Es inútil esperar de las cotorras, las cacatúas, los pericos y los papagayos que hagan otra cosa que repetir. Se puede esperar de ciertos medios periodísticos que den lugar a voces con independencia de criterio: en un país como México algunos dan la apariencia de hacerlo, para alegar pluralidad, pero también se sabe que el escritor Enrique Serna ha podido recuperar su muy buen humorismo, luego de un pésimo libro, a partir de posturas políticas propias de alguien ignorante; que Jorge Zepeda Patterson comparte los anhelos de más de un autodenominado "demócrata liberal" cuando se trata de criticar al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador; que Rafael Rojas hace cosas de calidad que terminan infaliblemente torcidas por sus prejuicios, o que alguien tan inteligente como Fernando Escalante Gonzalbo no deja de salir con rarezas bien avenidas para quien lo ha albergado. Gran parte del resto ni se preocupa por su público, sino por el típico "quedar bien para ganarse favores", si es necesario cayendo incluso más allá de la descalificación grosera contra López Obrador y rayando en los insultos; todo es para complacer al grupo al que se pertenece y no lo hacen mal, por ejemplo, quienes están ligados al seductor de la patria y fueron alguna vez parte del MAP (Movimiento de Acción Popular) o tienen vínculos con el Instituto de Estudios para la Transición Democrática, que copan espacios no desdeñables en la universidad pública (y más allá). No se puede esperar ni el menor asomo de independencia, hasta donde repiten al unísono.
Desde luego, y con gente de izquierda democrática presente, debe entenderse que las recientes elecciones en Nicaragua, ampliamente ganadas por Daniel Ortega, fueron una "farsa", etcétera. Se podría criticar una tendencia al personalismo que en la historia latinoamericana no ha sido exclusiva de la izquierda, las excentricidades de la vicepresidenta nicaraguense Rosario Murillo o lo que se quiera. El problema se complica cuando quienes andan con la pluralidad en la boca no consideran la voz del oponente porque de lo que se trata es de acallarlo.
Así pues, seguramente se considere innecesario difundir que Ortega y el sandinismo se presentaron a las elecciones con un extenso programa de cerca de 200 páginas (Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano 2022-2026).
Para quienes dicen que la "represión de Ortega" (de "la autocracia", "la dictadura", etcétera) ha causado el exilio de muchos, seguramente sea igualmente innecesario considerar que, pese a las sanciones crecientes por parte de Estados Unidos y la crisis sanitaria, apenas el tres por ciento de las aprehensiones en la frontera con Estados Unidos son de gente de Nicaragua, mientras a los "demócratas liberales", que se llenan la boca o la pluma de palabrotas contra el gobierno de Ortega, les tiene sin cuidado, por ejemplo, la marejada de haitianos llegados a México tratando de adentrarse en Estados Unidos. Prácticamente no hay emigración nicaraguense por motivos políticos, sino que es por motivos económicos, pero sin alcanzar las proporciones del "triángulo norte" centroamericano (Guatemala, Honduras, El Salvador). Por lo que se refiere a Costa Rica, no estaría mal dejar de adulterar las cifras: desde hace muchísimos años, con o sin Ortega, hay un flujo de trabajadores temporales de Nicaragua a Costa Rica para la agricultura y los servicios. Si los casos de nicaraguenses buscando entrar a Estados Unidos se incrementaron, ocurrió lo mismo con los de hondureños (en un 600 % el año pasado También deberían callarse un poquito quienes no parecen ver la emigración de cubanos.).
Durante la reciente campaña electoral en Nicaragua, miles de cuentas de nicaraguenses pro-sandinistas fueron cerradas y censuradas por Twitter, Instagram y Facebook. Lo que se sabe menos es que ésto ya había ocurrido en el año 2018, el del intento de "golpe blando" contra Ortega, para evitar que los sandinistas pudieran dar su propia versión de los hechos. El argumento para el cierre, que se trataba de "granjas de trols", era falso. De ésto existen muchos testimonios.
Un dato más: para el 4 de noviembre ya estaba vacunado contra la Covid 19 cerca de la mitad de la población (más de tres millones de personas), con equilibrio entre vacunas rusas (Sputnik Light), cubanas y estadounidenses y la burla de la gente trabajadora sobre la preferencia de la clase media por la inyección gringa. No hay accidentes mortales con las primeras; sí se conoce de casos con vacunas estadounidenses.
Ejemplos de que no todo es condenable en el actual gobierno sandinista no faltan, pese al personalismo de la familia Ortega-Murillo. Pero puede que haya gente, incluyendo a intelectuales, que prefiera estar del lado de un puñado de oligarcas insolentes, como la familia Chamorro, del lumpen, de una empresariado no sandinista transnacionalizado y además de la Iglesia, que a la primera ocasión traicionó el pacto con Ortega. ¿Alguien le conoce a Carlos Fernando Chamorro otra cosa que un gran poder mediático que le permite repetir a tontas y a locas la palabra "democracia" sin ofrecer ningún programa concreto? De hecho, podría notarse que hay quienes no tienen ningún programa concreto para construir nada, sino que, fuera de elogiarse mutuamente, se dedican a destruir todo lo que no es una réplica exacta de su limitada representación del mundo y de su "democracia sin adjetivos". (da click en el botón de reproducción para recordar al fundador del sandinismo).