De ninguna manera debe creerse a pie juntillas que en el "estado de opinión" occidental y japonés existe un interés verdadero por lo que sucede en otras latitudes. Nunca deja de ser apasionante pronunciarse a la distancia y con la creencia en la invulnerabilidad propia, a más de tragarse todo lo que dicen los medios de comunicación masiva.
Cuando Estados Unidos deja tras suyo Estados fallidos, la verdad es que al "estado de opinión" le importa un comino: tal es el caso de Haití, donde no parece valer la pena indignarse de nada porque no reditúa. El asunto es estar siempre especulando y obteniendo ganancias en la coyuntura, así sea sin darle seguimiento a nada. Hace rato que el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise cayó en el olvido.
El caso es que Joseph Félix Badio, ex funcionario del Ministerio de Justicia haitiano buscado por su involucramiento en los hechos, habló varias veces con el actual primer ministro Ariel Henry poco antes de que Moise fuera ejecutado. Pero además, ambas personas (no son personajes: no estamos en el teatro) siguieron en contacto después de muerto el mandatario. Buscado por la policía, Badio fue incluso a visitar a Henry.
Resulta que el crimen fue financiado, entre otros, por Rodolphe Jaar, empresario y narcotraficante. haitiano de origen palestino. Jaar y Badio se conocían muy bien, y el segundo le aseguró al primero que Henry, palabras más, palabras menos, serviría de buena tapadera. Jaar asegura que Henry ayudó a Badio a escapar. A Henry se le pidieron explicaciones: muy fácil, despidió a quienes se las pidieron. Jaar, dicho sea de paso, implicó al jefe de policía Frantz Elbé.
Badio dijo que se unió al plan porque le aseguraron que contaba con el respaldo de Estados Unidos. Un antiguo comando colombiano , Mario Palacios, ya había sido acusado en los mismos Estados Unidos de conspirar para matar a Moise.. Jaar recibió una llamada de uno de los mercenarios colombianos poco después de la muerte de Moise: "la rata ha caído".
El juez haitiano Gary Orélien incriminó a Henry como uno de los autores intelectuales de la muerte de Moise, y una parte del pueblo haitiano ya ha pedido la salida de Henry. El hecho es que Estados Unidos debe saber mucho, sobre todo que en su territorio han estado declarando varios de los implicados. Sin embargo, es probable que se privilegie la estabilidad de Haití: no volver sobre el tema de la lista de oligarcas haitianos involucrados en el narcotráfico, lista que le fue robada a Moise, y tomarse todo el tiempo de organizar elecciones, mientras el país sigue pudriéndose gravemente, para priorizar las conveniencias geopolíticas obvias. Para quien quiera averiguarlo, fueron los Demócratas, con la familia Clinton y su Fundación a la cabeza, que se las ingeniaron para lucrar con las tragedias políticas y naturales del país caribeño. Tal vez quepa saber que lucrar con un problema no significa resolverlo, al menos no en la cabeza de un capitalista. Situaciones como ésta, lucrar mientras se siembra el caos, son propias de los campeones del capitalismo o, más aún, del gran campeón estadounidense. ¿Qué ocurre a cada problema internacional? Una jauría se lanza a buscar su parte de ganancia para dejarlo todo tirado después. Ni modo, por ahora no se puede más que seguirle el ritmo al nefasto ex presidente haitiano Michel Martelly (da click en el botón de reproducción):