarlo como el origen de desmanes que Israel y Ucrania empezaron antes. Y que no se diga que la inflación en México se origina en el estrecho de Ormuz. El plan "me vale" de los antiTrump no está exento de consecuencias, incluyendo a los del Make Russia great again, cuando quien va "de gane" no es quien cree que "toda Ucrania es nuestra" (dice Putin), más allá de un 20 %. Medvedev va de error en error, porque el "tema" no es Rusia ni su I did it my way, sino la necesidad de válvulas de escape para un capitalismo que no sale de una larga crisis (da click en el botón de reproducción).