La violencia ha amainado en Nicaragua, mientras la oposición al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo busca otras formas de presionarlo. Esta presión puede verse en un portal Web como Confidencial, de Carlos Fernando Chamorro, donde se pide sin tapujos la intervención del ejército contra Ortega. Por su parte, los empresarios han asumido una función que no es la suya, al pedir reformas políticas.
El gobierno nicaraguense no se quedó con los brazos cruzados y decidió así cancelar y allanar varias organizaciones no gubernamentales (ONGs). La Asamblea Nacional de Nicaragua ha cancelado en efecto la personería jurídica de unas siete ONGs, muchas conocidas por recibir fondos desde Estados Unidos. Han sido sancionados el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas y Hagamos Democracia, cuyos líderes se "autoexiliaron" (!). En el caso de ese Instituto, su líder Félix Maradiaga anduvo haciendo campaña abiertamente en Estados Unidos contra el gobierno de Ortega. También se han visto afectados el Centro Nicaraguense de Derechos Humanos, el Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud y la Fundación Popol Na, de la ex guerrillera Mónica Baltodano. En el caso del centro dedicado supuestamente a la salud, su directora, Ana Quirós, fue expulsada de Nicaragua. También fueron objeto de limitaciones la Fundación del Río (involucrada en el asunto de la reserva biológica Indio Maíz), el Instituto de Liderazgo de Las Segovias, el Centro de Investigación de la Comunicación y el Instituto para el Desarrollo y la Democracia.
Pocos gobiernos de América Latina y el Caribe se han atrevido a limitar o incluso prohibir la actividad de ONGs que sirven de "tapaderas" para desestabilizar gobiernos. Bolivia lo ha intentado, pero el vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, fue objeto de violentas críticas de la intelectualidad internacional por querer limitar a algunas ONGs. El roce fue en el año 2015. El otro gobierno que buscó cerrarle el paso a las ONGs fue el ecuatoriano de Rafael Correa.
Las ONGs se han convertido en modus vivendi de más de un intelectual con ánimos de activismo y "desencantado" de la academia. Para Estados Unidos, son un modo de cooptación eficaz y de distribución de fondos. En el caso de Nicaragua, se demostró que algunas ONGs incluso daban dinero a quienes obstaculizaran vialidades (con los llamados "tranques"). El golpismo le está apostando a un colapso de la economía que haga rebrotar el descontento.
Por lo pronto, no se ha cumplido el pronóstico del escritor Sergio Ramírez: "de que cae, cae", dijo de Ortega. Sobre el asunto de las ONGs, Mónica Baltodano ha declarado: "en la historia de Nicaragua no conocemos precedentes de este tipo. En el somocismo no conozco ninguna acción similar". Seguramente no, porque las ONGs casi no existían y mucho menos estaban de moda. "Tampoco hay precedentes a nivel internacional, salvo en estados fascistas y en las dictaduras criminales como las de Chile", prosiguió. Sí hay precedentes internacionales: en un país como Rusia las ONGs son rigurosamente vigiladas y limitadas. Y por lo visto ya tenemos en Nicaragua otro fascismo (!).
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