El estadounidense es un ser muy cuidadoso con su dinero y el destino que le da. Vigila hasta el último centavo de sus impuestos.
Vamos por pasos. La oposición nicaraguense no pasa de un dígito en las elecciones, salvo que se una y se acerque a un 20 %, mientras que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), tiene un núcleo duro invariable de votantes del 40 % e intención de voto de hasta 60 %. No importa, debe ser la "impunidad de rebaño", como la llaman algunos. Nos debe tener igualmente sin cuidado que esta popularidad pueda deberse a que el gobierno de Ortega abatió de manera muy significativa la pobreza y la pobreza extrema. No nos incumbe, probablemente porque pobres siempre habrá, o algún “argumento”por el estilo.
Ortega ha estado en los últimos tiempos arrestando a varios líderes opositores, incluyendo, para gran escándalo del periódico mexicano de izquierda La Jornada, a dos comandantes sandinistas históricos, Hugo Torres y Dora María Téllez. Que estos hechos hayan tenido lugar al amparo de la Ley de Agentes Extranjeros tampoco importa. De seguro Ortega se hizo leyes a modo para perseguir a sus opositores.
Ya que al unísono con Estados Unidos hay que estar en la hipérbole y el superlativo permanentes, Ortega es el "hijo de Somoza", en referencia al dictador nicaraguense Anastasio Somoza, o "el nuevo Somoza", o ¿por qué no? "peor que Somoza". Es dictador, tirano, déspota y, a juicio de la ex ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, fascista. Bullrich es una referencia segura: alguna vez peronista y hasta montonera, terminó admirando abiertamente a la Central de Inteligencia Americana (CIA) y permitiendo la operación en Argentina de la DEA estadounidense (Administración para el Control de Drogas, por sus siglas en inglés). No es algo que importe: se está en un sistema capitalista y cada quien es libre de vender su fuerza de trabajo a quien mejor le parezca o le pague. Nada fuera de lo normal, salvo Ortega y su alucinante mujer, Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y admiradora de Sai Baba ( bueno).
Como todo es asunto de dinero, nos podemos comprar Nicaragua si nos place, que al fin y al cabo la "soberanía" es cosa pasada de moda. Es así que la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y en menor medida el Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) invirtieron en una causa tan noble como la de instruir en democracia y antiautoritarismo a organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación masiva en Nicaragua. De hecho, Estados Unidos siempre está en causas buenas, como lo estuvo con el patrocinador de la Contra nicaraguense, Edgar Chamorro (de la gran familia Chamorro) en los '80, hasta que este señor declaró que ni los rebeldes ni la CIA que los apoyaba podían lograr mucho.
Carlos Fernando Chamorro ha recibido grandes cantidades de dinero para su emporio mediático, que incluye Confidencial, con apoyo del NED, a través de las empresas Invermedia y Promedia. Este otro miembro de la familia Chamorro no dudó en 2018 en instigar al golpe de Estado contra Ortega. Carlos Fernando Chamorro dirige también el Centro de Investigaciones de la Comunicación (CINCO), financiado desde España y con ayuda de la activista opositora Sofía Montenegro, quien junto con líderes del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) no han dudado en reunirse con la embajada, la de Estados Unidos, se entiende. Ahora el MRS es la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS), y seguramente se puede entrevistar con la embajada de su preferencia, puesto que la democracia es para "los derechos y las libertades". Montenegro ha recibido generosa ayuda de la USAID para trabajo mediático contra el gobierno de Ortega. Por lo demás, otro periódico opositor, La Prensa, está en manos de Jaime Chamorro, tío de Cristiana Chamorro, hija, como Carlos F., de Violeta Barrios de Chamorro, quien fuera presidenta de Nicaragua luego de la caída de Ortega en 1990. El gobierno de la viuda de Pedro Joaquín Chamorro, doña Violeta, fue el de una gran regresión social en Nicaragua, incluyendo la caída del país en las redes del crimen organizado (con todo y narcotráfico), hasta tener una de las tasas de homicidios más altas del mundo. No hay nada de lo anterior con Ortega, pero en este punto es donde, como acostumbrado, ya no importa mucho reparar en quién se escoge de aliado.
