Salvo indicación contraria de última hora, las fuerzas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) están por retirarse de Kazajistán. Intervinieron a pedido del gobierno de este país, sin excluir que se haya tratado de garantizar la seguridad de algunas instalaciones rusas: el cosmódromo de Baikonur, alguna vez corazón del programa espacial ruso y aún utilizado, pero que estaría por ser remplazado por el Cosmódromo de Extremo Oriente, por entrar en operaciones; y el lugar de pruebas de misiles antibalísticos Sary Shagan, de acceso prohibido hasta el año 2005.
Como lo hizo notar Inna Afinogenova en Russia Today en español, la OTSC no intervino para proteger a un gobierno especialmente pro-ruso. Kazajistán no ha estado exento de demostraciones contra los rusos en el lugar, creando emigración entre éstos (han pasado de ser el 38 % de la población local hace algunos años al 18 %), y el país centroasiático se propuso recientemente cambiar el uso del alfabeto cirílico por el latino. Toda una campaña contra el supuesto "colonialismo ruso" ha estado en marcha, pero hay más. Hay todo un programa antisoviético, al grado de que se han estado erigiendo por ejemplo monumentos a Mustafá Shokay, kazajo que colaboró con los nazis, para crear una "Legión del Turkestán", y fue ideólogo de la "autonomía del Turkestán". Shokay murió en Berlín durante la última guerra mundial. Pasemos sobre los elogios a los kazajos que colaboraron (como Aliján Bukeijanov) con los rusos blancos como Alexander Kolchak durante la Guerra Civil, en la cual 14 países se lanzaron contra el naciente poder soviético. Tal vez la glorificación de Kolchak en películas no sea un secreto para los rusos, que lo hacen. Pero ya es demasiado llegar a los monumentos a colaboradores con el nazismo.
Nada de ésto le estorba a Occidente. Cabe señalar que Kazajistán ya ha hecho maniobras conjuntas con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), anuales (Steppe Eagle). Kazajistán ha creado en su suelo laboratorios biológicos con participación estadounidense. El Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) ha metido bastante dinero en lo que se supone debe ser "la sociedad civil" kazaja. Tal vez haya que agregarle el riesgo de unos 600 kazajos miembros del Estado Islámico, creado por Estados Unidos y sus "socios y aliados", como estila decirse. El Comité de Seguridad Nacional kazajo ha rechazado numerosas solicitudes para prohibir el salafismo y el entrenamiento de predicadores en países como Arabia Saudita. El gobierno kazajo habló de 20 mil terroristas recientemente en acción: si fuera el caso, no queda claro cómo los dejaron crecer a tal grado. Tanto, que desde el gobierno se les abrieron las puertas por ejemplo del aeropuerto de Almaty para tomarlo. Se sabe que se hizo con anuencia de antiguos miembros del equipo del sempiterno líder Nursultán Nazarbayev, y lo que es peor, así se les habría dado a los criminales incluso campos de entrenamiento.
Capaz de acercarse a Estados Unidos, de maniobras con la OTAN, de enviar estudiantes por miles a territorio estadounidense y de "des-rusificar" el país y "des-comunizarlo", la oligarquía compradora kazaja no ha conseguido evitar poner en peligro la paz social: los multimillonarios se multiplican y viven aparte del resto de la sociedad, como lo muestra la geografía de Almaty, la antigua capital.
Hablando contra el ex presidente Nazarbayev, el nuevo presidente kazajo,
Kassym-Jomart Tokayev, acusó a una "casta de ricos" de crear problemas
en Kazajistán. No todos los que salieron a protestar eran "terroristas",
y más bien pareciera que se quiso aprovechar el descontento popular
-que no es nuevo- para armar una provocación de gran envergadura y
sembrar el caos para romper un precario equilibrio de fuerzas. Como se dice en el box, a Tokayev lo "salvó la campana". Queda por saber si se podrán separar ciertas fuerzas económicas (oligarquía compradora y capital extranjero) de los intereses propios del Estado y su sobrevivencia, que no pasa por elogiar a gente como Shokay e inventarse "genocidios" inexistentes, como el supuesto "Holodomor" kazajo. ¿Alguien ha criticado a Kazajistán por apología del nazismo?¿O a Ucrania, desde donde estuvo operando parte del reciente golpe el oligarca kazajo Mujtar Ablyazov?¿O a los países del Báltico? Todos estos países no merecen mayor ayuda, y es de esperar que en la Federación Rusa se termine de comprender a qué conduce ceder y ceder a chantajes, en todos los terrenos. (click en el botón de reproducción para el descanso).