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martes, 29 de junio de 2021

PERÚ: A VER A QUÉ HORA...

 Perú ha tenido dificultades en terminar de declarar presidente electo al ganador de las elecciones, el candidato de izquierda Pedro Castillo. En lo que son peras o son manzanas, a Castillo se le arrancan todas las concesiones posibles, y en este sentido actúa incluso el Grupo de Puebla, de centro izquierda, que no puede desconocer las diferencias que existen con el peruano.

     La señora Keiko Fujimori, de derecha, ha hecho todo lo posible por demorar el triunfo de Castillo y revertirlo, alegando fraude electoral, pero además maniobrando para una "intercesión" de la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por el nefasto Luis Almagro, ex miembro de la izquierda uruguaya hasta ser expulsado de ella (Frente Amplio). La "intercesión" de la OEA en Bolivia en el pasado, contra el boliviano Evo Morales, resultó ser fraudulenta. Lo que Keiko Fujimori pidió del presidente interino peruano Francisco Sagasti fue una auditoría electoral de una "entidad independiente internacional". Digamos entretanto que cierta izquierda debería cuidarse de creer que está "arrasando", puesto que Fujimori no estuvo para nada lejos de conseguir el voto de la mitad de los electores. Tampoco estaría lejos de ir a la cárcel al estar siendo juzgada por lavado de dinero en anteriores campañas electorales. A estas alturas, en las encuestas, la popularidad de Castillo (del 48 %, lo que tampoco es "abrumador") supera a la de Fujimori (30 %). El ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera tiene cierta razón, y nada más, cuando nota la mutación del escritor peruano Mario Vargas Llosa de liberal a noefascista, a lo que habría que agregar que éste no dudó en llamar a la intentona militar para frenar a Castillo. Pero si García Linera cree que el neoliberalismo va "degenerando en un acomplejado neofascismo", no debería inventarse un asalto al Capitolio estadounidense que no fue tal. García Linera da en ocasiones muestra de lo que no es sino el extravío ideológico de una época que optó por deshacerse de la alternativa socialista y que ahora se ha estado encargando -de ahí la poca confianza que inspira el Grupo de Puebla- de orillar al máximo a Castillo al centro.

     El problema es más bien otro, aunque el fascismo no estuvo por cierto desligado del bajo mundo. Desde la cárcel, quien estuviera encargado de la Inteligencia del presidente peruano Alberto Fujimori, para acabar como gran traficante de droga, Vladimiro Montesinos, se ha estado permitiendo llamadas -que tiene en principio prohibidas- para sobornar, ayudado de Kenji Fujimori (hermano de Keiko) al Jurado Nacional de Elecciones a cambio de que pierda Castillo y "evitar que la chica vaya a la cárcel". En suma, no se está a la espera del resultado definitivo de las elecciones, sino chantajeando a las autoridades electorales para revertir el resultado, y apelando para el caso a un delincuente, con sus “ vladillamadas”, para que salga en defensa de una presunta delincuente, la misma Keiko Fujimori. No debiera sorprender demasiado esa afición de la derecha por la delincuencia. Sorprende más que se haya estado llevando mientras tanto a Castillo a una posición desde la cual le puede resultar más difícil gobernar, de ser declarado finalmente triunfador. En este proceso se le pudiera estar sacando a Castillo parte de su sustrato popular para orillarlo a una visión de clase media, siendo que no ha sido lo suyo. Puede que la diferencia esté entre "decentes" y "delincuentes", si al modo de George Orwell hay alguna manera de arrebatarle a la derecha su fachada de "decencia" para remitirla a la gente ordinaria y no a un asunto de modales en la mesa, que entre otras cosas consisten en callar los problemas para arreglarlos en algún rincón perdido de la casa. A esperar...(da click en el botón de reproducción mientras tanto).


 




     

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