En efecto, Cristiana Chamorro, recientemente detenida en Nicaragua bajo la acusación de lavado de dinero, ha presidido la Fundación Violeta Barrios de Chamorro para la Reconciliación y la Democracia, o simplemente, Fundación Chamorro. Seguramente hay gente a quien no le importe que medios opositores, como 100% Noticias, hayan tenido en 2018 a periodistas en los "tranques" (barricadas) llamando abiertamente al levantamiento armado contra Ortega, como ocurrió con Lucía Pineda, entrenada por cierto en Estados Unidos en el Comando Sur. Esta empresa fue financiada por la USAID a través de la Fundación Chamorro. Todo limpio, al parecer: se financian por igual movimientos LGBTTTIQ+, de indígenas y feministas. Y derrumbar a Ortega suena de lo más noble. Es el bien contra el mal, así de sencillo, sin que se necesite demostrar nada.
El problema es que parte del dineral de Washington, capital estadounidense, para la Fundación Chamorro ni siquiera fue a parar a la instigación callejera al levantamiento, sino a los bolsillos de Cristiana Chamorro. La Oficina del Inspector de la USAID admitió en un memorando interno que no hubo una revisión externa por pares de la auditoría hecha a la Fundación y no se cumplieron con las normas de Auditoría Gubernamental Generalmente Aceptadas (GAGAS) que emplean los estadounidenses. Unos 30 millones de dólares se fueron en pagar a delincuentes para el fallido golpe blando de 2018, pero hay más dinero que no se sabe en qué paró. Tuvo que entrar el Departamento de Justicia de Estados Unidos, donde creció Cristiana Chamorro, para tratar de salvarle la cara argumentando que nada fue a parar a sus bolsillos, pese a las dudas de la propia USAID. Dicho sea de paso, Cristiana Chamorro es vicepresidenta de La Prensa. USAID estuvo ayudando a este periódico. Lo que estuvo haciendo Cristiana Chamorro fue usar dinero estadounidense no para fines tan nobles, sino para enriquecerse ella y su familia. Todo sin ningún "conflicto de interés". Tal vez no sería del agrado de los contribuyentes estadounidenses conocer de las tendencias al robo de la gran familia Chamorro. Hace poco, Juan Chamorro García estuvo pidiendo más sanciones de Estados Unidos contra Nicaragua, y más dinero del que recibe, entre otros canales por la Fundación Chamorro, de su prima.
Para el resto, la USAID instruyó directamente a "grupos de la sociedad civil" nicaraguense en técnicas para derrocar al gobierno, incluyendo el programa Dexis/Chemonics (empresa con fines de lucro especializada en operaciones de desestabilización e inteligencia). De paso (y otra vez para el dinero de los contribuyentes estadounidenses), se compraron boletos aéreos a Estados Unidos para consultores y personal de toda esta maraña de "grupos de la sociedad civil" . También se utilizó la "causa de las mujeres": la Fundación Chamorro apoyó a "mujeres líderes de la oposición" con donaciones de grandes corporaciones como CitiBank. El programa Vital Voices llegó a promover el avance de la mujer "como un objetivo de la política exterior de Estados Unidos". USAID se asocia con grupos como Chevron, Coca-Cola, Goldman Sachs, IBM y Walmart.
Es de esperar que todo lo enumerado se haya tratado de una compra y no de un soborno, porque no es exactamente lo mismo. Como consejo, los estadounidenses deberían volver a su tradición de ahorro y no despilfarrar su dinero para llenar los bolsillos de oligarcas poco probos y adictos al fomento de la delincuencia. El empresario opositor Arturo Cruz fue aprehendido el 5 de junio por llegar a Estados Unidos con una gran cantidad de divisas no declaradas. El 8 de junio le pasó lo mismo al opositor Félix Maradiaga, Aspen Fellow educado en Harvard y receptor de dinero del NED, además de haber sido grabado en 2018 con manifestantes armados. Por cierto: la ley de Agentes Extranjeros existe en una forma parecida desde hace 83 años en Estados Unidos. El Consejo Supremo Electoral nicaraguense incluyó reformas electorales sugeridas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y un tercio de sus miembros son ajenos al FSLN. El organismo es de mayoría femenina e incluye a indígenas y negros. La que sigue es una clásica nicaraguense (da click en el botón de reproducción):