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viernes, 11 de marzo de 2022

UCRANIA: DOS O TRES COSAS QUE SÉ DE ELLA

 Hay historias que se repiten, pero que se olvidan. Más de un militar pero también de un gobernante moderado ha sido desalojado del gobierno por simplemente decirle que "no" a Estados Unidos. Así por ejemplo, no hay que olvidar que el panameño Manuel Antonio Noriega se granjeó la enemistad del imperio por decirle que "no" a un funcionario estadounidense para colaborar en una eventual invasión a Nicaragua.

       Estados Unidos nunca consideró la ley de la indivisibilidad de la seguridad europea. Luego de ser electo legal y legítimamente presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich fue llamado a la Casa Blanca estadounidense. El presidente estadounidense Barack Obama le propuso a Yanukovich hacer entrar a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), algo ilegal, puesto que la Constitución de Ucrania declaraba la neutralidad del país. Yanukovich le dijo que "no" a Obama. Esto fue en el año 2010, y ya para el 2011 comenzó la campaña de desestabilización contra el entonces presidente ucraniano. Nadie se atreverá nunca a decirle nada a Obama. Antes de lo sucedido en el 2014 en el llamado "Euromaidán" de Kíev, capital ucraniana, ahora se sabe que desde junio de 2013 Obama tenía planes para quedarse con Crimea y, lo más importante, la flota rusa del Mar Negro y sus bases navales. Se trataba de una provocación mayúscula, tratándose de una base rusa. Obama quería ni más ni menos que el lugar se convirtiera en una base naval estadounidense. Se puede estar seguro de que esta información no se divulgará ni causará el menor reproche a Obama.

      Que el "Euromaidán" de 2014 fue una trampa es algo que dijo el ministro de Exteriores de un país Báltico: fueron francotiradores del gobierno por llegar que armaron una provovación disparándole a la vez a la policía y a la multitud. El destierro de Yanukovich nunca fue legal. Fue entonces cuando los neonazis se hicieron del poder en Kíev. Nadie condenó al nuevo gobierno ucraniano ni su forma ilícita de hacerse del lugar. Todo lo anterior indica que no hubo quien estuviera dispuesto a enfrentarse al imperio así cometiera ilegalidades graves a las puertas de la Federación Rusa. Si bien es cierto que no es legal la entrada de tropas rusas actualmente a Ucrania, es algo que se puede señalar, pero no cabe  indignarse mayormente si no se dice nada de lo demás.

      Pocos días antes de esta entrada de tropas rusas, Ucrania había decidido lanzar una ofensiva en marzo contra el Donbás, contra los Acuerdos de Minsk II que Kíev nunca cumplió. Tampoco nadie obligó a los ucranianos a cumplir. En esta situación, como en la de Crimea (que no digan los occidentales que no podían saber: lo documentó Oliver Stone), lo único que hizo Rusia es adelantarse a dos maniobras ilegales de Occidente y Ucrania. El mismo Obama presionó por una rápida "conquista" del Donbás con apoyo de la fuerza aérea ucraniana: ésto causó una destrucción masiva de la región, que sin embargo no se rindió.

      Hay elementos para saber no sólo que las fuerzas armadas ucranianas ya estaban respondiendo a la OTAN, sino que Ucrania llegó a ver la posibilidad de dotarse del arma nuclear, aprovechando por lo demás la existencia local de ricos yacimientos de uranio y la infraestructura heredada de la Unión Soviética. No es todo, y no es extraño: con apoyo de Estados Unidos, que siempre que ha podido lo ha hecho, Ucrania estuvo desarrollando biolabotarios en Ucrania, algo reconocido por la actual funcionaria estadounidense Victoria Nuland. Es algo prohibido, al igual que lo anterior, más siendo Ucrania signatario del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.

      Todo lo anterior no se divulgó ni importó porque no era un secreto que iba dirigido contra los intereses rusos, y se creyó que Rusia se posicionaría hasta el infinito como el "país débil" del asunto. Lo demás, sobra: el mandatario ruso actuó como estadista, verdadero jefe de Estado, al tomar la responsabilidad por la existencia del Estado ruso, que contra lo que creen muchos líderes occidentales y los japonesitos tiene todo el derecho del mundo de existir.

      Por la manera en que ha venido actuando y sigue haciéndolo, Occidente le está apostando a la "yugoslavización" de Ucrania, partiendo del Oeste de este país, y con medidas tan irresponsables como la de dar armas a lo loco a civiles, además de usarlos de "escudos humanos", o la de liberar a los presos comunes para que combatan contra los rusos. Pese a que con frecuencia no es de lo más agradable que digamos, hay algo loable en parte de la población ucraniana y que responde bien a la manera de ser del ucraniano "de a pié": la organización para evacuar civiles, en su mayoría, para quienes no están enterados, hacia Rusia, pese a los bloqueos de los neonazis.

     Es una pena: en Occidente seguirán reaccionando sobre imágenes de montaje y griterío, creyendo en guiones ya conocidos hasta el cansancio y viviendo, después de todo, en la mentira y la mala conciencia convertida en indignación moral. Se creyó que se le haría pasar a Putin el "metabolismo perfecto" que se le trata de hacer pasar a la población occidental: hacer pasar el excremento propio por la boca del otro, con perdón del lector. Pero efectivamente, en gustos se rompen géneros. Desde Ucrania y en ruso, otra vez Ani Lorak (da click en el botón de reproducción).



   

    

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