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martes, 2 de noviembre de 2021

ECUADOR: UN lÍDER CON ÉTICA

 De manera un tanto inusitada, el ex mandatario Rafael Correa señaló hace poco ante una televisora española que la campaña de la Revolución Ciudadana -encabezada por el candidato Andrés Arauz- fue "un desastre" que permitió que se hiciera del gobierno Guillermo Lasso. Según Correa, se pecó de triunfalismo, se andaba repartiendo el poder antes de tenerlo, con gente "haciéndose necesaria" -a la que Arauz prestó oídos- y no se oyó mucho a dirigentes con experiencia. El asunto estaba complicado de inicio, puesto que los dirigentes más fuertes de la Revolución Ciudadana están en la cárcel o en el exilio.

     Hay algo más, que merecería una reflexión muy a fondo: según Correa, el m978ovimiento popular (agreguemos: hasta donde se puede hablar de tal cosa en el Ecuador) es "marginal" frente a los poderes económicos y mediáticos, que inclinaron la elección a favor de Lasso. No son pocos los países que dan esa misma impresión, la de un descontento popular que no consigue hacerse valer ante la fuerza mediática y del chantaje económico.

     El presidente saliente, Lenín Moreno, dejó un país sin la menor noción del estado de Derecho. Lasso se encuentra por lo demás con un país sumido en una grave crisis de inseguridad, dado el uso que han estado haciendo los cárteles de la droga de las costas ecuatorianas. El problema estriba en que el Ecuador ya no es nada más paraíso del lavado, algo que tantos ecuatorianos se negaron a ver siendo que salta a la vista. Ahora se trata también de un país de tránsito y, desde aquí, el camino no es largo para que el lugar se convierta en uno de consumo. Es suficiente para repetir casos de otros países que no han estado lejos de convertirse en "Estados fallidos". El hecho de que Lasso haya decretado el estado de excepción no deja de ser significativo.

     Los escándalos desatados por cierta prensa internacional, de los Panama Papers a los recientes de los Pandora Papers, difícilmente pueden verse como "filtraciones" siempre bienintencionadas. Esta vez el asunto cayó sobre Lasso, quien al tener cuentas offshore en determinado momento no habría podido presentar su candidatura a la presidencia, aunque no queda claro hasta donde vale la pena "sacudir el cocotero" día tras día para saber si entre otros cocos cae el actual mandatario. Curiosamente, en el camino se ha olvidado que Moreno se vió involucrado en los INA Papers sin caerse ni tener que rendir la menor cuenta.

     Por enésima vez, queda claro que la derecha no es capaz de gobernar, cuando se lo propone, porque Lenín Moreno ni siquiera se lo propuso. El problema está en que, a falta de capacidad de organización y expresión de los sectores populares, la clase media no parece tener el empuje y la claridad suficiente para encabezar una transformación sostenida. No es difícil ver en el caso del Ecuador a gente de esta misma clase pasearse por todo el espectro político, desde la izquierda hasta Estados Unidos, como tan bien lo hizo Moreno, y no queda claro que se promueva la movilidad ascendente de gente de pueblo, como tampoco ocurre en otros procesos progresistas, salvo excepciones. De nada sirve poner indígenas en el lugar de los sectores populares, confundiéndolos a partir de un criterio racialista. Más de un "originario" sigue pegado de las faldas de Lasso. Puede que el actual mandatario no esté a la altura, pero quienes si lo estuvieron fueron los estadounidenses, que supieron hábilmente dividir a los ecuatorianos para bloquear la Revolución Ciudadana, en la que al menos Correa, aunque no muy acompañado, sigue reivindicando el "socialismo del buen vivir" y desconfiando de cualquier política exterior estadounidense. No queda claro si el país no le queda chico a un líder sin duda grande. Digamos que Lasso está desafortunadamente más "al tamaño", al menos de la incapacidad para otra cosa que no sea la inveterada simulación, sobre todo de la sierra centro-norte, que desde la Colonia no es más que lugar de conquistadorzuelos desesperados por la falta de botín. No es seguro que el Ecuador pueda tener la capacidad autorreflexiva -que buscó Benjamín Carrión como hombre de cultura, así fuera con su idea de la "nación pequeña"- para sostener un buen proceso de cambio bajo la égida de la Revolución Ciudadana. Y ahora, Enrique Males (da click en el botón de reproducción).



EL BALBOA QUIERE DÓLAR

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