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domingo, 18 de septiembre de 2022

MÉXICO SIN FORTUNA

 Como la maldad existe, hay gente que se regodea en la creencia de "ser alguien" por haberle "quebrado" la vida a otro, negándosela. Estoy vivo porque otro está muerto, entiéndase que en vez de mí.

     Las declaraciones no se difundieron mucho, pero el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sin duda tuvo razón al decir recientemente que en el aparato de justicia todavía hay mucho burocratismo y, es más, gente sin voluntad de hacer justicia, lo que implica que no esté la ley para el hombre y la mujer, sino al revés, que el hombre y la mujer están para la ley. Venía al caso porque que hasta los jueces ignoran lo que hay en los expedientes. Israel Vallarta, falsamente acusado de "secuestrador" y torturado, no ha podido alcanzar la libertad, y su caso salió recientemente del olvido por un documental de Netflix.

      Lo dicho sobre el aparato de justicia quiere decir que hay formas de corrupción que no se han acabado. Se suma la inoperancia. La primera secretaria de Gobernación de López Obrador, Olga Sánchez Cordero, declaró sobre el caso de Vallarta que tenía "dos acusaciones penales más por secuestro", lo que era una falsedad, y en ese entonces la Secretaría propuso promover para un caso un incidente de desvanecimiento de datos, sin garantías de nada. La "Justicia" puede armar 14 tomos de contradicciones flagrantes sin ser juzgada: para deshacer el "enredo", suponiendo que lo sea, hay que seguir con procedimientos legales, sin que intervenga la ética. Era falso que Vallarta tuviera otros dos casos pendientes: Sánchez Cordero no supo lo que declaraba, tal vez de la misma manera en que más de un juez no sepa lo que hay en los expedientes. El siguiente secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, declaró algo similar: Vallarta tendría un caso más. El funcionario no sabía lo que estaba diciendo y quedó demostrado entre otras personas por la excelente periodista Emmanuelle Steels. El caso de Vallarta fue a dar a la inútil Fiscalía de Alejandro Gertz Manero, a ver si la instancia se desiste de las acusaciones -en el caso de que la carpeta salga de reserva. Está permitido para la Justicia fabricar culpables, y con impunidad, es decir, tener autoridades criminales: lo que no está permitido, de nueva cuenta, es que "la acción de la Justicia" se desvanezca por sus contradicciones, de tal modo que hay que seguir "tramitando" un derecho a la verdad que no importa demasiado. Si importara, Sánchez Cordero y López Hernández no habrían declarado con absoluta tranquilidad sobre los supuestos "faltantes" de Israel Vallarta. Así queda en evidencia que el entorno lópezobradorista se habrá caracterizado casi siempre por la ineptitud. A la larga, el mismo López Obrador cae en la trampa: no está al tanto sino de lo que "le dicen", como seguramente "les dijeron" a Sánchez Cordero y López Hernández sin que jamás averiguaran con detenimiento. En el mismo estado se encuentra el caso de Brenda Quevedo Cruz, fabricación de Isabel Miranda de Wallace, pese a una recomendación de liberación de Naciones Unidas (y al igual que otros presos por el montaje del "secuestro" y "asesinato" de Hugo León Miranda).

     En efecto, no es sólo arriba, sino también en las estructuras intermedias que había que actuar. En estas estructuras anida el arribismo dispuesto a lo que sea con tal de hacerse de riqueza y poder. El craso error consiste en creer, a partir de un régimen muy presidencialista, que el tema es López Obrador, cuando no lo es, salvo que de lo que se trate sea de linchar para deshacerse de toda responsabilidad y quedar "limpio" luego de ensuciar al otro, dando a entender que quien lo hace está "limpio" porque puede permitirse la cerdada.

     En las pasadas fiestas patrias, la señora (Beatriz Gutiérrez Muller) tuiteó que al fin vive en el México con el que soñó. Al parecer, soñó con un país repleto de problemas, sin proyecto como nación, con malos hábitos de poder y de riqueza heredados intactos, completa y penosamente dependiente de Estados Unidos, con un gobierno inepto, una oposición destructiva y sin programa de nada, con estructuras intermedias corruptas, sin justicia y adicto a medios de comunicación masiva que necesitan de Netflix y de Jorge Volpi (con un mérito muy menor a Steels) para percatarse de lo que de otro modo no averiguan, salvo para repetir al unísono "la francesa". Tal vez quede el pobre consuelo de traerse a José Mujica, ex presidente de Uruguay, para que alardee su "filosofía de vida" (¿es diferenciable de Paulo Coelho?) y a un Evo Morales que se intenta reducir a la condición del primer jefe sioux en llegar tan alto. No es nada más asunto de incultura: es que para gobernar hay que trabajar y no pasarse el tiempo viajando, colgado de las redes sociales y asistiendo a protocolos de lo uno y lo otro. Esto NO es trabajo y NO es gobierno, por lo que México es, efectivamente, no una realidad, sino lo que la señora vio en sueños. Al parecer no se despertó en la noche gritando: "!Dios mío!!Un Estado fallido!"./Sin fortuna, tal vez (da click en el botón de reproducción).

     Por cierto: el día del montaje contra Vallarta y "la francesa", el mismo montaje se ensayó dos veces y Carlos Loret de Mola le ordenó al reportero Pablo Reinah golpear a Vallarta. No se difundirá el hecho, como tampoco el de los privilegios judiciales para Loret, hasta donde los jueces responden a los medios y no a su propia conciencia.





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FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...