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viernes, 11 de junio de 2021

PERÚ: LA DELINCUENCIA COMO PROPUESTA "LIBERAL"

      Al parecer, con tal de subirse muy aprisa al carro, algunos "progresistas" se apresuraron a felicitar al ganador de la segunda vuelta de las elecciones peruanas, Pedro Castillo, de izquierda, aunque no se había declarado oficialmente un vencedor por alegatos de fraude de parte de Keiko Fujimori, la contrincante. Verónika Mendoza, de izquierda y quien tuvo la gentileza de apoyar finalmente a Castillo, no dejó de recordar que, cuando el conteo es muy cerrado, Fujimori tiene la costumbre de alegar fraude, seguramente con algo de intención aviesa. Otros más del progretariado, haciéndole el favor a la clase media, convencidos de que ésta es la vanguardia, quisieron alegar por su parte que el triunfo de Castillo fue también el del feminismo. Todo el tiempo se estuvo empujando a Castillo a posiciones de centro, siendo que el candidato es de pueblo y no de clase media. Por su parte, alguien como el escritor y Marqués Mario Vargas Llosa se estuvo incluso a los llamados a la intentona golpista militar, al igual que sectores conservadores de la sociedad peruana. Hay que considerar, como lo escribió José Steinsleger en el periódico mexicano de izquierda La Jornada, que quien se instala en la ficción y no la distingue de la realidad puede ser diagnosticado como esquizofrénico. Vargas Llosa alegó que de triunfar Castillo se perdería la "grandeza del Perú", que en tiempos del imperio inca "daba de comer a todo el mundo", y que en los del virreinato era el lugar "más próspero de América". Para el resto, los "demócratas liberales" no han salido del viejo estilo de descalificar fingiendo argumentar: quien no comulga con ellos es "totalitario" y no merecería más que el linchamiento orquestado en la dizque "opinión pública", para ser excluído de la democracia.

     Lo seguro es que en la democracia no hay un solo interés. Las elecciones peruanas mostraron a un Perú dividido entre Lima, la capital, y sus sirvientes, favorables a Keiko Fujimori, junto con partes del norte costeño y del norte amazónico, contra un arrasador apoyo rural, sobre todo serrano y del centro y sur, para el maestro "del lapicito". También quedó claro de qué lado están los trabajadores y qué quieren, justicia y no limosna: pese a los ofrecimientos de dinero en efectivo de Fujimori, los centros mineros votaron en grande por Castillo, quien propuso otra cosa, más regalías (70 % de las ganancias mineras) para el Estado de tal modo que éste pueda cumplir con sus obligaciones sociales, por ejemplo en educación y salud.En regiones mineras clave, como Cotabamba, Espinar y Chumbivilcas, el maestro llegó casi al 100 % de votos y en regiones ricas en oro, cobre, plata y zinc, Castillo recibió más del 65 % de votos. No es lo que interesa a medios de comunicación masiva que privilegian a unos cuantos que se hacen pasar por el todo. Seguramente no les interese recordar por ejemplo como el fujimorismo fue el sinónimo de la esterilización forzada de casi 300 mil mujeres indígenas.

     Quienes se dicen "demócratas liberales" deberían tener un poco más de cuidado. La señora Keiko Fujimori, ya estando por terminar la segunda vuelta de las elecciones peruanas, fue objeto de la petición de un fiscal para que vuelva a ser encarcelada (ya lo ha estado), por tener contacto con testigos de su caso, violando las leyes de su excarcelación. La señora en cuestión, quien presuntamente habría recibido dinero ilegal en campañas electorales anteriores, podría enfrentar hasta 30 años de prisión. El asunto no acaba ahí. Keiko Fujimori admitió desde hace mucho tiempo atrás, cuando hacía campaña para un asiento en el Congreso, haber recibido dinero de familias ligadas al narcotráfico. La misma Keiko intercedió por este tipo de familias para que las indultara el padre de aquélla, Alberto Fujimori, cuando era presidente peruano. Un juez antidrogas siguió las instrucciones de Fujimori padre y dió el indulto. El lavado de dinero en las campañas de Keiko no incluye nada más a la empresa brasileña Odebrecht, sino también a narcotraficantes como Luis Calle Quiroz, incluido en una lista de traficantes de estupefacientes en Estados Unidos, por parte del Departamento del Tesoro, todo en un país que adoran los autollamados "demócratas liberales". El hermano de la señora, para el caso Kenji Fujimori, se vió igualmente involucrado en una empresa (Limasa) tapadera de tráfico de cocaína. El asunto fue hasta otro hermano, Hiro Fujimori. Es de tradición, junto con la impunidad obtenida, si se recuerda que en los años '90, el avión presidencial peruano llegaba a volar cargado de cocaína (unos 196 kilitos) y se estima que entre 1991 y 1996, el Perú fue un narcoestado. Vladimiro Montesinos, asesor de Alberto Fujimori y jefe en los '90 del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) peruano, se dedicaba durante años a suministrarle cocaína al cártel mexicano de Tijuana. Montesinos no fue sentenciado por ello, aunque a la larga sí quedó preso entre otros hechos por narcotráfico. 

