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martes, 18 de diciembre de 2018

RUSIA-EU: THOSE WERE THE DAYS MY FRIEND...

Reconstituir el papel del recientemente finado George H.W. Bush en la destrucción de la Unión Soviética no es sencillo: su hijo, George W. Bush, hizo pasar una orden ejecutiva (13233) por la cual se ocultan los registros de lo que estuvo haciendo la presidencia estadounidense entre los años 1990-1991, entre otros. Sin embargo, recurriendo a las fuentes disponibles, F. William Engdahl ha podido establecer en un libro reciente (Manifest Destiny. Democracy as Cognitive Dissonance) lo ocurrido. Fue la "Operación Martillo", por la cual se debía quebrar a la Unión Soviética haciéndola estallar en pedazos (como sucedió con el verdadero golpe de Estado de 1991), saquearse la reserva de oro (lo que ocurrió antes de la caída de la Unión), destruir el rublo y lanzar un programa de privatizaciones para que Estados Unidos y sus aliados pudieran ganarse las gigantescas riquezas de materias primas de la Federación Rusa. George Bush padre fue presidente de Estados Unidos de 1989 a 1993, y George Bush hijo fue mandatario entre el año 2001 y el 2009. Por cierto, la noche del 10 de septiembre de 2001, George H.W. Bush estuvo en la Casa Blanca y al día siguiente atendió una conferencia de negocios que tuvo entre sus principales huéspedes de honor a Shafiq Bin Laden, medio hermano de Osama Bin Laden.
     Para la "Operación Martillo", Bush padre contó con un selecto grupo de empleados y ex empleados de la Central de Inteligencia Americana (CIA), The Vulcans y The Enterprise (unos 800, que ya habían estado activos durande el escándalo Irán-Contra). Fue este segundo grupo el que organizó el verdadero golpe de Estado (con la ayuda mediática de CNN-Cable News Network) para destruir la Unión Soviética en agosto de 1991. Ahora bien, el saqueo tuvo lugar ya con William Clinton (derecha en la foto, junto a Yeltsin) en la presidencia estadounidense. Hasta que el presidente ruso Boris Yeltsin no abandonó el cargo el 31 de diciembre de 1999, parecía que la ruina de la Federación Rusa no tendría fin.
     Los fondos de la "Operación Martillo" provinieron del oro escondido por los estadounidenses en las Filipinas al final de la segunda Guerra Mundial -el metal precioso fue confiscado a los japoneses, que lo habían saqueado en sus campañas de guerra asiáticas.
     Unos 300 oficiales del Comité de Seguridad del Estado (KGB, por sus siglas en ruso) fueron cooptados con el dinero disponible. Dos generales del KGB, Philip Bobkov y Alexei Kondaurov, sirvieron a la manera de las muñecas rusas a la vez a la CIA y para comprar a "jóvenes empresarios" rusos para que trabajaran en algo así como "el arte del saqueo" con consultores de Estados Unidos en Suiza. Se trataba de aprender a lavar dinero. Bobkov organizó el robo de los activos del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Por ahí surgieron los nombres de los grandes oligarcas rusos: Boris Berezovski (luego acérrimo enemigo de Vladimir Putin, actual presidente ruso), Mijaíl Jodorkovski (igualmente enemigo de Putin), Alex Konanijin y Román Abramovich. El dinero que entró en Rusia por concepto de "préstamos" nunca se quedó en Moscú: fue a parar a manos de los lavadores que se lo embolsaron y lo reexportaron. El lavado se hacía en bancos estadounidenses como el Riggs Bank y el Republic Bank of New York.
     A mediados de los '90s, ya con William Clinton en la Casa Blanca, llegó el magnate húngaro-estadounidense George Soros para asociarse con los lavadores y estafadores rusos. Como viceprimerministro encargado de privatizaciones, Anatoli Chubais, asesorado por "consultores" de la CIA, vendió en dos años 122 mil empresas estatales. Chubais y Yegor Gaidar, Ministro de Economía y Finanzas y Primer Ministro, actuaron de consuno con Soros, quien llevó a Gaidar a Polonia y aprovechó para tratar de reeditar sus éxitos en ese país, demás de crear sus organizaciones no gubernamentales (ONGs) en Rusia. Un Open Society Institute venía funcionando desde la época de la perestroika. "Expertos" de Harvard estuvieron en todo momento al lado de Chubais-Gaidar, incluyendo al profesor Andrei Shleifer, agente de la CIA.
    Durante los años '90, la Federación Rusa quedó atrapada bajo un efecto de pinza: por un lado, los saqueadores protegidos por las operaciones de la CIA y por el otro, los "organizadores de la sociedad civil" y "los derechos y las libertades"...también orquestados desde el exterior y por la CIA. En el referéndum de 1993 para asegurar la permanencia de Yeltsin en el poder, fue Soros quien con un millón de dólares financió a los propagandistas del "sí" . La campaña de reelección de Yeltsin en 1996, cuando no tenía más de un 4 % de intenciones de voto frente al Partido Comunista con amplia ventaja, fue financiada por los oligarcas favoritos de Estados Unidos. De remate, Soros jugó un papel importante en la especulación de 1998 que debilitó al rublo. La "Operación Martillo" se cumplió.

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