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lunes, 3 de diciembre de 2018

FRANCIA: MANU CHAO

En Francia hay pobreza, e incluye la de gente que a duras penas llega a fines de mes. Estas dificultades no son raras en las ciudades de menos de 40 mil habitantes, periferias de las grandes metrópolis; entre agricultores y mujeres, sobre todo en familias mono-parentales, que van en aumento. De este grupo de la población, en el cual se incluyen profesiones liberales, pequeños empresarios y comerciantes, ha salido en buena medida el movimiento de los gilets jaunes (chalecos amarillos, por referencia a los usados para señalización por los automovilistas), que ha puesto en jaque al presidente Emmanuel Macron. Dicho movimiento no tiene representantes ni programa claros y fue convocado por las redes sociales (Facebook), pero ya se le han colgado de manera escandalosa todos los políticos.
     ¿Por qué protesta la gente? En principio, por un impuesto ecológico al diésel, pero en el fondo por la degradación del poder de compra entre los sectores más desfavorecidos, mientras los millonarios se siguen llenando los bolsillos y la política económica de Macron castiga a las clases populares y las capas medias. No han faltado los pedidos de aumento del salario mínimo o de pensión de vejez.. El gobierno de Macron ha querido pintar el problema como un enfrentamiento entre "el consumo" (de combustibles contaminantes) y "la ecología". Entre los grupos más desfavorecidos, muchos tienen ciertamente que desplazarse en automóvil a sus centros de trabajo o para obtener algún servicio público, pero es un problema "social" y no exactamente "verde". A las protestas se han unido estudiantes y sindicatos de transportistas.
     El 17 de noviembre, 283 mil franceses salieron a protestar y quedaron bloqueados unos dos mil puntos de circulación (peajes de autopistas, accesos a aeropuertos, fronteras, túnel bajo el Mont Blanc, avenidas emblemáticas como los Campos Elíseos en París, la capital francesa) por toda Francia. El descontento ha continuado desde entonces y, ahora con provocadores de por medio, ha llevado a enfrentamientos con fuerzas del orden.
      Desde la ultraderecha, Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) ha pedido la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria a nuevas elecciones legislativas, siendo que por ley el único que puede disolver la Asamblea...es el presidente. A la izquierda, Jean-Luc Mélenchon se prepara una vez más para la "Gran Noche" (Grand Soir) y, junto a los comunistas del Partido Comunista Francés-PCF (Izquierda Demócrata y Republicana, GDR por sus siglas en francés), han pedido una moción de censura al gobierno, algo que ya han intentado en dos ocasiones sin éxito, por falta de voces: se necesitan 58 diputados para lanzar la moción y 289 para aprobarla, siendo que el movimiento de Macron tiene 309 diputados. ¿Por qué los partidos políticos están pidiendo lo imposible? Tal vez porque la clase política, inútil salvo para aplicar medidas dictadas desde arriba (organismos internacionales), no sabe hacer otra cosa que reagruparse y "apretar los codos" (serrer les coudes) frente al enojo popular. Los chalecos amarillos, parte del "bajo pueblo" y por cierto que ajenos a la inmigración (que tiene hartos a 60 % de los franceses), han conseguido la simpatía del 84 % de la población.
     

FALTABA MÁS

 Estados Unidos ha venido haciendo toda una política de recuperación de posiciones en Sudamérica, lo que incluye a Bolivia, el país del mund...