     Entre los 22 exjefes de Estado que llamaron a no precipitarse a reconocer el triunfo de Castillo en las elecciones peruanas está el colombiano Alvaro Uribe (alguna vez en listas estadounidenses de narcotraficantes) y el mexicano Felipe Calderón, cuyo secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quedó sujeto a juicio en Estados Unidos por asociarse entre otros con el cártel de Sinaloa (siendo que también habría pactado con el de los Beltrán Leyva). Seguramente no les importe a muchos la defensa de los intereses populares, que toman por "populismo", pero tal vez debería importarles vivir en países que no sean gobernados por criminales, si tanto quieren democracias ejemplares. En México, por ejemplo, quienes votaron por el derechista partido de Acción Nacional no parecen querer saber, dejando a Calderón al margen, que "su seguridad" estuvo en manos de un delincuente. No queda muy bien claro por qué los autodenominados "demócratas liberales" pueden llegar a preferir dejar su tan bella democracia en manos de delincuentes probados, para más señas en Estados Unidos. Este es el tipo de cosas que estuvieron promoviendo el ensayista mexicano Enrique Krauze, su hijito León y Alvaro Vargas Llosa, demorando hasta el último el reconocimiento de Castillo: la actividad delictiva como el "mal menor". Ya se debería saber que el gobierno de facto boliviano de Jeanine Añez, dirigido contra Evo Morales, estaba vinculado al narcotráfico colombiano. Esta gente debería estar llamada a las pruebas: a probar que las acusaciones contra Uribe (el famoso "numeral 82" en la lista estadounidense), García Luna o la familia Fujimori son inventadas, y a probar que los contrarios son delincuentes ("terroristas", "agentes del castrochavismo" y otras linduras propias del macartismo, aunque no pegue porque entre la gente de pueblo las preocupaciones son otras que las de saber si Castillo es pariente de Kim Jong-un u otras ocurrencias posibles). Pedro Castillo nunca lo fue, puesto que fue rondero campesino, pero a la larga resulta, contra la oleada de basura que quisieron lanzar los medios de comunicación masiva peruanos, que las acusaciones de corrupción contra Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, resultaron falsas. Todo el tiempo se trató de manejar las cosas como si el candidato fuera Cerrón y no Castillo, para endilgarle corrupción a Castillo ocultando sistemáticamente lo que pesa sobre los Fujimori. Se trató de blanquear a una delincuente haciendo pasar por delincuente a un inocente. El problema es que ni el progretariado se da cuenta de lo que sucede y colabora, con los medios de comunicación masiva, a orillar sistemáticamente a los proyectos populares al centro para que la clase media imponga sus condiciones y neutralice el ingrediente popular. Lo que está en juego no es la cantidad de travestis que puede movilizar cada candidato, sino proyectos de Estado, hasta donde todavía se alcanzan a ver. Es en este terreno que se trata de inmovilizar a los proyectos populares y llega a resultar, como ocurrió en el Ecuador y el Uruguay.

     No hay cambio de época. Los "demócratas liberales" no cuentan con el respaldo popular, pero casi no hay elección latinoamericana que no muestre que se ha entrado más decididamente en la división de clase propia de cualquier sociedad capitalista. Es de lamentar que, salvo en excepciones como la del ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa y el ex vicepresidente boliviano Alvaro García Linera, falte mucha, pero mucha teoría y capacidad de análisis -llega a ser patético en el caso mexicano del lópezobradorismo- para proyectar los anhelos populares y de la gente de trabajo a futuro. Venezuela ha jugado aquí un papel funesto. La tendencia al desprecio por el verdadero análisis, lejos de la retórica, problema largamente transmitido por una Revolución Cubana sin cabeza clara (salvo excepciones) ni honestidad, no deja de pesar. El cambio en el Perú, como llegó a sugerirlo el portal de Alainet, no es más que otro episodio -deseable- democrático-burgués, en la medida del hartazgo ante las conductas oligárquicas y sus remedos entre quienes el escritor mexicano Juan Rulfo llamó con perspicacia "los encomenderos del otro lado". Lo único que tienen que proponer los oligarcas de cualquier signo es, pareciera, los "derechos y libertades"...para delinquir. Propuestas de verdadero gobierno no tienen (y quedó igualmente demostrado en el muy descabezado México). En fin, fiesta peruana puneña (da click en el botón de reproducción).


 

 


FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...