Desde hace tiempo, en este lugar es sabido que, igual que en la India que parió a Gandhi, las vacas son sagradas, y convertirse en una de ellas es la aspiración de muchos. Una vaca sagrada se le puede atravesar a cualquier peatón y no pasa nada: el de a pié tendrá que esperar, todo el tiempo que sea necesario, a que este animal se digne moverse. El tiempo puede parecer eterno si la lechera en cuestión no piensa irse jamás, ni quitarse la actitud de "ni los veo ni los oigo". Al fin y al cabo, es resistente: para 1992, según afirma la ciencia, esta especie sagrada ya llevaba 500 años de aguante, por lo que sabiéndolo siempre amenaza con otros tantos de resistencia si siente que la importunan.
Las crías en este lugar que ha conservado algo del esplendor del paisaje salvaje -ganándole al Africam Safari- muy pronto entienden que deben saber ordeñar a la mencionada en el párrafo anterior. De hecho, hay becerritos y terneros que se sueltan durante minutos u horas a ordeñar, por así decirlo -delante de un público entusiasta, hipnotizado como si estuvieran dando una conferencia la ballena Keiko o el osito Panda- cualquier vaca sagrada "de reconocido prestigio". Es muy bonito ver el espectáculo de estas crías ordeñando vacas Benjamin, vacas "Bolívar" (nunca se sabe si esta raza es la de los espejuelos o la de la espada, o cruce de ambas), vacas de importación Big Braudel, vacas Wallerstein y otras de excelencia, pertinencia y consistencia, muchas ellas de leche Krítica, la leche de mayor venta en la izquierda. Este chupeteo-ordeña le permite a la cría ir adentrándose en los secretos de la sagrada que la parió para ser algún día como ella, exactamente como en el anuncio del niño que quería ser como el Tigre Toño y creía que lo lograría con solo comer Sucarita (sic) de Kellog's.
Gracias a la investigación genética, se han logrado en esta aula-jaula del Fauna Loa incluso híbridos de especies únicas en el mundo: por ejemplo, hay becerros que rebuznan, cerdos que mugen, alacranes que babean y burros que ladran. Para los seres humanos, hay que admitirlo, a veces es un poco difícil -sin conocimiento científico- adentrarse en estos milagros: no cualquiera entiende que un asno tenga lengua de víbora, o que un camaleón muerda. Es altamente recomendable saber de los secretos de cada híbrido y visitar el lugar, de preferencia, con un guía iniciado en los humores de estos adorables animalitos.
En este zoo-lógico (por aquello de que es científico), donde más de uno pone cara de "adóptame", todos recuerdan también lo que decía a través del pseudónimo de George Eliot la novelista britanica Mary Ann Evans, fallecida en 1880: "los animales son muy buenos amigos, no hacen preguntas ni critican". Así, no hay nada más apreciado en el lugar que no hacerse ninguna pregunta y quedarse mudo -aunque se vale aullar, siempre y cuando sea inentendible. Esta felicidad donde el animal amaestra (ah, maestro) al Hombre es síntoma inequívoco de que, ya lejos de la violencia humana, se ha llegado a ser parte de "la especie". !Es un privilegio, un honor y un orgullo!
Qué viva la no-violencia, o sea, que te calles.