El gobierno venezolano qque encabeza Nicolás Maduro ha venido tomando algunas medidas lesivas contra los trabajadores, sin hacer en cambio nada contra los privilegios de los viejos y nuevos capitalistas, la llamada "boliburguesía".
Es en este marco que el Partido Comunista de Venezuela (PCV) se movilizó en defensa de los trabajadores, con cierto éxito, y contra privatizaciones de empresas. En este contexto, el vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el capitán retirado y muy "boliburgués" Diosdado Cabello, consideró necesario hacer gala de su anticomunismo y arremeter, además, contra Oscar Figuera, líder del PCV. Pese a que este partido comunista no es contrario al gobierno ni al chavismo, no es la primera vez que hay roces, y el oficialismo ya se ha dado en ocasiones anteriores el lujo de robarle elecciones al PCV. Lo que pareciera querer el oficialismo venezolano es un pueblo contento con dádivas, pero no capaz de organizarse en defensa de sus propios intereses. Esto está ocurriendo con más de un gobierno progresista de América Latina.
Cabello afirmó ni más ni menos que el PCV "tiene el discurso del imperialismo" y trató de dividir al liderazgo de la base. De inmediato, el dirigente del PSUV llamó a "la unidad", pero no queda claro en qué defender los intereses de los trabajadores cuando un gobierno que de "socialista" sólo tiene el nombre los pone en entredicho significa compartir con la élite gobernante estadounidense. Más bien podría decirse que algunos países, como Cuba o China, podrían poner un poco más de atención al tipo de aliados que escogen. La "unidad" no puede ser el sempiterno pretexto para no tratar con las diferencias internas, sobre todo cuando, como lo ha señalado el PCV, la desigualdad se ahonda entre los sacrificios pedidos a los trabajadores y los lujos de un puñado de advenedizos.
El gobierno venezolano, pese a lo hecho, no ha sido objeto de críticas y, por su parte, los hay que creen que están ante alguna clase de "demonio bolivariano" que es la tipificación de todo mal. Hace un buen rato que no se sabe con verdadera exactitud de lo que ocurre en Venezuela, pero lo llevado a cabo por Cabello sólo muestra que no hay mayor "radicalismo". Algo pudieran decir los Premios Libertador al respecto, pero no hay nada. Lo que ocurre en Venezuela es algo complicado por lo que implica de división de la izquierda, y también por la manera de trepar a la sombra de una ideología para enriquecerse, de una manera bastante descarada, golpeando a la par a quienes se toman en serio el proceso. Los tiempos de Hugo Chávez, que no tenía por lo demás mayor claridad ideológica, han quedado atrás. No hay mayor razón para agitar el fantasma de lo que no existe. Y tal vez no sea tan nuevo que más de uno que se pretende de izquierda sea un feroz anticomunista. Después de todo, algo de ésto hay desde siempre también en la Revolución Cubana, o al menos entre algunos de sus adalides. Algo de la antigua Venezuela (da click en el botón de reproducción).