En buena medida, más de un organismo internacional y más de un gobierno que le hace caso están operando en el vacío, a partir de la "modelización matemática", que es convertida en "predicción sobre el futuro", pero que no es capaz de detectar tendencias de la realidad en juego, ya que ésto supone una capacidad de conceptualización que no está a la orden del día. Lo que espera dicha "modelización" es, para decirlo como un viejo anuncio publicitario mexicano, que cada ser humano se convierta en estadística.
Ocurre así, por ejemplo, con el cambio climático: rara vez se admite que no es atribuible a una sola causa, que pudiera no ser la más importante, y que no hay acuerdo científico sobre el tema.
De hecho, en mucho de la crisis sanitaria de la Covid-19 tampoco hay la "evidencia" que se presume. Neil Ferguson es un "científico británico" dedicado a la modelización matemática. En 2002, con sus "métodos", Ferguson predijo que 50 mil personas morirían del mal de las "vacas locas", pero el total de fallecimientos llegó a 117 seres humanos. Ferguson fue condecorado con la Orden del Imperio Británico luego de haber aumentado el pronóstico de muertes a 150 mil personas -nunca ocurrió- y llevado al sacrificio de 11 millones de cabezas de ganado.
Cuando surgió la gripe aviar, Ferguson volvió a las andadas y predijo 150 millones de muertes, gracias a su computación, sólo que los fallecimientos llegaron a 282 personas. En el año 2009, las predicciones de Ferguson fueron utilizadas por el gobierno británico para prevenir la gripe porcina, que estaba destinada a causar 65 mil muertes. Tuvieron lugar 457 decesos. Ferguson se convirtió en alto funcionario del Imperial College británico y en un gran "experto global" en enfermedades infecciosas, pese a sus fallas reiteradas basadas en la "modelización".
Para el año 2019, Ferguson se estaba dedicando a su "modelización" en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Predijo al poco tiempo 500 mil muertes por Covid-19 en Gran Bretaña y dos millones en Estados Unidos. Desde luego, se equivocó, y por mucho. Por cierto, se negó a revelar el código que estaba usando para sus "modelizaciones". Ferguson logró una generosa donación de Bill Gates para el Imperial College. En los dos casos anglosajones, las muertes fueron por lo menos de la mitad.
Estas "modelizaciones" se han sintetizado en las llamadas "técnicas Monte Carlo", puesto que se consideran útiles...en los casinos. Son las mismas que se utilizan para "predecir el clima" y el "calentamiento global". El "análisis" Monte Carlo ha sido denunciado como un fraude por distintos científicos.
La misma "modelización" se utiliza en economía. La mala fama de los economistas para predecir es tan proverbial como la de los meteorólogos, o más. No hubo economistas que vieran venir la Gran Recesión de 2008, y, a decir verdad, no los hay actualmente que puedan predecir con certeza lo que ocurrirá en los años venideros. Es normal: hay distintas tendencias en juego, y también contratendencias, por lo que mucho dependerá de decisiones humanas acertadas o desacertadas, pero ni con "modelizaciones" existen las bolas de cristal. Tampoco sirven de mucho las "predicciones" sobre el gran futuro mulyipolar que suelen hacer los "expertos" rusos cercanos al mandatario Vladimir Putin o a dizque expertos en "inteligencia conceptual" como Daniel Estulin, que se dedica a fallar en sus pronósticos.
Antes no era así, a falta de cibernética, de crecimiento poblacional -aunque éste ya se ha estabilizado luego de que el planeta llegara a los ocho mil millones de habitantes- y de la manía, inaugurada en los años '70 por el Club de Roma, de mantener a la gente atenta a tal o cual apocalipsis. No está de más recordar que a raíz del inicio del conflicto militar en Ucrania se predijeron terribles hambrunas, por ejemplo, que no han tenido lugar.
En general, los ejercicios enumerados no pasan de ser éso: ejercicios. El problema, como lo demuestra el caso de Ferguson o la manera en que se quiere encarar el cambio climático, es que las "modelizaciones de casino" (o de Bolsa) se convierten en instrumentos para guiar más de una política gubernamental, pero, además, para llevar a la gente a la parálisis por miedo y a la adaptación a lo que sea. Se olvida que la tecnología es a la vez un remedio y un veneno. No hay que ser muy ducho para percatarse de cómo se envenena hoy a la gente creando un sempiterno clima de inseguridad que sirve para distintos fines: para paralizar a partir del miedo, desde luego, pero también para entretener la atención de tal modo que ésta no se vuelque sobre la imposibilidad del sistema capitalista para resolver grandes problemas sociales. Lo curioso está en cómo se venden dos ideas al mismo tiempo: la de un apocalipsis tras otro y, al mismo tiempo, la de la necesidad creciente de control y más control, que es aceptado para "salvarse". No está mal, para quien guste comprarse el paquete completo, aunque se trate de un uso erróneo de las capacidades tecnológicas, al someter a segmentos enteros de la población. !Buen viaje! (da click en el botón de reproducción).