Las posibilidades no son muchas. O la gente que está en altos cargos, desde organismos internacionales hasta El Vaticano, se basa para tomar decisiones y hacer declaraciones en reportes o informes de personas que no están preparadas para hacerse de un criterio propio, y que por lo mismo no le transmiten forzosamente la verdad al "jefe"; o el asunto es que no importa mucho tener criterio y libertad de pensamiento, sino sumarse a la "manada", por interés, conveniencia y hasta comodidad. Se está ante la incompetencia y el cinismo, o ante una mezcla bastante fuerte de ambas cosas, que pareciera ser lo que tiende a predominar en los medios de comunicación masiva occidentales y en lo que se supone es la "opinión pública". En el caso del aparentemente inocuo Papa Francisco, ya van varias veces que se muestra indignado y pega de gritos sobre el tema de Ucrania a partir de falsedades. El último espectáculo consistió en besar una bandera ucraniana procedente de Bucha, donde supuestamente las tropas rusas habrían matado a civiles.
Lo llamativo es que gracias a la manera que tienen los medios de tratar las cosas, no hay forma de aprender de la experiencia. Durante la guerra de Yugoslavia hubo reiterados montajes, como los de ataques a civiles en mercados de Sarajevo atribuidos a serbio-bosnios; Estados Unidos optó por atacar Irak en 2003 sobre la base de un puro montaje, al no existir en ese país armas de destrucción masiva; también era montajes las imágenes de la población de Guta, en Siria, supuestamente víctima de un ataque químico. Ejemplos no faltan.
Las tropas rusas salieron de la ciudad de Bucha, no muy lejos de Kíev, capital ucraniana, el 30 de marzo. El primero de abril, la policía nacional ucraniana publicó un anuncio en el que informó que se dirigía a Bucha "para liquidar a los colaboracionistas", porque da la casualidad que la población local se había llevado bien con los rusos. Hay pruebas de video de la represalia ucraniana. En Mariúpol no sucedió otra cosa: los ucronazis le dispararon a la población civil simpatizante de los rusos o simplemente neutral, que podía reconocerse por un brazalete blanco. Los muertos de Bucha llevan brazaletes blancos, pero además algunos llevan bolsas verdes de ayuda alimentaria proporcionada por las tropas rusas.
En Estados Unidos se tiene el testimonio de un periodista mexicano que sabe lo que ocurrió. Nadie se ha apresurado a difundirlo. El periodista dijo que la sangre estaba fresca y que los muertos tenían poco de haber sido ejecutados. Hay manera de abundar en este sentido. Según las imágenes satelitales mostradas en Occidente, los cuerpos llevaban ahí unas tres semanas, desafiando las leyes de la biología, puesto que no se descompusieron, ni fueron atacados por buitres o ratas (tal vez nada de ésto existe en Ucrania). The New York Times situó los cadáveres de la calle Yablonska de Bucha entre el 9 y el 11 de marzo. Desde entonces, no hubo un solo día por debajo de seis grados en la ciudad, de tal modo que los cadáveres debieron haberse descompuesto. Así las cosas, el UK's Daily Mail prefirió mover la fecha de las imágenes satelitales al 19 de marzo. Durante el tiempo de incursión de las tropas rusas llegó a llover. Sin embargo, las bolsas verdes y otros objetos con los cadáveres no se ven afectados por ningún mal tiempo.
Un asunto bastante significativo es que el alcalde de Bucha, Anatoli Fedorchuk, al parecer no se percató de nada de nada: apenas se fueron los rusos salió en video para decir que todo andaba bien.
¿Por cierto, quién torturó a las víctimas?¿El teniente coronel buriato?
A estas alturas, un occidental promedio ya debiera haberse aprendido algo sobre el montaje, que es muy fácil de conseguir en las condiciones técnicas actuales de los medios de comunicación masiva. En cuanto a las grabaciones de tropas rusas hechas por los servicios secretos alemanes, no indican mayor cosa.
Ya debiera quedar claro también a qué se dedica el presidente ucraniano Volodímir Zelenski:(foto) a relanzar sistemáticamente el pleito, cada vez que hay asomo de arreglo, a dar órdenes a cuanto parlamento se deje, en medio de ovaciones a cual más estrenduosa, y a conseguir desatar nuevas oleadas de sanciones contra la Federación Rusa, que es lo que le interesa a Estados Unidos, que tiene todo el guión ensayado: el presidente ruso, Vladimir Putin, es el nuevo "carnicero", el "criminal de guerra" que debería ir al Tribunal Penal Internacional de La Haya, que "no puede seguir en el poder" y temas por el estilo que tienen como fin dividir a los rusos y crear las condiciones de algún cambio "de colores" o algo así. Los occidentales debieran inquietarse de estar en manos de gente inepta, cínica o, peor, ambas cosas: es la gente que los está dizque gobernando. Al menos que la dizque opinión pública no tenga inconveniente en ponerse también a la total incompetencia y al "¿y qué?" cínico. ¿No pasa nada, verdad?
Gran comediante para asuntos trágicos: