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jueves, 26 de enero de 2023

¿QUO VADIS?

Cuba , Venezuela y Nicaragua son los tres "patitos feos" de América Latina. Si acaso, parte del progresismo le reconoce trayectoria a Cuba, pero Venezuela es el "espantajo" preferido y Nicaragua es un país castigado en el rincón por todos. En realidad, son tres realidades distintas, y la que va mejor es, desde más de un punto de vista, la nicaraguense. Venezuela abandonó el "socialismo del siglo XXI", y Cuba tiene un socialismo de Estado en fuertes dificultades.

     Es curioso que estos países sean de los amigos preferidos de Rusia en América Latina. Resulta extraño porque la Federación Rusa no es socialista, a diferencia de Cuba y Nicaragua. Recientemente, sucedió algo un poco inaudito, y para regocijo de los "demócratas liberales". Rusia acordó con Cuba asesorarla en cuestiones de apertura al mercado. Hay que tomar en cuenta que la palabra "oligarquía" tal vez no diga mucho sobre la actualidad económica rusa, ya que se busca crear un empresariado nacional. Los oligarcas saqueadores, como Boris Berezovski o Mijaíl Jodorkovski, han sido castigados. Al mismo tiempo, en lo que parece ser un "capitalismo de Estado", los funcionarios públicos no están excluídos de formas de corrupción en connivencia con el sector privado, pero no se trata de una "mafia". Paradójicamente, como en Cuba, el funcionariado vela por un fuerte monopolio político en condiciones de acoso externo.

     Es así que al líder cubano, Miguel Díaz-Canel, Rusia le puso en bandeja de plata la asesoría del Instituto ruso Stolypin. Piotr Stolypin, funcionario del zar, es muy bien visto actualmente en Rusia al haber sido, antes de la Revolución de Octubre, el propulsor de una "modernización capitalista" que pasó por un esbozo de reforma agraria. Stolypin (1906-1911 como alto funcionario) fue partidario de reformas económicas sin tocar en nada el conservadurismo zarista, que era autócrata, y, para más señas, ha sido considerado una personalidad de mucha relevancia por el fallecido escritor Alexander Solzhenitsyn., admirado por el actual gobierno ruso. Tal pareciera que la idea es crear un capitalismo nacional "de gran potencia". 

     El acuerdo con Cuba tuvo lugar a través de Boris Titov, líder del Partido del Crecimiento (!),  comisionado ruso para los Derechos de los Empresarios (!). Se establecerá un Centro de Transformación Económica que preparará cambios en Cuba. Titov es uno de los principales asesores del presidente ruso, Vladimir Putin, quien tiene las nociones más contradictorias del pasado socialista y más de una creencia que agradaría a los llamados "neoliberales". A su vez, se veía venir: Díaz-Canel es un tecnócrata envuelto en frases (de Fidel y Martí), escogido para llevar a cabo reformas complicadas.

     Es probable que una buena dosis de capitalismo no le haga mal a Cuba, pese al peligro de que una parte de la población, con tal de enriquecerse, esté dispuesta a liquidar el socialismo. Este no está renido con la propiedad personal y ciertas formas de propiedad privada. El desafío está, como lo indicara en su momento Raúl Castro, en el nido de "proestadounidenses" que encierran los marginales -los hay en Cuba-, los intelectuales (pese a estar envueltos también en frases de Fidel y Martí) y los llamados "cuentapropistas". Hay que recordar una vieja advertencia del canciller hecho a un lado, Felipe Pérez Roque: en Cuba difícilmente puede haber algo así como "burguesía nacional". Si la apuesta es arriesgada, cabe recordar que el socialismo de Estado debiera tener un carácter transitorio, para llegar a la propiedad social, pero no se puede "soltar el Estado" en condiciones de cerco. El reto está en permitir la iniciativa privada paliando sus efectos potencialmente contrarios a la igualdad básica. No es seguro que no se trate de la cuadratura del círculo en Cuba o en Venezuela, aunque no lo es en Nicaragua, que ha logrado una buena diversificación de la propiedad (y no es el feudo privado de la familia Chamorro, así Ortega y señora les parezcan a muchos unos advenedizos).

      El Instituto Stolypin es de lo más "neoliberal", y hasta el momento es difícil evaluar si Rusia puede ser un país capitalista "de gran potencia", cuando gran parte de la gente se la pasa mal, aunque no como en Cuba, donde los hábitos de trabajo no son los mismos. Algunos empresarios rusos, como el del aluminio, Oleg Deripaska, han estado incursionando en otros países socialistas, como Vietnam, que demostró durante la crisis sanitaria de la Covid-19 una muy buena disciplina, al mismo tiempo que hay una importante apertura al mercado. 

     Si hay quienes dicen que "otro mundo es posible", países ex socialistas o todavía socialistas parecen pensar que "otro capitalismo es posible", si es de Estado, o lo que algunos analistas llaman "capitalismo político". Tal vez sea cuestión de no pasarse de la dosis, y no parece fácil, según lo muestra a su manera Rusia. Si Nicaragua, Vietnam o China tienen algo más de logros, debe considerarse que no tienen encima una presión tan fuerte como otros, aunque la haya en Nicaragua: las condiciones para "aflojar el Estado" son mejores, si no se olvida que debe arribarse a la mayor diversificación posible de la propiedad y una fuerte base de propiedad no estatal, sino social, como la que tiene Nicaragua. Otra cosa es pasar "en bruto" del "todo Estado" al "todo privado": fueron los años '90 en Rusia y la bancarrota garantizada, por lo que Cuba no puede hacer algo parecido. Se trata más bien de conseguir un mejor desarrollo, pero sin la meta de "alcanzar" a Occidente, y aquí apenas hay algo escrito. Que Titov haga una que otra prueba en el trópico (aunque con música dominicana: da click en el botón de reproducción).



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