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jueves, 24 de marzo de 2022

PARA HOLLYWOOD

 Desde antes de que el presidente estadounidense Joseph Biden fuera electo, se sabía que su hijo Hunter estaba envuelto en negocios turbios en Ucrania. Lo supo la Agencia Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) y prefirió tapar el asunto, a sabiendas de que podía ser un escándalo que afectara la campaña del actual mandatario. Esto quiere decir que, a ciertos niveles, Estados Unidos está lejos de ser el paraíso de la justicia que muchos creen.

      Hunter Biden era consultor de la empresa de gas Burisma Holdings, y siendo vicepresidente estadounidense, Joseph Biden amenazó con cancelar un paquete de ayuda para los ucranianos si se persistía en investigar al hijo.  Pero el asunto se complica. El oligarca ucraniano de Dniepropetrovsk, Igor Kholomoiski, tenía cierto "control de intereses" en Burisma Holdings. Kholomoiski, ex gobernador de la ciudad ucraniana citada, tuvo el suficiente dinero para financiar milicias neonazis. Puede ser que los caminos de Hunter Biden y Kholomoiski simplemente se hayan cruzado, sin mayor relevancia, pero ninguno de los dos estaba en negocios limpios. Ambos fueron denunciados por el periódico más antiguo de Estados Unidos, The New York Post. Antes de que Joseph Biden llegara a la presidencia, las noticias no muy buenas sobre las andanzas de Hunter Biden fueron censuradas en Twitter y Facebook. Dicho sea de paso, Kholomoiski lavaba el dinero de Burisma en Estados Unidos. La muy oportuna administración Biden, a través del secretario de Estado, Antony Blinken, terminó poniendo en una lista negra al oligarca, que no puede entrar a Estados Unidos. Es una buena medida para hacer olvidar lo turbio de la empresa en la cual Hunter Biden cobraba más de 50 mil dólares al mes. Hunter Biden aprovechó para introducir a su padre a un mundo que conoció bien entre 2014 y 2019: el de los oligarcas ucranianos.

      Digamos que hay circunstancias que propician ciertos cruces de caminos. La televisión en la que trabajaba el actual presidente ucraniano, Volodimir Zelenski (TV 1+1), cómico de profesión, estaba en manos de Kholomoiski. ¿Zelenski nunca se dió cuenta de nada?¿Hunter Biden tampoco? Kholomoiski pagó 10 millones de dólares para la milicia neonazi Dnipró, para la  Aidar, recientemente derrotada por las tropas rusas, y los grupos Azov, Donbás, Dniepr 1 y Dniepr 2.

      Hay más, puesto que oligarcas ucranianos pudieron poner dinero para la campaña de Biden contra Donald J. Trump, quien andaba tras la pista de estos negocios turbios. Hunter Biden parece haber ido más lejos: Financió 30 laboratorios biológicos del Pentágono en Ucrania, a través del fondo de inversión Rosemont Seneca. Estados Unidos tiene 336 laboratorios biológicos en 30 países del mundo. Se sabe que en Ucrania estaban experimentando con coronavirus de murciélago, tema sobre el cual, lógicamente, China ha pedido explicaciones que difícilmente recibirá. En estos negocios se involucraron el magnate húngaro-estadounidense George Soros, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Centro estadounidense para Control y Previsión de Enfermedades. A partir de estos laboratorios se exportaron miles de muestras fuera de Ucrania. El traslado de patógenos puede crear epidemias.

     Desde luego, a la población occidental no le incomoda demasiado estar en manos de criminales, como no le importa defender a uno de los países más corruptos del mundo: Ucrania (lugar 122 de 180 países enlistados) Lo curioso es que los occidentales no pueden ponerse al tanto de lo que dice la prensa estadounidense, puesto que fue en gran parte en ésta que le sacaron a Hunter Biden los trapitos al sol. No queda claro cuál es la gracia de promover la venta masiva de un libro del hijo de Joseph Biden intitulado  Cosas bonitas: tal vez se refiera a la pornografía y la pederastia que también le han sido encontradas al hijo del mandatario estadounidense.

     Para rematar, un portal de UnoTv en México reprodujo en estos días unas palabras del brillante Sergio Sarmiento con un encabezado todavía más brillante: "Cómo la propaganda ayuda a Putin a invadir Rusia" (sic).. Hunter y Joseph: dos tipos de cuidado.



      

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