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sábado, 27 de noviembre de 2021

AFGANISTÁN CAVERNARIO

 Una de las cosas llamativas del presidente estadounidense Joseph Biden está en haber considerado a Irak como invitado a la Cumbre Virtual de las Democracias, considerando que el país de Oriente Medio no existe plenamente como tal.

     Luego de la invasión a Irak, Estados Unidos tomó la decisión de desmantelar el ejército de ese país, con lo que muchos soldados quedaron sin empleo ni paga. Para obtener una, fueron a enrolarse al Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL, también conocido como Estado Islámico), sin ser siquiera extremistas, sino incluso antiguos miembros de un gobierno secular.

     Con su reciente retiro de Afganistán, Estados Unidos logró algo similar: la desbandada del ejército, en el que más que "grandes defensores de la democracia" estaba gente medio hambrienta en busca de paga. Estos enrolados no forzosamente se pasaron en masa al talibán. Hay información de que no faltan quienes han optado más bien por enrolarse en el Estado Islámico de Khorasan, también con tal de obtener algún dinero. Este Estado Islámico (ISIS-K, por sus siglas en inglés), si bien por ahora no puede desafiar la fuerza del talibán, podría adquirir si se engrosan sus filas la capacidad no sólo para desestabilizar Afganistán, sino también el sur del Asia Central ex soviética.

      Dada la diversidad del país, no todos comparten la hegemonía pashtún en el talibán. Por ejemplo, el EI-K es una oportunidad para los tayikos de Afganistán, y con la ilusión de infiltrarse en la república ex soviética de Tayikistán para armar problemas. Alguien supo en algún momento lo que hacía, puesto que fuerzas del Estado Islámico derrotadas en Siria por los rusos fueron desplazadas masivamente a Afganistán.

     No hay lugar donde intervenga Estados Unidos que no acabe como Estado fallido, salvo excepciones. Ahí están casos como los de Somalia y Libia. En este sentido, es falso que los estadounidenses se interesen por alguna "construcción de naciones". No es a lo que fueron a Afganistán. Ahora, queda la formidable capacidad estadounidense para tomarle el pelo a la opinión pública: para "ayudar a la retirada", Estados Unidos mandó suficientes soldados a la capital afgana, Kabul, para mantener cierto control sobre lo que acontece en Afganistán al menor costo.

      Recientemente, Estados Unidos ha advertido que el ISIS-K podría atacar Estados Unidos. Es lo que ha afirmado Colin Kahl, subsecretario de Defensa estadounidense. La "idea" es buena para buscar mantener control sobre Afganistán y hacérselo pasar a la dizque "opinión pública", que repercutirá lo que tenga que repercutir.

     Es poco probable que Estados Unidos no haya calculado los efectos de la retirada en Afganistán. Ya se dice en la prensa en estos momentos que los preocupados son los chinos, los rusos e Irán, aunque los primeros se acercaron precipitadamente a los talibanes. La idea de crear problemas en la periferia de la ex Unión Soviética no parece haber desaparecido, a juzgar también por los problemas que se armaron en una provocación con migrantes en la frontera entre Belarús y Polonia y la manera de armar a Ucrania. Estados Unidos sabe calcular sus intereses, aunque le importe poco pensar -y pensar no es calcular- en las consecuencias: si las pagan otros, no aparecerán ni en las noticias. Por cierto, ¿No podría Occidente aliarse con gente algo menos cavernaria que la de esta foto del ISIS-K?



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